La nada en el todo

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Spice!
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Nos convertimos en el anhelo del amor
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...

Sentada en el suelo, sin importarme mucho el manchar mi vestido azul sin hombros, repasé por quinta vez la partitura, imaginando un teclado de aire bajo mis manos, intentando ser ajena al bullicio en el backstage donde algunos profesores terminaban de hacer los últimos retoques y se aseguraban de que todo funcionara correctamente en la ceremonia de graduación, de cuya apertura nos encargaríamos Miku, Anon y yo. 

A media hora de comenzar, ya había visto tras el telón de terciopelo a la mayoría de alumnos en las primeras filas y otra cantidad de personas que seguían llenando el auditorio de nuestro instituto, con sus voces inundando el ambiente. Incluso había reconocido a Galaco y tía Lily entrar mientras charlaban animadamente con una mujer más. Tuve que alejarme de ahí cuando sentí de nuevo los nervios inquitos en mi estómago y cómo mi corazón bombeaba con tanta fuerza que temí por un segundo que fuera a salir de mi pecho. Estaba nerviosa, realmente nerviosa. 

Pero no había llegado hasta ahí para nada. Era la primera vez que me exhibía ante el público, la primera vez que compartiría una creación propia. Debía de estar orgullosa y segura, debía de confiar en mí, lograría emocionarlos. 

— ¡Rin! —Alcé la vista de las partituras cuando oí esa masculina voz llamarme y vi a Kamui sensei caminar hacia mí sonriente, con sus manos resguardadas en los bolsillos de su pantalón. También sonreír y me levanté, recogiendo mi composición antes de sacudir la parte trasera de mi vestido—. Vaya, mírate, estás preciosa. —Me halagó y yo amplié mi sonrisa, sonrojándome ligeramente. 

— Dale las gracias a Aiko, ella ha sido quién me ha puesto tan guapa. Me rizó y recogió el cabello además de maquillarme un poco, toda una odisea. —Me sinceré y el soltó una pequeña risa.

— ¿Estás nerviosa? 

Respiré profundamente y desvié momentáneamente la mirada. 

— Un poco. —Carraspeé, cruzando mis piernas. Pero al tornar mi mirada hacia él y ver cómo arqueaba una ceja sin estar convencido de mi respuesta, suspiré—. Vale, estoy muy nerviosa y tengo miedo de cagarla y mandar todo nuestro esfuerzo al retrete.

— ¿Ves? Eso sí que me lo creo. —Puse una mueca y Kamui sensei volvió a sonreír, pero aquella vez, trasmitiéndome paz. Acercó su mano a mi rostro y pellizcó suavemente mi nariz—. Ponerse nervioso o temer es algo que todo músico, por más veterano que sea, siente cada vez que se presenta frente al público, con la gran responsabilidad de hacer llegar los sentimientos de la melodía a cada uno y defender que realmente, la música es libertad. —Me explicó, dejando caer su mano ante mi atenta mirada—. Pero pocos son capaces de controlar esa inquietud, Rin. Y estoy seguro de que tú perteneces a ese grupo. No me cansaré nunca de decir cuán increíble eres tocando. —Agrandé mis ojos, con un torrente de sentimientos golpeando mi ser. 

Sonreí, enternecienda y emocionada por esas palabras de anhelo. 

— Muchas gracias, Kamui sensei. —Me incliné hacia él, mostrando toda mi gratitud—. Ha sido un placer ser su alumna, gran parte de lo que ahora sé es gracias a usted. Va a ser extraño no volvernos a ver el año que viene. —Amplié mi sonrisa tras reincorporarme. 

— Bueno, el mundo es un pañuelo, Rin. Quizás nos encontremos dentro de un par de años y, quién sabe, a lo mejor acabarás siendo telonera en tus tiempos libres de mi futura banda. Ya sabes, no hay edad para convertirte en un Idol, ¿verdad? 

No evité reír cuando me imaginé la escena. 

— ¡Rin, Rin! —Miku interrumpió el momento y tanto Kamui sensei como yo, volteamos la vista hacia atrás, observando a mi mejor amiga llegar junto a Anon.

SPICE! | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora