SPICE! | RiLen

Indoloro dolor

Spice!
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Una vez abierto el alma, es imposible volver a cerrarla.
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...

Lancé las piedras contra aquél árbol, descargando toda la rabia en ellas. Tenía la sensación de que me faltaba el aire, mi pecho subía y baja a gran velocidad, un tornado de sentimientos asolaba mi yo, mi vista nublada y mis mandíbula tensa. Rabia, furia, molestia, dolor. ¡Joder, Luka es homófoba! ¡La chica que adoraba iba en contra de gente como yo!

Chillé, lanzando con más fuerza la última piedra, la cual rebotó y volvió golpeando el suelo hasta mis pies. Bufé, frotando mi rostro mientras caminaba en círculos. No quería llorar por ello porque sería estúpido, después de todo, la opción de que ella fuera homófoba también existía y era innegable. Y se suponía que yo me había mentalizado si se diera el caso, pero... pero seguía doliendo y mucho. ¡Mierda, qué injusto!

— Miku. —Rin me llamó y me detuve, alzando mi nublada mirada hacia ella. Se había acercado y estiró sus brazos hacia mí, con una triste sonrisa. Mis labios temblaron y me lancé a ellos, aferrándome al pecho de mi mejor amiga. Temblé, resistiendo las lágrimas—. Ya está, Miku, ya está. —Me susurró, acunándome hasta que conseguí relajar mi cuerpo y temblores.

— Sé que no hubiera tenido oportunidad aunque Luka fuera bi o homo, pero de verdad me hubiera gustado tanto intentarlo... —Confesé, entrecerrando mis ojos ante las caricias de mi amiga—. Es tan injusto y duele tanto amar a alguien que no está socialmente aceptado... —Susurré y entonces sentí tensarse el cuerpo de Rin.

— Lo sé. —Su voz sonó quebrada. Abrí mis ojos sorprendida, alejándome suavemente para observala. Su mirada clavada en el suelo y dolor en su mueca.

— ¿Rin?

Ella sacudió su cabeza, esbozando una sonrisa falsa, alzando sus ojos, cristalinos.

— Ahora mismo solo quiero emborracharme y olvidar todo.

— Rin, te ocurre algo. —Mi pregunta se formuló como una afirmación y junté mis cejas cuando ella negó frenéticamente, mordiéndose la mejilla por dentro, un tick que la delataba—. Rin... —Insistí, haciendo que ella desviara la mirada—. Vamos —sonreí con ironía—, no creo que lo tuyo sea peor que enamorarse de alguien de tu mismo gen...

— Estoy enamorada de mi hermano, Miku.

Y ahí se me detuvo el corazón. Abrí mis ojos perpleja frente a su confesión. ¿Rin enamorada de Len? No me lo podía creer. Qué asco, enserio, qué asco. Las dos éramos unas idiotas, yendo a contracorriente, saltándonos lo moralmente correcto; éramos un desastre. Ella amaba a su gemelo, pero estaba segura de que no lo quiso así, que surgió, como surgió lo mío.

Sorbí por la nariz, secando la lágrima rebelde que había atravesado mi rostro antes de tocar el hombro de mi amiga, quién volvió a alzar su mirada, extrañada, quizás porque no se esperaba mi apoyo y sí mi rechazo.

Sonreí con tristeza.

— Ni para el amor servimos, Rin.

Ella parpadeó varias veces seguidas, observándome durante segundos hasta que, finalmente, soltó una pequeña carcajada mientras sacudía su cabeza.

— Para amar no, pero espero que para las fiestas sí.

Ø

De camino a casa de Akaito, nos entretuvimos hablando de cosas sin importancia. Ella no sacó el tema de Luka ni yo el de Len, sabíamos que teníamos tiempo para hablarlo. Ahora, solo queríamos olvidar todo durante una noche.