SPICE! | RiLen

Epifanía

Spice!
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Y para mí, seremos ese cuento breve que leeré mil veces
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...

— ¿Sabes? Es estúpido que te enfades con Rin porque nos hayamos besado cuando tú te tiras a todo ser femenino que respire.

Mis palabras le dolieron como la mierda de realidad que era. Él parecía saberlo ya que se tensó más si era posible, pero nunca venía mal recordarlo. Aquél estúpido berrinche que había tenido estaba injustificado.

— Si vas a hablarme de lo que ya sé, lárgate. —Me dijo con sequedad, incapaz de alzar sus ojos del río. En sus manos rompía pequeñas y débiles ramas que se ocultaban entre la hierba.

— No pienso levantar mi culo del suelo hasta que te des cuenta de lo que haces. —Le aseguré, escuchando cómo las débiles y finas ramas se rompían—. Cuando Rin y yo quedábamos, no sabes la de veces que venía decaída, distraída y callada. Había veces en que intentaba disimular en vano hasta que no aguantó más y un día rompió a llorar como una niña pequeña. —Miré de reojo a Len, cuyo rostro se ocultaba bajo su cabello, impidiéndome ver cualquier reacción—. Era impotencia por lo que lloraba. Te vio dándote el lote con una chica después de que le hubieras dicho esa misma tarde que tenías que ir a la biblioteca a estudiar y por eso no podías quedarte ese día con ella. Nunca la vi tan triste y molesta como entonces. —Callé porque oí de nuevo un último crack y esperé con paciencia su reacción. Quería que se diera cuenta de la mierda que había hecho, que abriera los ojos y supiera que estaba destrozando al ser más increíble que llegaría a conocer jamás.

— ¿Conoces esa obsesión de proteger a toda cosa lo que más quieres? —Preguntó alzando la cabeza y dirigió su rostro hacia mí, con sus ojos oscurecidos y una sonrisa sárcastica en su rostro—. Ocurre cuando amas locamente a alguien.

—... ¿Qué? —Parpadeé varias veces seguidas, atónito frente a sus últimos palabras. ¿Qué quería decir eso? ¿Amar en qué sentido?

— No tienes puta idea de todo lo que he tenido que pasar para borrar esa mierda de sentimiento, el dolor que he tenido que ocultar. —Sacudió su cabeza, negando, mientras ampliaba aquella entristecida sonrisa. Yo no podía salir de mi asombro al estar pensando en lo peor, apenas seguía el ritmo de sus palabras—. Debía alejarla de mí, que me odiara, que no quisiera verme más. Pero —soltó una pequeña risa— es tan imposible como robar el cielo. Cada vez que quería alejarla de mí ella se acercaba, tan firme, tan pura y yo me perdía más y más.

— ¿De qué cojones estás hablando?

— Que fracasé como hermano. —Su expresión se endureció—. Intenté llevarla por el buen camino pero acabé arrastrándola a mi propio infierno.

¿Qué está dici...? Abrí mis ojos como platos. No, no podía ser. Len sintiendo cosas por Rin, pft, claro, ¿y qué más? ¿vacas dando batidos de sabores? Aunque que no dejara de sonreír de aquella manera pese a mi cara de circunstancias no me dejaba nada tranquilo.

— La peor decisión que tomé fue dañar a Rin por el egoísta deseo de que me olvidara, sin tener en cuenta qué sentía ella. Y me arrepiento, día tras día. Aún así —y entonces volteó a mirarme, fulminándome— ¿de qué coño vas tú dando lecciones? ¿Te recuerdo la manera sucia con la que hablabas de mi hermana?

— Ya, bueno, tenía el corazón roto y era un crío mimado, ¿vale? —Me excusé, sombrío.

— ¿Eras? —Aquella vez fui yo quién le fulminó con la mirada, reteniendo mis impulsos de patearle la cara. Él sonrió perezoso, volteando sus ojos hacia delante—. ¿No te doy asco? —Preguntó después de unos instantes en silencio.