Amargura

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Spice!
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Por más que corra hacia la luz parece que más lejos está
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...

Lunes.

Soplé el café que tía Lily me había servido antes de darle un sorbo. Ella estaba sentada frente a mí, con sus ojos perdidos en algún punto de la mesa, su mejilla apoyada sobre su mano y la otra sosteniendo su propia taza. El tick tack del reloj hacía eco por toda la planta, demostrando el total silencio que nos estuvo gobernando. Yo estaba cansado, no había pegado ojo por las noches pero a juzgar por el rostro también ojeroso de tía Lily, no era el único.

La discusión de ese día aún se repetía en mi cabeza. Rin y yo no éramos mellizos sino jodidos hermanastros, teníamos la misma madre pero mientras yo era hijo de papá, Rin lo era de ese engendro con el que nuestra madre se acostó totalmente ebria. Aunque lo que más me estaba dañando y quitando el sueño era la tormentosa realidad que había oculta.

— Len —me llamó y alcé la mirada hacia ella, quién me sonrió con cansancio—, ¿quieres más azúcar?

— No, está bien así. —Le devolví la sonrisa, dándole otro sorbo.

Silencio, un atormentador silencio y un ambiente que no podía aguantar más. Dejé la taza sobre la barra y me relamí los labios.

— Ayer... Rin me contó lo que pensabas acerca de lo nuestro. —Me esforcé porque mi voz no temblara, evitando mirarla a los ojos—. Nos apoyas pero dices que tenemos que separarnos y eso... eso no lo comprendo.

Escuché su suspiro y pasé mi mano por mi nuca, con el corazón a mil por su respuesta.

— Lo dije porque pienso que es lo mejor para vosotros ahora mismo. Ya sabéis que, realmente, no sois mellizos. Sin embargo, eso no lo sabe el resto de personas. Para ellos seguís siendo dos adorables gemelos. ¿Qué pensarán si os ven besándoos en público? —Fruncí el ceño y tensé la mandíbula, alzando mis ojos hacia ella.

— Pero a mí no me importa lo que piense gente ajena. Que se jodan.

Juntó sus cejas, regañándome con la mirada.

— Sé sensato, Len. Si os acusan de incesto os meteréis en un buen lío.

Joder, tenía razón, demasiada razón, pero yo era lo suficientemente ingenuo para seguir insistiendo.

— Pft, ya ves tú. —Sonreí con ironía—. Les diremos la verdad, que no lo somos del todo, que nuestra relación es únicamente la de dos hermanastros y se les acabará la idiotez.

— ¡Pero eso sigue siendo...!

— ¡Sí, ya sé que sigue siendo incesto! ¡Lo sé, joder! —Estallé sin aguantar más. Mis ojos se cristalizaron y bajé la mirada, apoyando mi frente en la palma de mi mano—. Lo sé... —Repetí con la voz rota—. Pero no... no quiero separarme de Rin. Iba todo tan bien, estábamos tan felices los dos después de todas mis meteduras de pata. Y ahora viene toda esta mierda, una tras otra. —Las lágrimas comienzan a caer por mi rostro, desbordando la rabia que golpeaba como olas salvajes mi pecho—. La foto de Ia, que no somos mellizos pero guardamos aún un lazo sanguíneo y ahora esto de separarnos... ¿Por qué diablos tenemos que pasar por tanto? ¿Por qué tengo yo que dar explicaciones a las demás personas por sentir algo que no puedo detener ni cambiar? —Acabé sollozando, dejando caer mi cabeza en mis brazos cruzados sobre la mesa.

Dolía, dolía tanto.

Siquiera me percaté cuando tía Lily se levantó de su asiento y caminó hacia mí, tocando suavemente mi espalda. Apreté mis dientes y no tardé en acudir a sus brazos abiertos. La abracé con fuerza entre mi llorera, sintiendo sus manos acariciar con suavidad mi cabellos, llevándome de la mano hacia tiempos atrás, cuando corría a ella asustado cada vez que Rin me enseñaba los grillos que atrapaba.

SPICE! | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora