Problemas color violeta

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Spice!
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Quién diría que incluso lo que está mal para unos, nos trae felicidad a otros
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Cuando salí del baño ya vestida con mis leggins y la camisa de Len que cogí por error, arrastré mis pies hasta el espejo de cuerpo entero que tenía mi armario, frente al piano de cola negra que decoraba mi habitación desde hacia poco, regalo de tia Lily. Tarareando una melodía, me quité la toalla, dejando que mi cabello cayera como una cascada de oro por mi cuello, cubriendo levemente los tres chupetones que decoraban mi piel gracias a mi travieso hermano. Aunque al verlos no evité sonrojarme antes de comenzar a peinar mi cabello. Como era de esperar, pasé el 99% del tiempo en la bañera pensando en lo que había hecho con Len, abriendo una batalla campal que me dejaba sentimientos contradictorios que enloquecían mi ser. Encima lo habíamos hecho sin protección... Dichoso Len, luego tendré que encargarme de eso. Ni siquiera tenía claro mis sentimientos, estaba dividida entre lo que estaba bien y lo que estaba mal, sin detenerme a pensar en lo que me haría más feliz.

— Rin, ¿qué quieres desayunar? —La melodiosa voz de Len me despertó de mi trance y pegué un bote antes de voltear mi rostro, deteniendo las caricias a mi cabello que hacía con el peine.

Él estaba apoyando en el marco de la puerta, con los brazos cruzados bajo una pequeña sonrisa. También se había bañado y se había cambiado de ropa por unas bermudas grises y una camisa negra que marcaba su torso. No evité recordar lo que habíamos vivido antes sonrojándome, con el corazón acelerado. Giré mi mirada hacia el espejo, intentando ocultar mi rostro.

— M-me da igual. —Balbuceé, nerviosa mientras me peinaba de nuevo.

Sin embargo, oí los pasos de Len acercándose hasta donde yo estaba. Vi cómo su cuerpo se ponía tras el mío y un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando sus manos recogieron mi cabello y lo dejaba caer sobre mi espalda.

— Te ha crecido. —Comentó con un tono divertido, alzando su mirada hacia el espejo. Me detuve a contemplarle durante unos segundos, dejando que me acariciara el pelo.

Él también se lo había soltado y ahora era una copia exacta a mí. Recordé cuando éramos pequeños y solíamos intercambiarnos de ropa para confundir a la gente y divertirnos ya que entonces no había ser en la tierra capaz de distinguirnos (salvo nuestros padres y tia Lily); sin embargo, ahora, nos podían diferenciar por sus fracciones masculinas y las mías femeninas. Aunque era una distinción mínima. Verle ahí tras mi cuerpo, acariciándome con ternura, me devolvió al mundo real, ese horrible mundo en donde Len no era simplemente el chico que me atraía, sino que también era mi hermano. Un hermano coronado como el mujeriego por excelencia, el mejor de entre los mejores maestros en la cama. ¿Qué pasaría ahora? Len no cambiaría de la noche a la mañana y estaba segura de que al día siguiente ya se olvidaría de mi existencia... ¿o no?

— Ey, Rin, ¿por qué lloras?

— ¿Qué? —Abrí mis ojos de la sorpresa cuando toqué con las yemas de mis dedos mi mejilla, notándola húmeda. Alcé mis ojos hacia mi reflejo y vi mi rostro decaído y mis ojos humedecidos; a mi lado, el rostro preocupado de Len—. Yo... N-no me había dado cuenta... —Tartamudeé, secando las mejillas con mis manos. Sentía una presión en mi pecho que se incrementó cuando Len me volteó por los hombros, poniéndome cara a cara a él. ¿Por qué notaba que me desvanecería en cualquier momento? ¿Por qué mi alma suspiraba cuando sus ojos me atrapaban con su magia? ¿Por qué quería a Len más de lo debido?

— ¿Qué te ocurre? —Susurró, abriendo una pequeña grieta en mi interior.

Mi boca comenzó a hablar por sí sola, sin permitir que mi mente la detuviera y filtrara mis palabras. Algo dentro de mí deseaba salir.

SPICE! | RiLenWhere stories live. Discover now