C5: Un plan

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Aída.

Me quedé inmóvil, no sabía que decir o hacer. Anzel continuaba con una sonrisa en su rostro.

—¡Ey! ¿Sigues?— dijo esté mientras pasaba su mano de un lado hacía a otro al frente de mí.

—¿En serio hizo eso?

—Si, ¿Por que te mentiría?
Mis ojos se cristalizaban, lo que había hecho Ian era algo muy bonito de su parte.

Pero aún quitando lo lindo, no comprendía lo de sus ojos, eran de color naranja como los de un hombre Lobo, pero raramente no olía a eso

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Pero aún quitando lo lindo, no comprendía lo de sus ojos, eran de color naranja como los de un hombre Lobo, pero raramente no olía a eso.

La multitud de gente había desaparecido, ya no tenían más distracción por lo que optaron continuar con la fiesta.

A mi lado izquierdo, estaba Iker recargado en la pared, con su mirada de odio, algo agobiado, con rasguños en los brazos, acompañado de sus amigos que le decían que se tranquilizara y al frente de él, estaba Soraya, que pasaba sus dedos por partes de su herida.

Moría de celos por dentro, pero más por que era mi hermana, sé que sus intenciones de la "buena" chica no le quedan, si lo está tocando, es por qué lo desea desde hace cuatro años.

Voltee hacía mi derecha y estaba Ian sentado, al frente se encontraba Briana acariciando su mejilla.

—Solo lo hizo por qué es una persona educada, no hay que ilusionarnos— le dije a Anzel desanimada.

—Bueno, posiblemente ésto te animé, pero es que Briana e Ian no son novios, sólo amigos— nuevamente sonrió —Ian nunca a querido andar con ella

¡Oh Dios Mío!
No tiene novia.

—¿Es en serio?

El se rió entre dientes.

—Asi que si fuera tú, iría a darle las gracias por lo que hizo

Negué riendo

—Bueno entonces acompáñame— tomó mi mano y me llevó a donde estaba Ian.

No hagas el ridículo.

Anzel se acercó sonriente.
Ian miró arriba sin hacer ninguna expresión.

—Queriamos saber si estabas bien, casi nadie se enfrenta a Iker.— dijo Anzel.

Ian nos sonrió sin mostrar los dientes.
—Creo que es un patán

Los tres nos reíamos, era la verdad.

Briana no paraba de mirar a Anzel, como si hubiera visto al mismísimo Brad Pitt.

—¿Cual es tu nombre?— pregunté como si no me lo supiera, obviamente.

—Ian Tanner ¿Y ustedes?

—Aída Pierce— le sonreí.

—Anzel, Anzel Jackson.

El nos regaló otra sonrisa y a la vez pasaba su mano por sus heridas.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora