34: Licántropos

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Aída Adamson.

Tres meses después.

Sus gruñidos me aterrorizaban por completo, pero no iba a permitir de ningúna manera que notará mi intimidación.

—¡Sal de ahí cobarde!— grité con desesperó mientras miraba a mi alrededor con temor. No lograba identificarlo, tan solo estaba la luz de la luna, mientras que los enormes pinos la cubrían casi por completo.

Acaricié mi vientre, y con valor comencé a huir de ahí. No podía dejar que me hiciera daño. En cuestión de segundos siento como las ramas del suelo comienzan a quebrarse, el sonido cada vez se acercaba más.

Me paró súbitamente al momento en el que un sujeto se pone al frente mío.   De la misma forma, era un hombre lobo.

—Yo no tengo nada que ver, se los prometo. — intenté explicarme. Mientras atemorizada los miraba. Mis manos estaban temblando.

—¿Entonces quién puede ser? Tenemos que darle venganza a nuestra gente. — habló él que me perseguía.

—Se los prometo, no tengo nada que ver. Yo no maté a ese niño, nunca lo haría.

—¡Era un bebé!— gritó enojado él hombre que apareció al frente mío. Y por su voz, por lo que me pudo transmitir a través de ella, sentí todo su dolor caer.

—¿Prefieren que él que realmente lo mató continué vivo? — les pregunté.

Se quedaron en silencio, y únicamente la fría brisa nos acompañaba.

—A nadie le importan tus argumentos, estuviste en el lugar equivocado, en el momento inadecuado.— decía el de atrás.

Sin darme cuenta, uno de ellos me toma con agresividad de los brazos, y comienza a arriconarme contra uno de los pinos.

—¡Suéltame!— comienzo a intentar liberarme de su agarré, pero todo resultaba inútil, tenía una fuerza increíble.

—Que la sueltes, ¿No escuchaste?— habló Anzel mientras salía de la oscuridad, parecía que llevaba vigilandonos todo este tiempo. Pero en el momento en el que se colocó en la poca luz, lo reconocí fácilmente. ¿Qué hace él aquí?

—¿Tú eres..?— preguntó uno de los hombres que me tomaba.

—No tienes que saberlo.

Llevaba una camisa de vestir negra, unos pantalones negros, su cabello hacía aún lado. Justo como se visten los hermanos Adamson. ¿Qué intenta?

—Bueno novato, te damos la oportunidad de huir y seguir viviendo, ó aprecias la muerte de está chica, y luego acabamos con la tuya.— Amenazó uno de los tipos que poco a poco se acercaba a Anzel.

¿Desde cuándo tantos problemas con los hombres lobo? Se supone que habiamos dejado los conflictos en el pasado.

—La situación es está. La sueltas, la dejas libre, y luego acabó con la vida de ustedes dos. — contraatacó mi mejor amigo. ¿Desde cuándo habla como un Adamson?

—Quiero verte intentarlo.— se acercó el hombre lobo contra Anzel, y lo empujó, provocando que mi amigo perdiera un poco el equilibrio, sin embargo no por completo.

Anzel sonrió de lado, y lo miró como si él fuera el superior aquí. Justo como lo hacen los hermanos. ¿Está pasando demasiado tiempo con Glenn?. Mi mejor amigo sin esperar a que él continuará atacando, lo empujó de la misma manera en la que el licántropo lo había hecho, solamente que está vez con fuerza. No solo provocándole, esta vez desafiandolo.

—¿Qué haces?— le pregunté a Anzel entre labios. Pero solamente me ignoró.

El hombre lobo lo miró furioso, se escuchaba sus gruñidos de perro enojado. Le soltó un puñetazo en la mandíbula a mi amigo, y Anzel no se defendió, sólo atacaba.

Miré al sujeto que me tomaba de los brazos. Estaba tan distraído con la pelea que aproveche la ocasión, y le tiré una patada en la pantorrilla, provocando que se cayera.

Ya estaba libre.

Lo miré, y nuevamente le dí otra patada, esta vez en las costillas. El hombre lobo se había puesto furioso, su respiración comienza hacer pesada, sus ojos se tornan a un color anaranjado, sus músculos aumentan, intimidando a cualquiera que pase.

—Mierda— murmuré al ver semejante bestia.

Se me acercaba, me iba arañar con sus enormes garras. Quería huir, pero mi cuerpo se quedó inmóvil, no pude.

—Eso sí que no.— dijo Raymon poniéndose al frente mío, dándole la cara al licantropo.

Con su mano detuvo el golpe que me iba a pegar el sujeto. Ahí fué cuando reaccioné, y me alejé de la escena. Miré a mi alrededor, y Glenn también estaba aquí, pero con Anzel. Lo estaba ayudando a luchar. ¿Porqué soy tan inútil en estos momentos?

—Aída, ve a la casa— me ordeno Raymon mientras peleaba con el hombre. Me quedé viéndolo, eran esos momentos que no sabes si vas hacer mejor quedándote o huyendo.

—¡Que te vayas!— me grita, y notó como el tipo toma ventaja, planteandole un puñetazo en la nariz a mi pareja.

Anzel llega y me toma de la mano, para seguido comenzar a alejarme del lugar.

—Pones a ambos en riesgo.— dice y al mismo tiempo mira mi vientre. —Ve a la casa, ahorita vamos a ir.

Sin decir nada, corrí con todas mis fuerzas a la casa. Cada vez que daba un paso, más lejos se comenzaban a escuchar los aullidos de los lobos.

Hice lo que me pidieron, y llegué a la casa de los hermanos. Abrí la puerta que no contaba con seguro, por lo tanto es extraño, ya que siempre aseguran la entrada. Sin tomarle mucha importancia, pasé.

—Mierda— murmuré al mirar a la Reina sentada en uno de los sofás de la sala. Aún lado de la ventana, estaba otro vampiro, con traje negro, corbata roja. Como cada Adamson.

—Tambien me alegra verte— dijo sarcásticamente mi suegra con una sonrisa falsa.

—Disculpe, ¿Pero que hace aquí?

—Te estaba esperando..

Gracias por leer ❤️
Capitulo mañanero, iniciando bien el sabadito, disfruten! 💖
Adivinen cuál es el siguiente capítulo? Sí chicos, el final ha llegado! Disfruten a los personajes! Y obviamente no olviden votar !



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