22: Un regreso Inesperado

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No comprendían lo que estaban mirando, era Glenn amarrado con unas cadenas, demasiado pálido, como si no hubiese tomado sangre durante días, un rostro con heridas, al igual que los brazos, pero Glenn se veía tan mal, como si le hubieran metido la paliza de su vida, estaba inconsciente.

—Oh dios— murmuró Anzel mientras lo miraba.

Unos murmuros en latín se comenzaron a escuchar, Anzel no los había notado pero Raymon sí. El vampiro miró a su alrededor pero no veía a nadie, hasta que dos mujeres vestidas de negro aparecieron, una de ellas sostenía un vaso  lleno de sangre mientras continuaba diciendo cosas en latín.

—¿Quiénes son?— preguntó en susurró Anzel, pero Raymon no pudo ni pronunciar una palabra, al parecer esas dos mujeres le estaban causando algún daño, ya que este se comenzó a retorcer del dolor. Sin duda alguna eran brujas.

Raymon odiaba sentirse débil, así que sus ojos se tornaron a rojo mientras que sus colmillos crecían esté luchaba contra la magia de las mujeres. Hasta lograrlo. Enseguida corrió hacia ellas y les arranco la cabeza sin dudarlo.

—Oh Dios mío — decía asombrado Anzel. Raymon se limpió un poco el rostro ya que le habían caído algunas gotas de sangre.

—¿Qué intentaban esas mujeres?— se preguntaba el humano.

—No lo sé, estoy confundido..

Anzel se quedó mirando un poco a Glenn y también a las brujas.
—Raymon, todo tiene relación...¿cómo no lo notamos?

El vampiro puso toda su atención.

—Glenn hace rato tenía una fuerza más grande lo habitual, convirtió a vampiros cuando se supone que ya no es posible, dices que tiene ayuda y ¿quien fue el primero que te hizo descartar esa idea?

—Elías, enseguida lo negó.

—¿Y Elías que es?

—Un híbrido...

—¿Guardianes de quién?

—De la princesa.. Pero ella está muerta..

—¿no lo entiendes? te acaban de atacar dos brujas, no sé mucho, pero ellas pudieron haber hecho un hechizo o yo que sé, tal vez nunca luchaste con Glenn, sino con la princesa, ella es la única que puede crear a más vampiros.

—No es posible, yo vi como los Tanner arrancaban su corazón.

Unos aplausos se comenzaron a escuchar, los chicos voltearon y se encontraron con la mismísima Princesa Vampiro.

—Por fin que alguien lo resolvió...— exclamaba está.

—¿Qué carajos?— se comenzó a frustrar el Adamson.

—Tu tonta novia me salvó la vida...

—¡Debes estar muerta!

—Ay querido ¿en serio creyeron que sería tan facil? Soy la hija de tu creador— se acercó a él.

—¿Qué le hiciste a mi hermano?— preguntó mientras miraba a Glenn.

—Esta muy cansado.. Sabes, hacerme pasar por él fue algo complicado..

—Te mataré y a todas las malditas brujas que están detrás.

—Oh no, nada de eso, esta vez yo seré la que te mataré.— Puso su dedo índice sobre el pecho de Raymon, mientras lo miraba desafiante.

—¡¿Dónde está Aída?!— preguntó histérico.

—Uy esto se pone emocionante— dio un leve brinco.

—¿Qué es lo que quieres? ¿De qué se trata todo esto?

—Esta sociedad vampirica no puede quedarse así, oh no, para nada, necesita un pequeño arregló.

—Tú muerte. Tú eres el problema.

—Se más respetuoso querido..— pasó su mano por la mejilla del Adamson. —No quiero destrozar este lindo rostro— lo miró fijamente.

Raymon la tomó del cuello, provocándole un leve asfixio
—Dime dónde está— dijo enojado, —O no temeré en romper tu rostro

La princesa quitó la mano del Adamson lentamente, mostrándole que ahora ella era la que tiene más fuerza.
—No eres nada sin tu familia, pequeño bastardo.

—No me retes.

—Lamentablemente no tengo tiempo para más charla..— se alejó de Raymon —Chicas, es hora.

En eso entraron varias brujas, se notaba por la vestimenta que traían puesta. Estas nuevamente decían frases en latín, sin más, Anzel cayó al suelo, estaba inconsciente. Raymon intentó atacar a una bruja pero este también cayó.

Parecía que a la princesa las cosas le habían salido bien, no había nadie que ayudará a los Adamson, y por suerte, tiene a dos de la familia más peligrosa capturados, mientras que la chica Pierce, aún no se sabe dónde está. Esta vez los chicos no contarán con la ayuda de los Tanner, aparte ni la pedirán, Elías Tanner, el híbrido, el guardián leal a la princesa estuvo detrás de todo esto. No se sabe cómo es que la princesa está viva, no se sabe desde cuando la princesa empezó aparentar ser Glenn y no se sabe dónde está Aída. Demasiadas preguntas pero pocas respuestas.

Raymon abrió los ojos lentamente. Se sentía muy cansado. Miró un poco a su alrededor y no tardó en notar que estaba encadenado, intentó zafarse pero al paso del tiempo se dio por vencido. Levantó la mirada y en el rincón estaba Anzel sentado mientras con sus manos cubría su rostro, estaba sollozando.

—Anzel— logró pronunciar Raymon.
El humano no lo volteó a ver, pero eso sí, dejó de llorar.

—Voy a morir ¿verdad?— decía aterrorizado el pobre chico

—No Anzel, claro que no..

—Para ti es fácil decirlo, yo no sobreviviré a nada.

—Entonces haré lo imposible para que sobrevivas.

—¿Porque me ayudas? No te caigo bien.

—Le importas a Aída y ella a mí, no la quiero ver mal, aparte eres un elemento importante aquí.

Anzel se rió —¿Elemento importante?

—Tu eres el que descubrió que la princesa estaba viva, con pura relación que estaba en la mira de todos...

—Ustedes solo no se dieron cuenta, cualquiera lo hubiera hecho.

—El punto aquí es que sobrevivirás, te doy mi palabra.

Gracias por leer ❤️
Nos leemos pronto.
Pasen a leer mi otra novela de Vampiros.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora