C15: Me pueden matar

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Aída.

Los hermanos me miraron frunciendo el entrecejo.

—No vendrá— confirmó Raymon.

—No era pregunta— contestó el primo.

—¿Desde cuando recibimos órdenes?—esta vez preguntó Glenn.

—La familia quiere verlos y también a ella.

—¿Pero ella que tiene que ver con esto?

—No lo sé hombre

Glenn me fulminó con la mirada, como si yo tuviera la culpa. Me senté en el sofá exhausta, esperando que ellos se pusieran de acuerdo.

Prefiero quedarme aquí, a ir a visitar a los vampiros más peligrosos de toda la historia, y más si odian a mi familia.

—Es hora de irnos— mencióno Parker.

—Nos acompañas— me dijo Raymon.

Enseguida me puse de pie asustada.
—Raymon no, tú familia odia a la mía

—Eso no importa— respondió Glenn, —Si quisieran matarte, mi primo ya lo hubiera hecho.

Tragué saliva y miré a Parker nerviosa, esté me regaló una sonrisa malévola, se notaba que se creía superior.

—Los odió— murmuré. —Si voy con ustedes, corro el peligro de ser capturada por la princesa.

—No pasará— aclaró Raymon.

—Ella sabrá que hay una Pierce, e irá con mis padres.

—¿Sabes que? Ya me desesperé— dijo Parker y con fuerza tomo mi brazo. —No entiendo como mis primos se rebajaron a tu nivel.— decía esté y a la vez me llevaría a la salida de la casa, Pero sentí como Glenn tomó mi otro brazo provocando que nos detuvieramos.

Me siento tan inútil.

El primo lo vió confundido.
—¿Que haces?

—Yo la llevaré, tú no la toques.

Parker se rió irónico y me miró de pies a cabeza, como si me estuviera analizando.

—Primito hay mejores..— decía esté.

—Solo has lo que te dije.

Parker me soltó y a la vez se reía, era muy odioso, era más egocéntrico que los hermanos, se creía muy atractivo, muy poderoso.

Glenn se me acercó y me tomó de la mano, a la que yo lo solté enseguida

—No me toques— le dije furiosa, —Yo me puedo cuidar sola.

—Solo quédate cercas de mí..

—¡No Glenn! Ya estoy harta de todos ustedes, "Ay sí, soy un Adamson y ustedes me deben obedecer"— los imite —No se dan cuenta que se convirtieron en su enemigo. Tanto decían que la princesa les daba ordenes, y los maltrataba, pero ustedes son iguales.

Los tres Adamson sólo se me quedaron viendo sorprendidos.

—¿Ya nos vamos o qué?— les pregunté.

Parker abrió la puerta de la casa, a lo que todos salimos siguiéndolo detrás, hasta llegar a una lujosa limosina negra que estaba parqueada al frente. Un humano nos abrió la puerta, esté venia vestido de negro y blanco, al igual que un chófer.

Entré a la lujosa limosina, y por dentro era muy moderna, se notaba que habían gastado bastante dinero en ésto, en el asiento que estaba a la derecha se encontraban un par de chicas, que con tan solo mirarlas sabías a que se dedicaban, vestidas de una manera vulgar y llama atención.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora