26: La Realeza

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Aída Pierce.

Miró a los hermanos confundida. Intentó ponerme de pie y a la vez alejándome de la mujer que no paraba de mirar a Raymon.

—Pensé que habías muerto— escuchó como le dice Raymon a Célestine con algo de asombro.

—Para tú suerte aquí sigo.

—Hay que matar a la Pierce— sugiere el hombre mientras se quitaba el cuchillo de la pierna.

—Si te le acercas no dudare en matarte— lo amenaza Glenn.

La verdad yo no entendía que estaba pasando, no sabía quién era la mujer que ansiaba matarme, tampoco comprendía la historia que hay detrás de todo ésto.

Me alejó un poco del hombre y de Célestine para poder acercarme a Anzel que estaba todo asustado mientras que sus manos temblaban del miedo.

—Todo está bien, tú tranquilo— le digo en voz baja y a la vez acarició lentamente sus manos, intentando que las dejará fijas.

—Esa es una gran mentira— dice en voz alta la mujer —Aquí nada está bien.

La miró furiosa pero no digo nada, definitivamente ella puede matarme.

—¿Solo estan ustedes dos aquí?—le pregunta algo preocupado Raymon.

Célestine suelta una sonrisa de lado, y toma el cuchillo que su amigo, nada amable, tenía en las manos. Lo gira de un lado a otro, estaba jugando con él como si fuese una pelota. Me mirá y a la vez me apunta con el utensilio.

—Tan linda..— murmura la mujer mientras me mirá divertida. —Que pena que estos bastardos te hayan metido en este lío..— sonríe.

—Vamos Célestine, matala— nuevamente sugiere el hombre que me miraba con odio.

La mujer de nuevo hace su sonrisa malévola, y se me acerca lentamente sin parar de apuntarme con el cuchillo.

—Claro que sí— le dice a su acompañante. Supuse que me mataría, mis nervios habían acrecentado, pero aún así, sabiendo que perdería una batalla, lucharia por mi vida.

Cada vez acercaba más su cuchillo, sentía como los Adamson también se acercaban lentamente hacia mí, por sí algo sucedía. Pero todo cambio al ver cómo Célestine se dió la vuelta a una velocidad increíble y lanzó el cuchillo contra su acompañante.

—Yo no resibo órdenes cariño— dijo al terminar su acción. Yo estaba asombrada. Sí antes estaba intrigada por está mujer, ahora lo estoy más.

—Célestine ¿Que rayos?— pregunta el hombre con la misma impresión que yo.

—Ay cariño, ahorita sanas..

Tomé del brazo a Anzel e intentó encaminarlo a con los Adamson, pero era casi imposible que la mujer no se diera cuenta.

—¡¿Cuántos de ustedes hay?!— nuevamente pregunta Raymon, sólo que está vez un poco alterado.

—Raymon Adamson..— murmura la chica y a la vez se muerde el labio inferior —¿Como olvidarte?

—Solo dinos cuántos hay de ustedes— insiste Glenn.

—Uy, Glenn Adamson..— sonríe traviesa —Te tengo una sorpresa pequeño.

El Adamson menor se queda intrigado, esperando a que la mujer hablará.

—Sí cariño, estoy hablando de ella.— le dice como si ambos estuvieran pensando en una persona en particular.

—Andando— Célestine le dice al tipo que estaba aún lado sangrando, mientras está se dirige a la puerta trasera de la casa.

Ambos salen del lugar, sin decir más.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora