32: Reunión Vampirica

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Aída Pierce.

Posiblemente, pero realmente ahora mismo no creó que la Reina tenga segundas intenciones, ¿De qué le va servir hacerlo en público, al frente de miles de vampiros? ¿Que le teman? Todo el mundo ya lo hace por el simple hecho de ser una Adamson.

—Intentemos pensar positivamente, ¿Te parece?— lo miré fijamente, y únicamente encogió sus hombros.

—Es que esa mujer es el mismísimo diablo, no sé tú, pero yo sigo pensando en lo que dijo la Princesa antes de que fallecera..— se pone de pie para caminar hacia al tocador, y mirarse en el espejo.

—¿Y crees que yo no? Pero no sabemos sí es verdad, la Princesa sí era una hija de perra— caminó hacía él.

—Todos los que han sido la realeza..

—Raymon y Glenn también lo son— le hice saber.

—Bueno, no todos— corrige, y con sus manos comienza retocarse el peinado.

—Exactamente, no todos, y la verdad no sé sí seguir creyendo en lo que la Princesa dijo..

Siento como rodea los ojos y luego me mirá incrédulo.

—Bueno yo seguiré creyendo, solo es tiempo de esperar y ver que es a lo que se refería..— se dió la vuelta y se dirigió a la salida.

—¿A dónde vas?

—Tengo que ir a comprar un traje, uno también se tiene que ver bien. — me lanza una sonrisa coqueta, —Aparte, soy el primer vampiro Jackson, tengo que lucirme.

Termina y sale de la habitación.

Amó a ese chico, demasiada personalidad la que se cuelga.

No tardo cuando Raymon entró con una caja grande, acompañada de un moño plateado.

—Adivina lo que te compré— se acerca a la cama contento, para después colocar lo que llevaba ahí.

—A ver..— me acerqué a él y juntos la abrimos.

Al destapar el regalo, me encontré con un vestido negro, con diamantes del mismo color, aún doblado se veía hermoso, así que no pude resistir y enseguida lo tome de la parte de arriba, para así poder levantarlo y sacarlo de ahí, permitiendome admirarlo aún más.

—No era el más caro, pero era el estilo que mi madre quería..

—Me encanta— exclamé sin despegar la mirada de esté.

—¿En serio? — cuestiona con ilusión.

—Sí, te lo prometo.

—No sabía si te iba a gustar por el color, ya sabes, no eres mucho de usarlo..

—Ustedes visten de negro, ya estoy en el papel.

El soltó una sonrisa de lado y seguido se acercó para besarme la mejilla.

—Lucirás hermosa.

—Gracias a ti.

Tocaron la puerta de la recamara, provocando que desviaramos nuestras miradas a ella.

Raymon se dirigió a está, y se encontró con mi hermana que con su mano tomaba un vestido rojo, mientras que con la otra sostenía su estuche repleto de maquillaje.

—Compermisito— decía y al mismo tiempo pasaba, haciendo aún lado al Adamson.

—¿Te vas arreglar aquí?— pregunté al mirarla muy cómoda.

—Claro que sí, de hecho ahí viene Anzel.— terminó de decir, y de la puerta entraba esté, con ambas manos ocupadas, llenas de bolsas.

—Perfecto— ironizó Raymon.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora