C15: Volvamos

6.9K 589 32
                                    

Aída.

Un humano nos abrió la puerta, permitiéndonos ver el interior de la hermosa mansión.

Los vampiros que se encontraban dentro se nos quedaron viendo, era una mirada fija que aterraba. Raymon dió el primer pasó y les regalo una sonrisa sincera a todos, seguido de ésto lo siguieron los demás, y poco a poco cada uno pasaba, hasta qué me tocó pasar.

Una chica vampiro no dudo y corrió hacia mí, me golpearía pero Raymon la detuvo.

—No queremos ninguna escena Meredith.— le dijo esté mientras alejaba a la chica.

—Dios— murmuré, apenas había llegado y alguien ya había intentado golpearme.

Aterrada miré a mi alrededor, todos estaban en desacuerdo con ésto, se les notaba en su mirada.

—Bienvenidos— exclamó una mujer de vestido rojo, —Hola Pierce— me sonrió está.

¿Por que vine? Bueno no tenía opción, pero aquí moriré, eso es seguro.

—Hace mucho que no nos veíamos— mencionaba Raymon, —Por eso nos queremos poner al tanto de todo.

—No ha pasado mucho, la historia se repite— comentó la misma mujer. —Solo nos importa ¿que hacían con una Pierce?.

—¿No es obvio? Sólo la estábamos torturando..— decía nervioso Raymon.

—Nos habíamos aburrido de las mismas familias, y decidimos.. ¿por que no hacer enojar a los Pierce una vez más?— agregó Glenn, viéndolo más convencedor.

A los vampiros se les comenzó a marcar una sonrisa malévola.

—¿Por que la trajeron?— está vez habló la chica que anteriormente me había intentado golpear, Meredith.

—Por que yo se los pedí— dijo una mujer que salía de la multitud, era bella, con solo verla sabías que debías respetarla.

—Madre— murmuró Glenn mientras sus ojos se cristalizaban —No,no

Lo miré confundida.

—Los demás pueden continuar con la fiesta— está pidió a la audiencia de vampiros, y enseguida la música comenzaba a fluir en todo el lugar.

Dejándonos solos a mí y a los vampiros, junto a su madre.

—No le harás daño— dijo Glenn.

—¿Te gusta?— preguntó la madre mientras se me acercaba. —¡Contestame cobarde!— le gritó.

Esta mujer está loca.

No madre, no me gusta.

—Entonces no hay problema si nosotros también nos divertimos.— decía sonriente está.

No hizo falta más segundos al sentir cómo alguien me había dado un golpe por la espalda, me retorci un poco, y enseguida voltee, golpee la cara de está, era Meredith.

—No— le decía Raymon a su madre.

Está contraatacó y me golpeó en el hígado como si no hubiese un mañana, eran tan precisos, tan fuertes sus golpees, yo era muy débil a lado de ellos. Estos pasan toda su vida entrenando, mientras mi familia solo intenta ser como un humano.

Le dí una patada en el abdomen a la chica, provocando que está se alejará un poco. A velocidad vampiro corrí hacia ella impidiéndole darle tiempo a que se recuperará. Golpeé su rostro una y otra vez, pero no pude más al sentir como un vampiro me tomaba de las manos, dejándome indefensa. Meredith se rió en mi cara mientras se limpiaba la sangre que derramaba su nariz.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora