21: Fuerza Grande

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Los hombres lobo ayudaban a la familia Tanner en llamar a las brujas pero estas se negaban, no querían tener nada que ver con los vampiros. Todo estaba resultando imposible. Raymon intentaba tranquilizar a la familia, pero era difícil, sólo deseaban arrancar la cabeza de cada Adamson.

Al paso de los minutos, de tanta preocupación y angustia, llegó Elías. Al instante sus padres corrieron hacia él.

—¿Estas bien?— le preguntaban.

—Glenn me ayudó— respondió y enseguida todos lo miraron. —El tenía la cura.

—¿Sabes dónde está?— se acercó Raymon.

—No, no lo sé

—¿Entonces como sucedió?— preguntó Aída.

—El dejó la cura en la entrada de mi casa.

Todo era extraño, no había razón por la que Glenn hiciera toda está escena para al final arrepentirse, algo está tramando sin duda alguna, pensaba Aída.

Aída miró a Raymon y a esté se le notaba preocupado

—¡¿Que demonios le sucede a Glenn?!— preguntaba Ian enojado mientras entraba al territorio.

—Ya me dió la cura— respondió calmado su hermano.

—¿De qué hablas?— frunció el entrecejo —Me refiero a que hizo un masacre en una fábrica— explicaba

—¿Como que masacre?— preguntó Raymon alterado .

—Mato a la mayoría de los trabajadores..

—dime el nombre de la fábrica

—No se como se llama, pero está por el sur de la ciudad, es gigantesca y gris

—Así son la mayoría— rodeó los ojos Soraya. —Nunca sabremos cual es .

—Intento ayudar ¿okey?

Raymon sin decir más se dirigía a la orilla del territorio lobo. Estaba enojado, se notaba en su expresión.

—¡Para!— Pegó un gritó Aída.

Esté se dió la vuelta y la miró.

—te acompaño— le dijo Aída.

—No, yo iré solo.

—Quiero ir— se acerco a el.

—Quedate aquí, no necesito compañía.

—Yo iré.

Raymon furioso la miró, —¡Que no!— le gritó a su chica —Maldita sea— murmuró mientras se rascaba la barbilla, a Aída y a todos los de su alrededor habían quedado sorprendidos.

—Me preocupa Glenn— explico Aída.

—¿Y crees que a mí no?— se acercó Raymon a ella —Me estás haciendo perder tiempo..

El Adamson se dió la vuelta a la salida, pensando que ya había acabado..

—Quieras o no, yo iré, puedo ayudar— le dijo Aída.

Eso provocó que se detuviera en un dos por tres, pero está vez sólo le hizo una seña de que lo siguiera. Dándose por vencido.

Aída enseguida le siguió el paso.

(...)

Llegaron al sur de la ciudad, solo les faltaba usar sus habilidades de vampiro, pues la mayoría de las fábricas eran gigantescas y grises, justo como Ian lo había descrito.

Después de tanto buscar por las calles a Raymon le llegó el olor a sangre humana, se enfocó más e inmediatamente al saber de donde provenía, corrió allá, sin importarle sí Aída lo seguía.

Era un lugar enorme, donde las máquinas seguían trabajando pero con tan solo ver el suelo, hallaron un cuerpo de una mujer, estaba muerta ó eso parecía.

Sangre por todos lados, al igual que cuerpos humanos, era sorprendente lo terrible que lucía esto. Aída resistiéndose a la sangre humana y ala vez intentando no mirar a los cuerpos, mientras que Raymon los hacía aún lado. Continuaron buscando ya dentro de la fábrica, hasta que se escuchó como alguien comenzaba a toser.

Ambos miraron a su alrededor, y vieron a la misma mujer que se habían encontrado al principio, la que estaba en el suelo.

—No me jodas..— murmuró Raymon mientras miraba a la mujer.

—¿Como es que está viva?— preguntaba Aída. —hace ratito estaba muerta

—Ahora es vampiro.

—No comprendo, ya nadie puede crearnos, la princesa murió..

—Tal vez sólo bastaban con algunas gotas..

La sangre de la princesa es la única que puede crear a más de ellos, desde que la mataron marcaron su extinción, pero no era de gran importancia. Ellos no entendían, No saben de donde sacó Glenn está sangre, no hay manera.

—Tal vez guardó la sangre, a un vampiro nuevo siempre se le otorga un poco para crear los suyos..— intentaba a similar Raymon.

—Cierto, yo todavía tengo la mía ..

La mujer Vampiro lloraba sin cesar, y no se pudo resistir al ver toda esa sangre humana que escurría por todos lados, así que se puso de rodillas y se alimentó de los humanos.

—Hola— los saludo Glenn.

—¿Que haces?— preguntó enojado Raymon.

—Hace rato estaba comiendo ¿y tú?

—Hablo en serio, ¿Que pretendes hacer?

—Dame a Aída.

—¿Qué?— les espetó la idea a ambos.

—Lo que escuchaste..

—Claro que no, ¿para qué?

—Oigan, no soy un juguete..— se hizo presente Aída.

—¿Para que la quieres?— Preguntó Raymon ignorando completamente "a su chica".

—Para torturar a mi hermanito..— le guiñó el ojo.

—No iré a ninguna parte contigo— Aída le hizo saber a Glenn.

—Perdona linda pero no estoy pidiendo tú permiso.

—Bueno, no te la llevarás.— Raymon se acercó a Glenn con tono desafiante.

—¿Me estás retando?

No bastó más tiempo al ver como Glenn golpeaba a Raymon contra la pared. El hermano mayor intentaba defenderse, pero le resultaba imposible, como si de repente la fuerza de Glenn hubiese sido duplicada.

—¿Como diablos?— preguntó Aída asombrada. No hacía falta ser el que recibía los golpes para ver que la fuerza de uno era mayor, ese era Glenn.

Aída intento ayudar a Raymon pero está salió contra la pared al obtener un golpe de Glenn. El Adamson mayor estaba agobiado y ala vez sorprendido, su hermano menor nunca fué más fuerte que él, tal vez a veces, pero no de esa magnitud.

Raymon calló al suelo desmayado, el pobre ya no resistía más, y Glenn solo lo golpeaba fuertemente hasta llegar al cansancio.

—¡¿Que te pasa?!— Aída enojada comenzó a golpear al Adamson pero esté la detuvo en un dos por tres, y se la llevó. Justo como el quería.

Hasta aquí el capitulo ❤️
Perdonen por retrasarme un día, pero ya, ya me pondré las pilas, por que viene lo bueno Uwu.

Adiós ❤️
Los amo
XOXO


Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora