•FINAL 2/2•

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FALTA EL EPÍLOGO.

Aída Adamson.

Salí a la calle acompañada de Sofía Adamson, encontrándome con Anzel y Glenn, con sus rostros de preocupación y temor.

—¿Cómo que algo malo?— cuestioné y al mismo tiempo me acercaba lentamente a ellos.

—Mataron a Erick Adamson.— respondió Anzel.

¿Erick Adamson?

No recordaba quién era, hasta que miré a Sofía, pues era él que la estaba acompañando hace rato. La que la reina les pidió que buscarán al Gran Alfa.

—Mierda..— murmuré. —¿Y quién fué?

Glenn se me acerco.

—No estás entendiendo, mi madre acaba de matar a una manada entera.

—Oh dios mío— dije. Si la reina había causado dicho crimen tendrá que pagar, el Gran Alfa la buscará hasta matarla. —¿Dónde está?

—La familia ya se encargó de ello.— respondió Sofía que estaba a mis espaldas.

Di media vuelta y la mire fijamente. Pensé que habría tristeza en sus ojos, o tal vez era de aquellos que no les gusta mostrar sus sentimientos. Que son fríos, que soportan tormentas hasta no poder más.

—No me importa tú lástima. La vida es una basura, ya deberías saberlo.— dijo con coraje y al mismo tiempo con un codazo me apartaba de su camino, para entonces continuar yendo a un destino desconocido.

Anzel me regala una sonrisa gigantesca, con sus ojos brillantes, apartandome de la mala actitud de está chica.

—Bueno, vayamos por el cuerpo.— nos dice Glenn y enseguida le seguimos el paso.

Caminamos gran parte hasta llegar al sitio, de un momento a otro el aroma a sangre nos rodeó. Era abundante la cantidad, no hacia falta verla.

Pasamos algunos arbustos, hasta llegar. El cuerpo de Erick estaba tirado, la camisa hecha pedazos, rasguños de hombre lobo en sus piernas y brazos. La sangre escurriendo de cada herida. Lo habían atacado.

—Maldición — murmura Glenn mientras analiza el cuerpo. Él chico se había defendido, no entiendo el motivo de porque atacarlo. Hay un acuerdo, Erick era un Adamson, eso lo integra.

—Fueron varios los que lo atacaron.— dice Glenn con lástima y enojó.

—Vamos, hay que llevarlo a con tu familia. — se acerca Anzel.

Glenn apenas estaba tomando el cuerpo cuando a nuestras espaldas se escucharon gruñidos. Eso hizo que inmediatamente volteáramos a donde provenía el sonido. Los arbustos tanto árboles eran gigantes, era complicado poder reconocer a alguien fácilmente junto a la oscuridad de la noche.

—¿Quién anda ahí?— cuestiono Anzel intrigado.

Fue ahí cuando mi temor se comenzó agrandar. No debí haber venido, tuve que haberme quedado con Raymon.

—Venimos por lo nuestro.— les hizo saber Glenn en voz alta. Al notar que no había ninguna respuesta, pensamos que estaban de acuerdo, así que procedimos por tomar el cuerpo.

Cuando él hermano Adamson lo tomaba lentamente, y lo comenzaba a sostener. Fue ahí donde los gruñidos de nuestros enemigos se hicieron notar, pero esta vez eran más, o al menos intensificados.

—Tal vez es su cena..— murmuró Anzel.

—Otra razón más para llevarnoslo.

Yo no debía estar aquí. Me pongo en peligro y al mismo tiempo a mi bebé.

Inmortales I: Prisionera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora