Hermanos

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La llegada al Colegio Hogwarts de los estudiantes del colegio de Moonacre llevando sus uniformes blancos con detalles plateados en los puños de chaquetas, bordes de faldas y túnicas, causó incluso más algarabía que la llegada de Beauxbatons o de los rumanos. Su presentación convirtió todo el Gran Comedor en un bosque de plata y nácar, pétalos blancos caían y una hermosa luna llena adornaba el cielo artificial, a la cabeza de los estudiantes iban Vinish y Rose, a su paso se dibujaban espirales de plata en el aire, todos los alumnos de Moonacre desprendían un aura encantadora, como místicas criaturas mágicas, haciendo despliegue de sus poderes de transformación y deformación del espacio tiempo, unos pasos parecían ocurrir en cámara lenta mientras otros duraban menos que un pestañeo, el relincho de un unicornio blanco y el rugido de un león negro cerraron la presentación y para sorpresa de todos los presentes ambas criaturas tomaron forma humana.

Sentados a la mesa de Griffindor, a Rose no le costó ningún esfuerzo el localizar a su gemelo dos asientos más lejos, sobre todo porque éste no le quitaba los ojos de encima. Lo evitó deliberadamente, en su lugar se volteó a hablar con Vinish.

-¿Nerviosa?

-Jamás– declaró desafiante– pero tengo el presentimiento de que este año será más que agitado.

....
A la mayoría de las personas les encantaba tener la razón, Rose era lo contrario, a fin de cuentas solía tener la razón en cosas poco positivas y asuntos peligrosos. No le gustaba Hogwarts, con su sistema de Casas, dividiendo a los estudiantes como objetos de acuerdo a para que eran buenos, su uso, su utilidad. Porque eso era lo que pensaba respecto a la institución; de qué forma podría lograrse unidad dividiendo a las personas por sus rasgos, le parecía hipócrita, al igual que el anciano director.
Conoció a varios estudiantes, de todas las casas, incluyendo a un Slytherin en particular, sólo se había acercado al chico al escuchar de su antagonismo para con Harry, pero al saber que era un Black, su interés aumentó, estaba emparentado con Sirius y, a diferencia del mayor, profundamente influenciado por las estupideces de la sangre; pero él creía que ella era sangre pura, a fin de cuentas era la "hija" de Silver, director del Colegio Moonacre y un mago respetado internacionalmente, por no decir, temido.
A medida que pasaban los días no podía evitar que cierta inquietud se apoderase de su mente, aún cuando la ocupaba en estudiar el entorno de Harry, incluyendo a su gran antagonista, para su sorpresa el platino sabía no ser un capullo cuando se lo proponía. Había estudiado también a Severus Snape, sintiendo culpa ajena por las idioteces que los Merodeadores habían hecho, ella los había visto en los recuerdos de Sirius, no poseía la tendencia de idolatrar a las personas pero la actitud de sus padres en la época escolar la hizo sentirse un tanto decepcionada. Luego estaba Dumbledore, con su ejército de cuadros espía, su astucia y su maquiavelismo, no le gustaba como miraba a los demás, era una mirada que otros identificaban de alegre creyendo que era fruto del afecto por sus alumnos, por el colegio; a Rose le parecía más bien la cara que pones cuando tu juguete hace exactamente lo que querías, cuando tienes el control, tus fichas están en el lugar perfecto y solo tienes que esperar a que el enemigo haga su última jugada, una que lo llevará al fracaso.
Ese torneo contribuía a su estado mental, claro que para peor. Adolescentes arriesgando su vida en una competición estúpida ¿Qué podía salir mal? Absolutamente todo.
Y así lo fue, especialmente cuando el Cáliz de Fuego escogió a Harry Potter como participante en el torneo de los Magos e instantes después se le sumaba Rose Silver, de más estaba decir que si las miradas mataran la que le lanzó Albus Dumbledore la habría fulminado en el acto, ella devolvió una desafiante, sus ojos igual de helados.

...

La discusión en el despacho de Albus iba en escalada cuando Rose llegó, la señora de Beauxbatons despotricaba en francés, Mc Gonagall intentaba defender a Harry mientras Makarov acusaba al chico.

-¿Qué insinúa, Makarov? Que un alumno de cuarto año tiene la habilidad suficiente para engañar al Cáliz de Fuego. Eso es tan ridículo como su peinado– interrumpió la pelirroja.

-¡Enana insolente!- el hombre intentó abalanzarse sobre ella pero la chica detuvo su mano en el aire sosteniéndolo por la muñeca.

-Mi padre nunca me ha alzado la mano, Profesor, usted no tiene ningún derecho a hacerlo.

La llegada de Dumbledore y la posterior de Silver terminaron por calmar las aguas y se decidió que los jóvenes participarían en el torneo.

...
-¿Rose, cierto?-preguntó Harry acercándosele al día siguiente

-Así es, Harry Potter

-¿Tienes unos minutos?

-Depende

-Acompáñame un momento, por favor.

-De acuerdo- fueron a uno de los pasillos exteriores, aún desiertos.

-¿Pusiste tu nombre en el Cáliz?

-Claro que no- contestó ella rodando los ojos- no tengo deseos de arriesgar mi vida innecesariamente, Potter.

-¿Entonces tienes alguna idea de quién lo hizo o por qué?

-No sé quién pueda haberlo hecho, al menos en mi caso- un cuervo se les acercó volando y se posó en el muro de piedra ella lo acarició distraídamente- por otra parte, Potter, creo que sí tienes enemigos declarados, un mago en particular y todo su séquito de fanáticos.

-¿Quieres decir Voldemort?

-No, el Mago Mandrake, por supuesto que me refiero a Voldemort.

-Acabas de nombrarlo, las personas no suelen hacerlo.

-El tipo es un sociópata glorificado, -el cuervo alzó el vuelo ante el reciente enojo de la bruja- me importa un infierno que le tengan miedo, sólo siento odio hacia ese tipo. En todo caso Potter, ten cuidado, que fuercen tu entrada a este torneo es comparable con un intento de asesinato.
....

Rose balanceaba sus pies mientras veía a Sirius Black caminar de un extremo a otro del estudio.

-No puedo creerlo, Rose, esto es demasiado, no pueden enfrentarse a un torneo como ese.

La chica sólo rodó los ojos y suspiró cansada.

-¿Segura que no tuviste nada que ver?

-¿Crees que pondría en riesgo a Harry, Sirius?

-No, por supuesto que no- volteó a encararla directamente- debes retirarte del Torneo.

-Oh ¿preocupado Sirius?- canturreó la chica- Lo siento, pero esa posición es ideal para cuidar de Harry.

-¿Y quién cuida de tí?

-Tranquilo, lo tengo cubierto, créeme que este Torneo para quien menos peligro representa es para mí.

-Rose no seas imprudente

-Ah, acabo de recordar, déjame revisar el conjuro -dijo extendiendo una mano hacia Sirius que la vio enarcando una ceja- por favor, volveré a Hogwarts en cuanto lo haga, te lo prometo.

-Bien- el mayor se acercó, las delicadas manos femeninas tomaron el medallón, apenas rozando su piel pero el trigueño la sintió hormiguear.

-Bien, no te lo has quitado, no debes hacerlo para nada o se debilitaría el encantamiento.

-¿Terminaste?- preguntó ansioso por alejarse de la joven.

-Casi- Rose rápidamente se apoyó en los hombros de Sirius le dió un fugaz beso en la mejilla y le rodeó en cuello con los brazos, había tanta ternura en ese gesto que el mayor no pudo protestar- no quiero perder a nadie más Sirius, ni a Harry, ni a ti, ni a nadie.

Para su propia sorpresa la abrazó de vuelta con una desesperación que no sabía que sentía pero que transmitía lo que él mismo no se atrevía a pronunciar tampoco quiero perderte, Rose.

Ah terminé de corregir el capítulo, si hay algún error díganme por favor. Quise subirlo porque estaré muy complicada con la uni (final de semestre 😰😓😱) Me encantaría saber que piensan hasta el momento. Prometo actualizar tan pronto derrote a mi dementor personal.

Black's RoseWhere stories live. Discover now