Noche de Imbolc

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Otros años, en vísperas de la primavera, Rose se encontraría junto a sus compañeros de clase preparando el colegio y el Bosque cercano para la celebración de Imbolc tan pronto las flores comenzaran a brotar a través de la nieve. A diferencia de la enseñanza en Hogwarts que se había desviado bastante de las celebraciones ancestrales al igual que en otros colegios de magia; en Moonacre muchas tradiciones eran respetadas incluyendo la celebración de la llegada de la primavera y de Brigitte, adornaban la escuela con flores blancas y amarillas, encendían velas, comían, bebían y bailaban en su honor despidiendo el invierno.
Este año, estaban lejos de su hogar, sin embargo Silver llegó a un acuerdo con Dumbledore y se les permitió hacer la celebración cerca del Árbol de Plata. Los estudiantes de Moonacre presentes cambiaron sus uniformes por vestidos, pantalones o camisas de telas bastante más ligeras y de color blanco con adornos amarillos, rojos o naranjas, reunieron pequeñas campanas y cascabeles y los símbolos de Brigid y la primavera estaban dibujados en la nieve que comenzaba a derretirse, en los manteles que cubrían las largas mesas hechas por el propio Árbol y en banderas que habían colocado alrededor, la noche estaba hermosamente iluminada por las luces de la celebración y la música de los instrumentos que los mismos estudiantes tocaban creaba una atmósfera embriagante, mística y natural a la que los estudiantes de Hogwarts no estaban acostumbrados. Aunque no todo Hogwarts tenía permitido asistir a la celebración, sólo unos pocos invitados, uno por cada estudiante de Moonacre podría asistir de las otras escuelas por orden de los directores de dichas escuelas; Silver estaba molesto por ello pero había poco que pudiera hacer al respecto.
Así que esa noche, Harry invitado por su hermana, Hermione por Vinish, Fred por Karina y Draco por Lorian (ninguno de los dos estaba feliz al respecto pero Rose los había convencido ya que Lorian no tenía a nadie en particular a quien invitar y la chica quería que tanto Harry como Draco estuviesen presentes) acudieron al encuentro. Los invitados llevaban ropas similares a sus anfitriones y tardaron poco en unirse a la celebración.
Draco estaba hipnotizado, aunque aún no se decidía si era por el ambiente circundante o por Rose, su vestido era blanco de mangas largas y con escote recto, las costuras eran doradas, se ceñía a su cintura y luego la falda caía abriéndose a ambos lados dejando ver sus piernas, las muñecas y tobillos de la chica eran adornados por pulsas doradas que resonaban alegremente con cada paso, ella estaba feliz sin lugar a dudas, cada vez que conversaba con sus amigos y las llamas se reflejaban en sus ojos era como ver oro espolvoreado sobre jade y su cabello suelto y adornado por pequeñas flores blancas y anaranjadas...

-Estás hipnotizado, Malfoy- Lorian le dio un empujón en el hombro a modo de broma- y no es para menos.

Draco quiso contestar pero recordó que Harry estaba de pie junto a ellos y por esa noche, al menos, no quiso provocarlo, joder sí que estaba hipnotizado.

-Vamos, acerquémonos a la hoguera, están por comenzar- apremió Vinish que traía a Hermione de la mano.

Hablando de estar radiantes, incluso Granger resaltaba, su vestido era similar al de el resto de las chicas, mangas largas, escote recto, ajustado a la cintura y llegaba casi hasta las rodillas, estaba adornado con pequeñas flores bordadas en alegoría a la primavera. Éstas eran antiguas tradiciones, del inicio de la magia que muchas familias, incluso Sangre Puras, habían dejado atrás, la esencia misma de la magia había surgido en los bosques, Draco era consciente de esto, su madre se lo había enseñado desde que era muy pequeño.

-Bienvenidos todos- la voz de Silver se escuchó y de inmediato se hizo el silencio a su alrededor, habían formado una especie de círculo alrededor del director, junto a este había una pequeña hoguera que esperaba ser encendida y alrededor de ellos formando un círculo más grande varias antorchas, las mesas estaban dispuestas un poco más cerca del árbol dejando un espacio amplio para moverse con libertad. Draco volvió la mirada a Leónidas también portando blanco, el hombre despedía la misma alegría que su hija menor, era como si el espíritu de la celebración irradiase a través de sus gestos a pesar de que estos no habían variado de su usual comportamiento; había algo más que Draco no era capaz de identificar y que en ese lugar sólo padre e hija mostraban.

Black's RoseWhere stories live. Discover now