Invitaciones y varitas

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Rose contuvo el impulso de enviarle un maleficio a la irritante “periodista” enfundada en fucsia tan pronto la vió. Años atrás la “Rata” Skeeter, había publicado un artículo bastante ofensivo respecto a su padre y la chica aún no lo olvidaba. Para colmo había arrastrado a Harry a Dagda sabrá donde mientras ella quedaba ahí con los otros campeones, el fotógrafo barrigudo y Ludo Bagman; la muy atrevida incluso había ofrecido entrevistarla para el Profeta una vez terminara la sesión de fotos y ni siquiera le había dado oportunidad de negarse mientras arrastraba fuera a Harry.
Mientras los minutos transcurrían la chica se colocó junto a Krum dirigiéndole una mirada y un asentimiento de cabeza a modo de saludo que él contestó algo extrañado, a ella no le impresionaba el aspecto imponente del chico que parecía mucho mayor y tampoco suspiraba por sus huesos, simplemente lo consideraba una mejor compañía que a Fleur (aún no entendía cómo a la rubia no se le había roto el cuello de tanto agitar el cabello) la que acaparaba a Diggory en esos momentos.

–Mislite li, che shte bŭda izklyuchen ot Turnira za ocharovatelen chetvŭrti zhurnalist? (¿Crees que me expulsarían del Torneo por hechizar a una periodista de cuarta?)– preguntó en el idioma natal del campeón búlgaro, uno de los beneficios obtenidos de Adam, la capacidad de comprender las “lenguas humanas”, habilidad que la chica consideraba muy conveniente.

El campeón búlgaro contuvo una expresión de sorpresa seguida por una de simpatía pero antes de que pudieran decir una palabra el resto de los miembros del tribunal entraron en la sala. Dumbledore seguido por un anciano mago de grandes ojos claros con aire calmado, Karkarov, Madame Maxime, el señor Crouch y Silver .

–Dado que no veo a Potter ni a Skeeter supongo que el pobre chico habrá sido arrastrado para una “entrevista”– aventuró Silver acercándose a su hija.

–Justo me preguntaba qué tan probable es que me saquen del Torneo por hechizarla “accidentalmente”– comentó compartiendo una mirada cómplice con Víktor– Por cierto padre, es posible que “accidentalmente” haya hechizado a un estudiante de Hogwarts.

–¿Qué tan accidentalmente, Rose?

–A propósito.

Tan pronto Dumbledore regresó con Harry, la comprobación de las varitas comenzó, cuando finalmente llegó el turno de la pelirroja de aproximarse a la mesa, sacó su varita de la funda de su cinturón y se la mostró al anciano que Dumbledore había presentado como Ollivander. El anciano observó la varita sorprendido, la tomó en sus manos girándola con atención, Rose distinguió las delicadas tallas mostrando un patrón de enredaderas que facilitaban el agarre, sin importar qué tanto hubiese mejorado su habilidad para conjurar magia sin ella, sabía que no se desprendería nunca de la pieza.

–Esto es ébano blanco una variedad muy rara en verdad, rígida, veintiséis centímetros, núcleo de ¿esto es? – Rose frunció el seño, todo lo que ella sabía de su varita era que su madre se la había obsequiado cuando tuvo edad para poseer una y según le había dicho, antes de ella la había usado una de sus bisabuelas o algo así– piel de naga– la vista del mayor se fijó en el rostro de Silver.

–La madera proviene de las tierras de la familia de mi esposa, la piel proviene de una de las kundalini que habitan sus tierras y que tiempo atrás obsequió su piel a uno de sus antepasados, se confeccionaron dos varitas según tengo entendido, una la que tiene en las manos y la otra la que posee mi esposa.

Rose notó el cambio en el ambiente cuando su padre terminó de hablar, especialmente proveniente de Dumbledore, escuchó el rasgueo de la pluma de skeeter, rodó los ojos deseando al menos librarse de la entrevista. Ollivander pasó unos momentos más observando la varita antes de hacer aparecer unas chispas de colores y devolvérsela a Rose.

Black's RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora