Medias verdades

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Justo como Rose había dicho a la mañana siguiente no quedaba alma en el Castillo ajena a la noticia de que había visto a la heredera de los Silver y al heredero Malfoy besándose. La chica recibió miradas de horror del menor de los varones Weasley, de incredulidad de los gemelos y por supuesto su gemelo le aplicó la ley del hielo durante todo el desayuno.

-Así que ¿Malfoy?- la pregunta de Vinish mientras se sentaba distrajo la atención de la chica de su café.

-Sin comentarios.

-No te juzgo, pero me parece curioso- comentó.

Rose iba a responder cuando una tromba rubia con espíritu de hipogrifo desbocado irrumpió en el Gran Comedor se acercó a la mesa de Griffindor a toda velocidad y agarró el brazo de Rose.

-Tú, ven.

-Hey, espe... ¡Karina!- la pelirroja protestó inútilmente mientras era casi arrastrada de la habitación, a través de los corredores hasta encontrar uno vacío.

La bruja estaba respirando entrecortado mientras la rubia que ya la había soltado la veía con el seño fruncido y los brazos en jarras.

-Comienza a hablar, jovencita.

-¿Qué?

-Primero el ser ya sabes qué de ya sabes quién y ahora ¿Malfoy?- el apellido del chico fue teñido por un claro escepticismo- Exactamente ¿cuántas cosas me ocultas?

Rose sintió una gota de sudor frío resbalar por su nuca, Karina podía ser un amor de persona cuando quería o tu peor pesadilla. Y la situación no pintaba nada bien para la pelirroja.

-Karina...

-De eso nada, monada, no te vas a salir de esta conversación, aún no me has dicho por qué estabas enferma el otro día.

-Bebí.

-Mentira.

-Me cayó mal la cena.

-Es bastante tonto intentar mentirme ¿sabes?

-Lo sé, pero a lo mejor te aburres y me dejas en paz- soltó cortante.

Karina claramente no estaba impresionada, su expresión no había cambiado un ápice y seguía esperando respuestas. Rose suspiró derrotada.

-Malfoy sabe que soy la ya sabes qué de ya sabes quién, y también otro chico llamado Theodore Nott.

-Eso no lo explica, podrías haber pedido a Vinn que lo hechizara, o a mi que lo borrara.

-No podemos hechizar a otros estudiantes ¿recuerdas? La magia deja rastro y ¿Cómo demonios se te ocurre que te iba a arriesgar pidiéndote hacer algo así?

-Soy tu amiga, justo como tus ropas son mis ropas, tus problemas son mis problemas- declaró con confianza.

-Hablando del tema, al menos podrías devolver la ropa al armario y no dejarla desperdigada por la habitación cuando te llevas algo- pidió cansada, no había defensa válida frente a Karina.

-No me cambies la conversación.

- Bien- tomó aire antes de comenzar a hablar- Draco es estúpidamente orgulloso, no aceptará que se haga público que sale con una asquerosa mestiza, además de que Lucius no se lo perdonaría y conocemos muy bien la fama que tiene.

-¿Qué hay de Harry? Él y Draco no se soportan ¿has hablado con él?

-No

-¿Vas a hablar con él?

-Tiene que aprender a respetar mis decisiones, Karina.

-Y tú tienes que aprender que los demás nos preocupamos por ti y que si fueras un poco menos testaruda nos ahorrarías unos cuantos dolores de cabeza- la riñó su amiga- te encanta dejarnos en claro que puedes cuidarte sola pues adivina qué ¡Me importa un moco de gnomo de jardín! ¡Nos vamos a seguir preocupando porque para eso están los amigos! ¡Harry no es la excepción y de hecho, es lógico que esté incluso más preocupado!

Black's RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora