Una confesión y cinco dragones

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El domingo ya bien entrada la tarde en los terrenos del colegio Harry se encontraba casi enfermo de los nervios pero demasiado ocupado para pensar en ello.

-¿Ves Harry? Sabía que lo conseguirías- lo felicitó Hermione.

Estaban cerca del árbol plateado en que se quedaban los de Moonacre, sobre la yerba estaban sentados Vinish, Karina y Rose, observando como Hermione lo ayudaba a mejorar sus hechizos convocadores, haciendo que el chico trasladase hacia sí un montón de objetos que habían desperdigado por la zona, desde libros hasta sillas. En ese momento el de espejuelos había logrado traer hacia sí un tomo de Pociones, "Pócimas y brebajes ilustrados" rezaba en la cubierta.

-Sólo espero que funcione con la escoba...

-Funcionará Harry, ya has aprendido el hechizo, estoy segura de que no habrá problema.

-Claro que no lo habrá- aseguró Rose sin apartar los ojos del libro que hojeaba, las tapas eran completamente negras y en la cubierta había un intrincado círculo mágico dibujado en dorado- Si eres la mitad de bueno en Quiditch de lo que dicen no hay forma de que un dragón te alcance, quizás el Bola de Fuego Chino que es un poco más rápido.

-Rose, no lo estás ayudando- advirtió Vinish, ella por su parte se encogió de hombros- en fin, si ya terminaste con los hechizos convocadores, Harry, creo que es hora de que aprendas un pequeño truco de circo- el joven sacó su varita de un precioso color caoba, dibujó un triángulo en el aire y pronunció- Mimithei persona - justo a su lado separado apenas a unos pasos apareció un reflejo de sí mismo- es un reflejo exacto por lo que hará lo mismo que tú pero a cierta distancia, podría resultarte útil para distraer al dragón al menos por unos segundos, hay otro par de hechizos que me gustaría enseñarte pero queda poco tiempo, finite- el reflejo desapareció.

Mientras los chicos practicaban, Hermione se unió a Rose y Karina en el pasto, la curiosidad la pudo y miró hacia el libro que la pelirroja sostenía, eran complejos círculos mágicos que ya no se usaban prácticamente, por algunos de los glifos que contenía a Hermione le pareció que era alguna forma de transmutación. La castaña miró preocupada entonces a la chica.

-Rose ¿cómo te enfrentarás al dragón?

-Creí que estarías aprendiendo el hechizo, Herms.

-Mimithei persona- la castaña imitó las acciones de Vinish minutos antes y un perfecto reflejo suyo apareció sentada en la yerba a unos pasos luego conjuró una -finite- para terminar el hechizo.

-Eso ha sido increíble- la felicitó Vinish, luego se volteó hacia Harry- ¿es así de brillante siempre?

-Cada día- concedió este, Hermione apartó la vista intentando ocultar el tenue sonrojo.

-Volviendo al tema que tan graciosamente has querido esquivar, Rose ¿cómo piensas "esquivar" al dragón?- esta vez la pregunta vino por parte de Karina.

-¿No es Fred Weasley el que va por allá?

-Rose, ni lo intentes, porque que sepamos tus fuertes son la magia de transmutación y atraer problemas- soltó la rubia no sin antes haber mirado en la dirección en que señalaba su amiga.

-Eso no es del todo preciso.

-¿Qué quieres, Malfoy?- se escuchó espetar a la voz de Harry, las chicas volvieron la vista y en efecto el peliplatino se les acercaba con una expresión difícil de descifrar y su cabello, de hecho, de su color natural.

-Cállate, Potter, no te incumbe. Silver- se volteó hacia Rose- hablemos.

Si una hoja hubiese caído al suelo se habría escuchado como un golpe gracias al silencio que inundó al grupo. La pelirroja lo miró enarcando una ceja antes de cerrar el libro y tendérselo a la castaña.

Black's RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora