Diciembre

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Diciembre trajo consigo vientos y tormentas de aguanieve, y para Rose, una exasperante cantidad de estrés. Gracias a la conversación que había tenido con Sirius acerca de la visita de Harry al despacho de Moody y el raro comportamiento de cuanto cachivache mágico había allí, sólo había logrado alimentar sus sospechas. Desde entonces había intentado ganar acceso a la habitación en cuestión, lo que implicaba un falso y excesivo interés en las clases de Ojoloco, incluso había intentado conseguir un castigo hechizando "por accidente" a un alumno de Hoggwarts, con éxito debía añadir, el único problema era que en vez de encargarse Moody de su sentencia se la dejó a Snape, ya que la persona afectada en cuestión pertenecía a la casa de las Serpientes y ésta vez no fue Draco. En conclusión había terminado en el ya conocido despacho de Snape, extrayendo el líquido de ojos de sapo y guardándolo en pequeños frascos, se pasó todo el castigo evitando que el verde subiera a su rostro, el problema era que una vez más le correspondía toda una semana de castigo. Luego estaban las intempestivas apariciones de Skeeter, la irritante presencia de Ronald (aún no lo perdonaba por haberle dado la espalda a Harry) le importaba un troll que Harry lo hubiese perdonado, a todo esto se le sumaban los interrogatorios por parte de sus padres debido a su evidente estado emocional. Vinish no la molestaba tanto al respecto, sabía darle su espacio, de hecho lo había visto acompañando a Hermione más de una vez, su hermano adoptivo le había cogido cariño a la castaña. Karina dividía su tiempo entre bombardearla con preguntas acerca del baile y comentarle sus planes para invitar a Fred Weasley, la rubia se las había arreglado para acercarse a los gemelos Weasley lo cual no era raro dado que ella misma tenía más de un negocio contrabandeando objetos "prohibidos" a Moonacre especialmente objetos muggles. También estaba por supuesto, el estúpido huevo chillón, con su estúpido enigma oh y las invitaciones que había tenido que rechazar a un baile al que no pensaba asistir hasta que Silver le dejó más que claro que la asistencia de los campeones era obligatoria. Harry, Hermione, Ron, Vinish, Karina, ella misma y más recientemente Lorian McLaren aprovechaban ratos libres para pasarlo juntos, se llevaban bastante bien a decir verdad pero la mente de Rose no la dejaba disfrutar de esos pequeños momentos.
Las noches eran peores, sus visiones se manifestaban con pesadillas en las que veía tantas muertes que terminaba por despertarse llorando, sólo para obligarse a dormir de nuevo por unas horas.
Esa tarde en particular un mal presentimiento la inundó tan pronto puso un pie en el aula de Trelawney (bastante tenía con su "obsequio" como para tener que soportar Adivinación). La acompañó mientras cenaba en el Gran Comedor entre las risas de los Griffindor y los ojos plateados de cierta serpiente clavados en su nuca, la siguió como una sombra mientras bajaba a cumplir el castigo en las Mazmorras y se confirmó cuando regresaba del mismo con una palidez casi verde y el estómago revuelto.
Un escándalo estaba teniendo lugar en uno de los pasillos, una voz familiar la hizo casi correr en dirección al grupo de estudiantes apiñados allí, la mayoría de Slytherin, unos cuantos Durmstrang y liándose a golpes con un estudiante búlgaro, nada más y nada menos que Lorian McLaren. Atravesó la multitud, reconoció entonces al estudiante de Durmstrang, Keov y la razón tras la pelea no fue muy difícil de descifrar, el usualmente bien arreglado Lorian tenía un par de golpes en el rostro, su cabello castaño estaba desordenado y sus ojos azules comenzaban a adquirir un brillo peligroso debido a la pelea, uno que por instantes casi parecía flashear a dorado, era un milagro que los espectadores no lo hubiesen notado. Sintió pasos que se acercaban corriendo por el otro lado del pasillo, no le importó.

-¡Lorian, basta de esto!- se interpuso notando demasiado tarde que el búlgaro había visto su presencia como una oportunidad, abalanzándose sobre Lorian y cambiando de ángulo en último momento para golpearla con un codo haciéndola caer al suelo, el dolor en su labio y el sabor metálico le confirmaron que se había roto.

Las siguientes imágenes fueron rápidas, Víctor Krum acababa de llegar en el momento en que su compañero de clase la había golpeado y no dudó en abalanzarse contra él y lanzarle unas cuantas palabrotas en búlgaro por alzarle la mano a una mujer, Krum había dejado al otro sentado en el suelo de un puñetazo antes de voltearse para ayudar a la chica a levantarse, ella lo aceptó, una vez estuvo en pie irguiéndose en toda su altura con una actitud que le ganó el silencio de los presentes mientras se preguntaba si el lanzar una maldición al bruto búlgaro le daría muchos problemas en un pasillo lleno de estudiantes, por desgracia sí, le recordó su conciencia.

Black's RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora