Una cuestión de tiempo

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Cierta helada mañana de diciembre, Harry y Ron caminaban hacia el Gran Comedor cuando una voz los interrumpió.

–Harry– Vinish lo llamó entre la marea de estudiantes y el mencionado volteó de inmediato– ¿podemos hablar un momento?– preguntó cuando llegó a la altura de los amigos.

Su mirada era bastante seria, parecía preocupado por algo, Harry no dudó en pedirle a Ron que se adelantara y que lo alcanzaría en un momento; el pelirrojo no estaba muy conforme con la idea pero decidió escuchar a su estómago y seguir al Gran Comedor. Harry, por su parte siguió a Vinish a un corredor un tanto más vacío, la temperatura era un poco más baja allí, pero no le preocupó.

–¿Sucede algo?

–Quiero hacerte una pregunta, ¿qué sientes por Hermione?

–¿Qué? –eso lo tomó completamente por sorpresa– es mi mejor amiga– dijo algo descolocado.

–¿Estás seguro? ¿Nada más?

–Claro que no, Mione es como una hermana para mí.

–Siendo la palabra clave aquí: como, Harry. Me he tropezado con esa palabra antes así que te pregunto: por la preciosa chica castaña que te apoya incondicionalmente, con corazón de leona, inteligente como toda Ravenclaw junta y más, con un sentido de justicia capaz de ver más allá de los convencionalismos y una inquebrantable lealtad hacia sus amigos ¿no sientes nada más que afecto casi fraternal?

Harry parpadeó un par de veces, sintiéndose mareado por la vehemencia y el toque de incredulidad en las palabras del mayor, se lo pensó por un momento y casi lo dudó, pero no era posible ¿a él le gustaba Cho, cierto? Sí, claro que sí, incluso pensaba invitarla al baile, además Hermione era, bueno pues Hermione, no podía verla del todo como una chica, aunque aceptaba que era terriblemente importante para él.

–Sí, sólo eso– dijo finalmente.
Vinish suspiró entre aliviado y quizás algo molesto por la arruga que permanecía en su seño.

–Has tardado un poco más de lo que me habría gustado en responder, Potter– Vinish lo miró directo a los ojos entonces, con expresión solemne– voy a invitar a Hermione al baile de Navidad, no sé si acepte o no pero creí que era apropiado hablarte al respecto primero, claro que tampoco te estoy pidiendo permiso– añadió con una sonrisa, Harry estaba en blanco, de pronto le pareció que la temperatura había bajado casi diez grados, al menos la exterior porque un extraño enojo comenzaba a bullir en el fondo de su mente, trató de mantenerlo ahí.

Harry sólo asintió, inseguro de encontrar su voz si intentaba hablar en ese momento.

–Entonces será mejor no tardarme mucho en pedírselo, alguien podría adelantarse, supongo que esta noche también irá a estudiar a la biblioteca; te veo luego Harry.

Vinish se despidió y comenzó a caminar por donde habían llegado.

–Vinish– el trigueño finalmente encontró su voz– ¿por qué me preguntaste?

–Porque para mí no hay “como” que valga, créeme, he estado ahí– Vinish volteó a verlo por encima del hombro, sus ojos se habían ensombrecido– La diferencia es que en mi caso, perdí la oportunidad antes de tenerla siquiera y tú, pues tú estás dispuesto a desperdiciarla.

Harry no habló mucho durante ese desayuno, su apetito también había desaparecido, a cada momento miraba a Hermione pero apartaba la vista irritado cuando ella le hacía preguntas con la mirada.

Rose estaba segura de que pasaba más tiempo en los terrenos exteriores de Hogwarts que en el interior de este y el árbol plateado juntos, esa tarde justamente decidió escapar de la fría atmósfera que rodeaba al Trío Dorado y mezclarse en la más natural que se respiraba en las cercanías del barco búlgaro. Una parte de ella esperaba ver a cierto estudiante con el que quería ajustar cuentas pero en su lugar fue Krum quien caminó hasta ella.

–Buenas tardes, Víctor– saludó.
Él contestó con un asentimiento cortés.

–Hay algo de lo que quierro hablarrte– dijo el joven luego de pensarlo un rato, parecía contrariado, quizás algo irritado consigo mismo, como si le costase trabajo decir lo que quería.

La mente de Rose comenzó a atar cabos, y su lado fae pareció activarse al detectar un humano con el que podría divertirse, el chico quería algo pero su orgullo le hacía difícil el pedir ayuda. La mirada que él le había lanzado a Hermione cruzó por su mente, recordó entonces que lo había visto en la biblioteca más de una vez, no le pareció que fuera allí por los libros; no porque no fuera lo bastante inteligente sino porque Silver le había comentado que la escuela de Karkarov contenía una basta colección de libros de magia muy interesantes, especialmente de tomos relacionados a la magia oscura. Probablemente estaba interesado en la castaña, pero el ejercito de fangirls no le daban oportunidad, sin embargo la noche en que él la había acompañado sus acosadoras se habían mantenido a distancia.

–Déjame adivinar– se aclaró la garganta– quieres invitar a Hermione Granger al baile de Navidad, pero quieres ser considerado con ella y no hacerlo cuando estén rodeados de público porque has notado que no le gusta; por eso quieres que te espante las moscas para no perder más tiempo porque alguien se te podría adelantar mientras esperas el momento adecuado ¿no?– terminó ella con una deslumbrante sonrisa mientras Krum había quedado de piedra.

Ella se le acercó, y se inclinó hacia adelante con las manos en la espalda como niña que va a hacer una travesura.

–Acepto encantada, Víctor.

Black's RoseWhere stories live. Discover now