Nueva rutina

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Jungkook podía llegar a desesperarse muy fácil con sus hermanos.

Que fueran muy ruidosos cuando el quería silencio, que no le dejaran jugar, que le prohibieran cosas,  y que le regañaran llegaba a molestar bastante al pelinegro. Sobre todo cuando le quitaban sus amadas galletas. Él les gritaba todos los días, se quejaba con sus padres y algunas veces les atacaba a golpes o arrojándoles cosas. Todo dependía de que le hicieran. Sin embargo, les extrañaba demasiado.

Los días sin sus hermanos eran largos para el niño, se aburría mucho. Y lloraba. Al despertar y notar que los revoltosos niños no estaban, lo primero que hacía era dejar que las lágrimas brotarán de sus ojitos sin control. Y se ponía peor si despertaba y los veía irse. La pareja intentaba que continuase durmiendo para que al momento de dejar a los demás en la escuela, no lo notara, pero no siempre era posible. 

A veces parecía que tuviese una alarma interior, que le alertase cuando sus hermanos se alejarán de él.

Era muy tierno, pero tanto a Jin como a Namjoon les costaba bastante calmarle. A veces pasaba hasta una hora para que pudiera distraerse con algo, o para que volviera a dormir. Y para sus hermanos era muy lindo ver que Kookie sentía su ausencia, que los quería a pesar de que les demostrará lo contrario cuando jugaban y les hacía caras.

Desde hace días, no había momento más feliz para el pequeño pelinegro que cuando se reunía con ellos.

Ese día estuvo a cargo de Namjoon. Toda la mañana anduvo jugando con unos muñecos, e incluso durmió un rato en el sofá del estudio de su padre. Cuando despertó, estaba asegurado en su asiento. Parpadeó un par de veces hasta que su vista se acostumbró a la luz solar, vio a Namjoon conducir y habló --Nam hyung.-- el mayor volteó un momento, sonriéndole.

--Despiértate Kookie, ya casi salen tus hermanos.

El sueño se esfumó del cuerpo del menor, quien se movió en su lugar inquieto, ya quería verlos.

Dentro de muy poco, el peliverde dejó el carro donde siempre y cargó a Jungkook en brazos. El niño quería bajarse de ellos para ir corriendo hasta la entrada que ya conocía, por donde sus hermanos se reunían con él. No siempre era así, a veces los veía hasta más tarde en su casa cuando regresaba del trabajo de uno de sus padres, o más noche cuando iban por él a casa de sus abuelos. El punto es que no importaba cómo, siempre que veía de vuelta a sus hermanos quería abrazarles.

Namjoon le dejó en el suelo, pero sostuvo su mano para que no saliera corriendo como tantas veces había hecho en distintos lugares. Llegaron a la puerta, donde varios padres esperaban por sus hijos. En ese momento solo salían los de Jardín de Niños, y en una media hora más eran libres los de Primaria, por lo que algunas veces esperaban ahí, y otras daban otra vuelta para ir por ellos.

Kookie no dejaba de estirar su cuello y de estar de puntitas, tratando de encontrar a alguno de sus hermanos en medio de tantos niños con la misma ropa. Soltó un quejido, iba llorar por no verles. No prestaba atención a la voz de Namjoon hablando con una maestra, diciendo el nombre de dos de los niños, y tampoco a la mujer que pasaba los nombres a otra maestra para que fuesen a por los niños.

Cuando menos se lo espero, vio a sus dos hermanos correr con sus mochilas rebotando en la espalda hacia ellos, y por supuesto, con V sacudiéndose de un lado a otro en la mano de Taehyung --¡CHIMIN! ¡TAE!

Gritó ansioso, dando saltitos en su lugar 》¡Ya vienen hyung!

Namjoon no sabía que era más hermoso,  Kookie emocionado por ver a sus hermanos, o el pequeño par corriendo hacia ellos con enormes sonrisas en el rostro.

El cachetón y el de sonrisa cuadrada chocaron como siempre contra Namjoon, contentos de volver a verle. Le abrazaban por la cadera, comenzando a hablar sobre su día al mismo tiempo. Kookie le dio un manotazo a Jimin, para que le saludará, y este en seguida volteó a verlo. Las mejillas del castaño se elevaron tanto que sus ojitos se formaron como dos líneas, dejó al mayor para ir con su hermanito y abrazarlo con fuerza, cargándole al punto de que los pies del niño dejaron de tocar el suelo por tan solo unos centímetros. 

El niño chilló, enfadado por ese acto pero no intentó bajarse, al contrario, abrazó con más fuerza a su hermano mayor. Tae también fue hasta ellos, y espero a que Jungkook volviera al suelo para él también cargarlo, riendo al verle enojado y chillando --¡También te extrañe Jungkookie!-- dijo Tae, regresando al suelo al pelinegro.

Namjoon miró con una sonrisa como los niños interactuaban. Jimin y Tae adoraban cuidar de Jungkook. Ambos tomaron cada una de sus manitas, para que no se perdiera según ellos, y se acercaron a Namjoon para continuar narrando su increíble día en la escuela. Habían aprendido un nuevo juego, un amigo se había caído en el recreo raspándose la rodilla, y de tarea tenían unas planas con las vocales.

Namjoon escuchó atento las narraciones de los niños, mientras se interrumpían una y otra vez. El mayor solo sonreía, divertido con su manera de contar los sucesos. Para que el rato pasase más ameno, compró helados a los niños al vendedor que siempre ponía su carrito frente a la escuela a la hora de la salida. 

Así degustando Kookie su nieve de vainilla, Tae de chocolate y Jimin de uva, los de la Primaria comenzaron a salir. Namjoon volvió a acercarse a la entrada para repetir la acción de hacia rato, dar su nombre y el de los niños, mientras el trío más pequeño se quedaba a su lado.

Primero apareció Yoongi, caminando tranquilo hacia ellos. Hoseok pasó corriendo a su lado, provocando que el pelinegro le mirara sin expresión. El castaño abrazó a Namjoon, sonriendo al ser recibido con una caricia en sus cabellos peinados. 

El pálido niño apenas llegó fue abrazado por Nam, quien sonrió al verle un tanto apenado, a veces su hijo se incomodaba con las muestras de cariño. A veces, por que en otras ocasiones, se comportaba como un consentido y le encantaba.

--¿Vamos a casa?-- preguntó a los cinco, obteniendo un grito de afirmación. 

Jimin y Tae volvieron a tomar las manitas del menor, haciéndolo enojar por que ya no podía seguir comiendo su nieve con comodidad. Hoseok tomó la mano de Namjoon quejándose por que el también quería una nieve, y Yoongi iba a su lado con un puchero formado en sus labios de forma inconsciente, tenía sueño.

Ya en casa sabía lo que le esperaba. Yoongi tomaría su siesta diaria que se había vuelto de suma importancia para él, Hoseok se pondría a hacer su tarea mientras que Jimin y Tae se pondrían a jugar con Jungkook hasta que llegara la hora de la comida, luego harían la tarea. Esa era más o menos su nueva rutina, y aunque no lo pareciese, la casa continuaba siendo un caos en ocasiones. Sus niños era un torbellino de risas y travesuras muchas veces, y los amaba con todo su corazón.


Cosas De Padres - NamjinWhere stories live. Discover now