CAPÍTULO 31

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Las mañanas eran lo que más odiaba de todo el día. El momento en el que un torturador sonido hace que las preciosas imágenes de los preciosos sueños que tenías desaparezcan, el momento en el que te dás cuenta de que por muy cansado que esté, tienes que levantarte porque hay un millón de cosas que tienes que hacer, el momento en el que sueñas con poder acelerar el tiempo hasta el momento de volver a tumbarte en el glorioso mueble que llamamos cama. Pero en especial porque vuelven todos y cada uno de los problemas que te atormentaban la noche anterior, y en mi caso, las que me atormentaron durante la noche.

Me deshice como pude de los brazos de Harry que me rodeában, y me encaminé a la ducha, necesitaba despejarme un poco. Puse música y comencé con mi rutina diária, salí de la ducha enrollada en una toalla y me preparé una taza de café. Con la taza humeante y con el pelo goteando en mi espalda, me enfrenté al temido "¿y que me pongo hoy?". Era un día gris, típico de Londres, y empezaba a refrescar, bueno hacía mucho frío y llovía, así que supongo que eso era más que fresco. Me decidí por unos vaqueros ajustados y oscuros, una blusa blanca y un jersey de lana gris por encima, pero que dejaba ver la blusa. Me dirigí al baño a secarme el pelo, acción no muy común en mí pero obligatoria con el tiempo que hacía, y me maquillé un poco. Quedaban unos 10 minutos para que Emma viniese a por mí, por lo que acabé de un trago el café, me puse unas botas cortas color marrón, cogí un bolso del mismo color, unos accesorios dorados y una chaqueta verde militar, quería salir de casa antes de que Harry despertase, un poco cobarde, sí, pero no me lo quería enfrentar. Miré como dormía, una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero no se despertó. Puse un vaso de agua y un par de aspirinas en la mesilla, junto a una nota que decía, "Buenos días dormilón! He tenido que ir a clase, tienes la llave del apartamento así que cuando salgas cierra la puerta. Sabes donde están las toallas si quieres darte una ducha. Un beso, Marel" Quería escribirle algo más, de veras que lo quería, pero no sabía como decirlo, ni siquiera sabía que decir.

Salí de casa para encontrarme con una lluviosa mañana, que depresiva podía llegar a ser Londres. Saqué el móvil del bolso y llamé a la única persona con la que me apetecía hablar en ese momento, pero antes de que sonara el primer pitido colgué. No, no podía llamarlo, aún no. En vez de eso decidí llamarle a Liam.

- ¿Diga?- Su voz era algo grave, adormilada. Fué entonces cuando me dí cuenta de que no eran ni las 8:00 de la mañana.

- Lo siento Liam, no me había dado cuanta de la hora que era. ¿Te he despertado?

- No tranquila, hoy he madrugado un poco así que estás de suerte.- Reí un poco y supe que él también sonreía.- Bueno, ¿necesitas algo?

- Si bueno, me preguntaba si tenías algún plan para esta tarde. Tenía pensado ir a surfear un poco y como sé que a tí también te gusta, pues he pensado en invitarte.

- Claro! Si, me encantaría. ¿Como tienes pensado ir?

- Tengo que llamar a la agencia para eso, creo que me van a dar un coche o furgoneta o algo.

- Bueno cuando lo sepas me llamas, sino puedo conducir yo, no me importa. ¿Sales a las 14:00, verdad?

- Sí así es. Llamaré a la agencia en el descanso y te aviso ¿de acuerdo?

- Si claro perfecto! Y oye Marel, ¿como estás?- Nada más decir eso apareció Emma, sonriente y saludando desde lejos.

- Oye Liam, lo siento pero tengo que dejarte, luego estamos!

- De acuerdo, que tengas un buen día.- Colgué y metí el móvil en el bolso.

- Hola Marel, buenos días.

- Buenos días a tí también!

- ¿Con quien hablábas?

- Con Liam, vamos a ir a hacer surf.

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