taekook; sweet skin (달콤한 피부) ✨ EDITANDO

TRECE✨

Taehyung

—¿Seguro que estás bien? —pregunta Hoseok quitándome el bolígrafo de las manos. A pesar de que ya pasó una semana desde lo ocurrido con Jungkook sigue preocupándose por mí. Está en frente mía sentando y con mi escritorio entre los dos, solo ayudándome con mi trabajo.
Miro a la nada y no contesto a la pregunta. Estoy concentrándome en mi trabajo, no tengo que pensar en lo malo, no tengo qué.
Siento la fría mano de Hoseok en mi barbilla; la levanta para que pueda verlo, y su expresión de preocupación es increíblemente triste.

—Has hecho bien, ¿no crees que tu trabajo es más importante? Es tu futuro... —Miro a un lado y no a sus ojos, no quisiera que sintiera lo que yo a través de solo una mirada. Volteo al frente por inercia y caigo en cuenta de que está a nada de besarme. Me alejo perplejo y exageradamente que choco con la pared.

—¿Qué te pasa? —le grito enojado. No contesta y solo actúa. Viene hacia a mí con una cara siniestra que me hace correr como el maricón que soy. Salgo de mi propio despacho directo a la salida. ¿De verdad estoy escapando? ¡Ridículo!
No me tomo la molestia de siquiera llamar un taxi, camino como estúpido por las calles como si las conociera de memoria pues la verdad es que no. He estado toda mi vida trasladándome mediante autos y jamás caminando. Tanto que no conozco muy bien algunas calles.
Mi celular vibra en mi bolsillo un par de segundos, decido contestar y es mi único amigo quién me llama.

—Taehyung, creo que necesitas venir —dice Jimin apenas contesto. Se le escucha extraño, y más aún porque está susurrando.

—¿A dónde? —miro alrededor mía buscando a donde ir y sigo caminando.

—Al... Ah, al departamento de Jungkook —no puedo evitar sentir una apuñalada en mi corazón al escuchar su nombre. Ah, no merezco verlo, no después de todo lo que le dije. Creo que fui demasiado duro y lo destrocé, no es justo, pero ya lo hice y no hay vuelta atrás. ¿Merezco preocuparme por él?

—¿Qué sucede con él?

—Está mal, es la primera vez que consulta a Yoongi para algo. Jamás le contaba cosas así a él pero en verdad está mal. Tae... Llora como si de un bebé se tratase, como si le hubieras arrebatado su paleta...

—Dame la maldita dirección ya —detengo un taxi y subo. Doy la dirección y cuelgo a Jimin. Creo que seamos lo que seamos Jungkook merece una disculpa mía. He sobrepasado mis límites, y por un lado creo que Hoseok me cegó. Sé que mi trabajo es mi futuro, pero por más cursi que suene, las pocas personas que tengo a mi lado también lo son. Pese a lo sucedido con Hoseok, me disculpo por mensaje por haberlo dejado, que ya acabaremos después.

El conductor se detiene, y tan pronto como le pago, salgo del carro para subir las escaleras camino a Jungkook.
Toco una, dos y tres veces, pero no abren. Escucho la voz de Jimin, pero no logro entender lo que ha dicho. Me da un poco de esperanza al escucharlo pero no me abre. Vuelvo a tocar insistente hasta que él mismo me abre. Entro y lo único que buscan mis ojos es al bebé llorón, pero no lo veo en el salón.

—Están en la habitación. Jungkook ha dicho todo lo que tenía que decir, solo está con Yoongi en completo silencio. Espero que no se altere —asiento y camino sin hacer ruido. La puerta de su habitación está abierta, y lo que veo al entrar es un Jungkook destrozado tumbado en la cama mirando el techo con Yoongi a su lado de la misma manera. En la mano de Jungkook está... Está la carta, justo en su pecho.
Está llorando aún, se escucha. Si soy un asco de persona. Él no debería sentirse así por comentarios estúpidos que yo hice. No debí hacerlo, no debí...

—Jeon, tengo que hablar contigo de algo importante, a solas —digo a secas esperando una respuesta. Jeon se levanta de golpe junto con Yoongi, quien me mira como si quisiera matarme, una mirada demasiado aterradora.
Los ojos de Jeongguk están inyectados de sangre y sus manos tiemblan mientras estas juegan entre sí. Yoongi se levanta y se va silenciosamente. Estoy un poco nervioso, no sé porqué, debería ser fácil todo esto.
Me acerco a él tratando de tomar la carta a lado suya, y cuando lo hago hace una mueca y me mira de una manera extremadamente inocente.
Al ver mi terrible letra y en sí, la carta que escribí, sonrío. Hay una explosión de emociones en mi ser que no puedo controlar.