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No me agrada que las personas me carguen cual bebé, no confío lo suficiente en que no me dejaran caer.

Mis manos están formando un candado alrededor del cuello de Peter, el entrenador y Laia venían detrás de nosotros, pero había alguien más, Luke Hemmings; por suerte contaba con una vista perfecta, la silueta delgada y rubia de Hemmings se encontraba merodeando a unos metros de distancia de Laia. Observaba la escena y parecía estarse ocultando de los otros presentes.

Al llegar a la enfermería, todos ingresamos al cuarto de revisión.
El Dr. Forrester se había dedicado a inspeccionar mi tobillo derecho y a realizar preguntas desde el momento en el que ingresamos. Con cada movimiento que él provocaba, internamente me retorcía de dolor.

—Lo mas probable es que sea un esguince de primer grado, en el peor de los casos sería de segundo grado pero nada mortal— dichas palabras provocaron varios suspiros de alivio —Llamaremos a sus padres para que puedan recogerla y llevarla al hospital de su confianza. La dejaremos descansar aquí, pueden retirarse.

—Bien, volveremos a la práctica Lombardi y recupérate pronto Faiers, el equipo te necesita— el coach salió de la enfermería junto al doctor, hablando sobre el tiempo de espera debido a mi lesión.

—Lo lamentó mucho— la sonrisa cálida de Peter alegra un poco este pésimo momento —Se lo mucho que te molesta no tener el control de las cosas— toca la punta de mi nariz con su dedo índice y por dentro estoy a punto de morir por la ternura que ese gesto me provoca.

—Me haces ver como una controladora— refunfuño.

—¿Y no lo eres?— pregunta causando ligeras carcajadas por parte de ambos.

Iba a contestarle, pero el grito del coach Lange se interpone en mi camino: —¡Lombardi! ¡A la práctica!— ambos nos sobresaltamos y articulamos gestos de sorpresa en nuestros rostros. Peter no menciona palabra alguna, planta sus labios en mi frente y con eso se despide de mí.

Sabía de sobra que ninguno de mis padres se presentaría por mí, ambos tenían sus respectivas juntas llenando su itinerario del día de hoy. Lo más seguro es que le ordenaran Cameron pero él es tan perezoso que mandaría al chofer de papá o al mayordomo de mamá, quien desde preescolar se ha presentado en representación de mis padres.

Observó el reloj que se encuentra colgado de la pared, únicamente habían pasado 10 minutos y la camilla del consultorio dentro de la enfermería ya estaba comenzando a incomodarme. Me hubiera gustado al menos pasar por mi celular o haber avisado a Jordan que me encontraba indispuesta para hablar con ella.

No pasó mucho tiempo cuando el ruido de la puerta abrirse me toma de sorpresa, generalmente la enfermería es un lugar de lo más callado, pero un par de zapatos resuenan por todo el lugar. Por unos minutos la idea de que el mayordomo de mi madre había llegado por mí invade mi cabeza, pero mis pensamientos se esfuman cuando el dueño de tal ruido aparece frente a mí.

—Dura caída Faiers— menciona mientras sus largas piernas se dedican a dar cortos pasos alrededor del lugar —Lamentó haber sido el culpable de tu distracción— todos sus movimientos eran cautelosos, incluso al momento de relamer sus labios lo hizo sin velocidad alguna.

No respondí, me mantenía firme en mi protesta silenciosa contra Luke Hemmings. 

—Y lamentó que la caída haya dañado tu delicada boca— se burló. Él no se detenía en un punto fijo, al parecer el final de su recorrido sería cerca de mí, acción que no permitiría —¿Acaso hice algo para no ser digno de tus palabras princesa Faiers?— sus manos se posicionan con brusquedad en la parte inferior de la camilla, a un lado de mis pies.

GET TO U |L.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora