| 26

893 73 65
                                    

Me había agotado de llorar, simplemente las lágrimas ya no salían y yo no hacía un esfuerzo por que salieran. Cameron no había emitido ningún sonido desde que salimos de aquel espantoso lugar.

Las escenas se repetían una y otra vez en mi mente, como una grotesca película de terror; cada vez que me imaginaba a Luke tomándome del cabello violentamente, mi cuerpo comenzaba a temblar sin detenerse.
"Maldito canalla"  pensaba con angustia. Aún seguía sin creer lo que había sucedido, tenía la esperanza de que todo fuera un mal sueño bastante real, me rehusaba a creer que ese era Luke Hemmings en su hábitat natural, me rompía el corazón aceptarlo.

—En algún momento tendrás que decir algo— mencione aún cuando mi voz parecía más un aullido lamentable, con mucha dificultad pude hablar pues al momento de emitir una palabra el nudo en mi garganta se deshizo y las lágrimas salieron como cataratas.

Negó con la cabeza continuamente, tenia una expresión nula en el rostro, no podía descifrar qué pasaba en su interior. Pero tampoco podía verlo por más de un minuto pues la vergüenza me carcomía.

Tampoco había podido agradecerle por haberme salvado de aquel calvario del que Luke me había hecho presa. Quería preguntarle ¿que es lo que estaba haciendo en ese lugar? ¿Me había seguido? ¿Porqué me había defendido? Pero las palabras se quedaban atoradas en mi boca, dejándome con un sin fin de preguntas sin responder.

De pronto me había convertido en otra persona, solo bastó una noche para derrumbar por completo a la Molly Faiers que había construido durante toda mi vida; me debía una disculpa a mi misma, tal vez no era tan valiente como yo creía, ni autosuficiente, mi dignidad no podía estar más pisoteada en este momento.

Cameron paro el auto en el estacionamiento de una tienda de autoservicio, se giró a verme y mi corazón se aceleró, tenía miedo de lo que pudiera decir.

—Necesito comprar algo— su voz sonaba un poco abatida, no tenía ni una sola pizca del tono engreído que sola utilizar siempre, tampoco parecía furioso. Era extraño y no podía descifrarlo.

Solo asentí con la cabeza y lo seguí con la mirada mientras bajaba del auto, para entrar al local. Fue rápido, no duro ni los 10 minutos.

Se adentró al auto, lo encendió y bajo los vidrios, acto seguido sacó la cajetilla de cigarros que previamente había comprado para encender uno de éstos, le brindó varias caladas.

—No sabía que fumabas— mencione tratando de crear algún tipo de confianza entre nosotros.

—Un mal vicio durante 5 años— contestó mirando el cigarrillo en sus manos.

—¿Tanto tiempo?— pregunte un poco anonada. Nunca había tenido ni la más leve sospecha de que mi hermano fumara, era impresionante lo poco que lo conocía.

—Si— afirmó —Es decepcionante la escasa información que sabemos de la vida del otro, por ejemplo yo nunca pensé que terminarías siendo la novia de un dealer, golpeador de mujeres, con un futuro en la prision asegurado.

—¿Y qué fue lo que imaginabas?— pregunte con un nudo en la garganta.

—Eras tan independiente e inteligente, deseaba que en verdad retaras a nuestro abuelo, que nunca te casaras con un maldito millonario solo por que nuestra familia así lo quería, te idealizaba como una mujer increíblemente fuerte, aún más que yo. Es por eso que siempre te tuve tanta envidia— pauso unos minutos y fue ahí cuando noté algunas pequeñas lágrimas salir de mis ojos —Pero nunca imaginé que tú sola te hundirías, me cuesta demasiado procesar lo que acabo de ver. Entiendo que te dejarás humillar por el abuelo, por que a todos los Faiers nos lo ha hecho pero ¡¿Por un desperdicio humano como Luke Hemmings?! Simplemente no puedo aceptarlo.

GET TO U |L.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora