| 19

961 78 41
                                    

Quiero disculparme inmensamente por la tardanza...

La velocidad con la que manejaba mi auto ya había sobrepasado los límites. Había pañuelos regados por todo el suelo del copiloto y la mayoría de ellos manchados con los restos de mi máscara de pestañas y delineador.

Sentía mi garganta seca, pero no me encontraba en condiciones de parar a alguna tienda de autoservicio.

Inconscientemente parecía que mi cabeza tenía ya un destino, pues mis movimientos al conducir eran totalmente involuntarios. Reconocía a la perfección cada centímetro cuadrado exterior; le hacía al tonto pensando que no sabía hacia donde me dirigía.

Cuando detuve el auto en seco, frente a un enorme árbol y cantidades gigantescas de césped verde, fue ahí, cuando por fin sentí que pude respirar; el aire en mis pulmones pareció esclarecer el maravilloso paisaje, el día y mi horrible vida.

Con un pañuelo que ya se encontraba manchado intenté limpiar todo mi rostro, y aunque las manchas negras de mis mejillas se quitaron fácilmente, el resto de mi delineador y máscara de pestañas se quedó impregnado alrededor de mi ojos, parecía un mapache; mis labios que anteriormente eran de un bello color rojo mate, ahora solo eran restos mal pintados.
Me encontraba hecha un asco.

Apreté bien mi coleta y me preparé para salir al ruedo.

El lugar no se encontraba muy concurrido y agradecía infinitamente eso.
Mi objetivo era llegar hasta mi puente favorito, solo ahí podría calmarme y pensar con claridad.

Conforme avanzaba hacia mi destino, los enredos en mi cabeza iban deshaciéndose; esta no era la primera vez que mi abuelo se comportaba de forma violenta y hostil, después de todo era un macho. Tampoco me sorprendía que mi padre y hermano, solaparan sus malos hábitos.
Después de todo así era ser una Faiers, miembro de una de las familias más importantes de Estados Unidos y más sobresalientes de Carolina del Norte. Detrás de la fachada utópica, podías observar el desastre que somos cada integrante de esta horrible familia, pero como cualquier clan poderoso, no debemos mostrar nuestro lado débil.

El lugar comenzó a sentirse familiar, cómodo y extrañamente agradable; en verdad desearía conservar estos sentimientos en cualquier espacio...

—¿Qué demonios haces aquí?— pregunte fastidiada al verlo sentado sobre la madera del viejo puente.

—Sabía que en algún momento vendrías a este lugar— bajo la mirada y quiso conectarla a la mía, pero simplemente no pude verlo a los ojos.

—Créeme, lo que menos necesito en este momento es estar contigo— pase mis manos por mi cara, cosa que hacía cada que se me presentaba una situación con la que no podía lidiar —¡Largo de aquí Hemmings!— grité con prepotencia; no tenía intenciones de ser amable, al contrario, quería molestarlo y que se marchara lo antes posible.

—¿En verdad sigues molesta conmigo por lo qué pasó en el baile?— se bajo de su "asiento" y vi sus intenciones de acercarse.

Me aleje un poco y puse mi mano como si fuera una barrera entre nosotros, quise hablar pero mi voz se corto antes de que una palabra saliera de mi boca.

—No estoy molesta, pero cuando te veo solo recuerdo aquella imagen de Heather montándote, y no sabes cuánto asco me causa— apreté mis labios y mejillas para no vomitar.

—¡Por favor! ¡Eres toda una celosa!— se burló de la situación sin ver lo que realmente me estaba pasando, y esperaba que no lo hiciera.

—¡Lárgate de aquí!— grite como si fuera un león rugiendo.

GET TO U |L.H.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz