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De pronto la noche se sentía más agradable, la luna y las estrellas parecían abrigarnos como un manto gigante, ya no sentía miedo, al contrario me sentía con un poder de libertad que nunca había poseído. Quería hacerlo todo, comerme al mundo en una noche.

El auto en el que nos encontrábamos era nuevo para mí, no había preguntado de donde lo había sacado, o algo sobre su otro vehículo. Me encontraba tan encantada con el momento, que solo disfrutaba las maravillas naturales que ese Mercedes Benz rojo sin capota me podía brindar.

Me gustaba la forma en la que el aire despeinaba mi bien armado peinado, podía sentir algunos largos mechones golpear contra mis ojos para después revolotear por el aire. De vez en cuando alzaba los brazos y cerraba mis ojos, sintiendo la viva representación de la libertad.

—¡Basta chica rebelde!— exclamó Luke mientras parábamos en un semáforo —Parece que te acabo de sacar de un manicomio y no de la jaula en la que tu posesiva familia te tenia.

—Lo siento— me disculpe avergonzada —Tengo un enorme sentimiento de adrenalina que necesito sacar.

—Eres demasiado tierna para mí— mencionó acariciando mi rostro.

Tal vez si lo era, pero eso era parte de nuestra química.

—Se que eso te parece atractivo— conteste con demasiada confianza.

Luke no respondió, negó con la cabeza mientras reía y se dedicó a volver a conducir.

Me quede como una estúpida observando cada detalle de su perfecto perfil. Las ráfagas de aire le favorecían más que a nadie, en este instante tenía momentos fotográficos de modelo Calvin Klein; su rizado cabello volando por el aire me tenía bajo un hechizo. Solo pude sonreír y apreciar su sensual masculinidad.

—No se si lo habrás notado, pero llevo 10 minutos conduciendo improvisadamente, supongo que necesitamos un destino linda.

Lo vi a directamente hacia su brillante par de ojos azules, los cuales no dejaban que la espléndida noche los opacara.

—Cualquier lugar es mejor que esa odiosa fiesta— recargue mi cabeza en el asiento —Tú tienes un carro rápido y yo tengo boleto de entrada a cualquier lugar.

Cuando lo vi sonreír ampliamente supe que había entendido la referencia. No podía sentirme mejor ante eso.

—Tracy Chapman— mencionó rápidamente —Quizás podamos hacer un trato.

Con esa respuesta pude notar que por primera vez habíamos conectado en algo.
Asentí con una felicidad exagerada.

Quizás juntos podemos llegar a alguna parte— susurre con una voz pasiva y melosa.

Cualquier lugar es mejor empezando de cero— cerró sus ojos y vi una nueva expresión de felicidad en su rostro —Sin duda alguna es mi fragmento favorito.

Cerré los ojos sintiendo como cada fibra de mi piel se relajaba: —Ya no tenemos nada que perder Luke— entonces un imaginario foco brillante se prendió en mi mente.

Brinque en mi propio asiento y sonreí como el gato demente de Alicia en el Pais de las Maravillas.

—Tienes una idea— afirmó sonriendo de la misma forma maniática que yo lo hacía —¡Exijo saberla!— gritó tan fuerte como pudo.

—Salgamos de Charlotte— me sorprendí a mi misma al decirlo en voz alta —¡Si Luke! ¡Vámonos lejos! ¡Si, eso es!— grite dando bronquitos de emoción y estrujandolo a la vez.

—Alto ahí corazón salvaje, harás que nos estrellemos— bromeó —¿Estas hablando enserio?— pregunto sin una pizca de juego.

—No tenemos que manejar hasta muy lejos— dije recordando aquella canción que hace unos segundos estábamos repitiendo —Solo cruzar el borde y salir de esta ciudad.

GET TO U |L.H.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora