Había abierto la caja de Pandora, y quien fuera ese ente debía de haber permanecido su maldita caja cerrada.
Estuve jugando sobre el renglón de lo prohibido, pisoteando la línea que separaba la libertad del libertinaje; desechando cada postura recta que había en mí. Perdí la postura en público, mostré un sentimiento nuevo ante la colectividad y por primera vez me vieron un poco quebrantada.
Los flashbacks de ese turbio momento, no dejaban de atacar mi cabeza ¿O tal vez era la resaca? Cualquiera que fuera, me causaba un dolor punzo cortante en el pecho. Y aunque las lágrimas estaban bastante amenazantes, pero mi orgullo y dignidad estaban tan pisoteados que me retenían las lágrimas.
Tenía el coraje suficiente como para estrangular a alguien con mis propias manos, golpearlo hasta causarle heridas internas o por lo menos equiparar el dolor que me han hecho sufrir a mí.
Jamás me había sentido con esta necesidad de venganza.
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6 horas antes.
Oficialmente la fiesta había iniciado, y ese profundo trago que Ashton le dio a la primera botella, inauguró la diversión.
Cabía aceptar que este trío de perturbados eran una agradable compañía siempre y cuando pusieras el alcohol a su alcance; por primera vez en toda la noche Michael se comportaba como una persona amistosa y contaba uno que otro chiste; Ashton no era el mismo asqueroso acosador; y bueno, Luke sonreía desidioso, pero por lo menos se le veía esa falsa felicidad con la que siempre se manejaba.
Estúpidamente había tomado las llaves de los salones, las cuales me habían sido confiadas desde el día que acepte mi cargo como presidenta estudiantil. Así que aquí estábamos, en una de las muchas aulas en las cuales no me impartían clases; a oscuras completamente y sentados a espaldas de la puerta para no ser descubiertos.
Con estos trajes "rudos" y mi comportamiento durante toda la noche, me sentía como una verdadera infractora de la ley, como el tipo de chica que toma cerveza barata en alguna fiesta o bar de mala muerte, fuma cigarrillos de alguna marca nada costosa, así como también rompe todas las reglas del lugar en donde se encuentren; tal vez el tipo de mujer por las que Luke Hemmings optaba comúnmente, y no supe si la idea de sentirme diferente junto a él me gustaba o si me molestaba el hecho de cambiar y abandonar mis principios por una persona sin gran importancia en mi vida.
Pero bueno, ese era el efecto del alcohol en las personas y no hablo de los pensamientos profundos llenos de sentimentalismo; me refiero a ese efecto que le resta absoluta importancia a las cosas. Por lo que decidí ignorar mi infalible intuición a cambio de unos momentos de diversión.
Quise prestarle atención a la amena charla que sostenían Ashton y Michael sobre algún tipo de suceso divertido que les había ocurrido, pero la mano de Luke acariciando mi muslo simplemente no me lo permitía, me mantenía alerta y de reojo no podía despegar la mirada.
