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—Hemmings por favor dime que no estás metido en esta pelea también, lo único que le hace falta a tu expediente sería una pelea contra las chicas del instituto— el director lucía bastante serio, nunca antes lo había visto de aquella manera y es que entre nosotros la relación siempre había sido bastante buena, tal vez después de esto caiga de su gracia.

—No tuve absolutamente nada que ver, solo entre a los vestidores de chicas porque escuché los gritos de Faiers— su actitud despreocupada no ayudaba demasiado. Su cuerpo se encontraba recargado de una forma desgarbada en una de las paredes de la oficina del director.

—Ninguno de los chicos del equipo de fútbol americano estuvo dentro de la pelea, ellos solo ayudaron a que terminara— me sorprendí a mi misma defendiendo a Hemmings y a las malas compañías con quienes se codeaba.

—Señorita Faiers, aún no me explico cómo es que usted ha estado involucrada en semejante barbaridad ¿Podría esclarecer un poco mi visión?— se encontraba molesto, y su tono de voz era bastante irónico.

Asentí con la cabeza, tome una gran bocanada de aire y comencé: —En realidad yo no estuve dentro de la pelea, mi apariencia lo comprueba, únicamente quise detenerla por lo que me lance sobre mi compañera de equipo Shira Marks, pero nunca lo hice con intenciones de golpearla, solo quería que los golpes pararan— todos los ojos estaban puestos en mí, Laia y Shira asistieron ante mis declaraciones, por alguna razón Hemmings sonreía pero el coach Lange y el director no parecían muy felices.

—¿Quién inició la pelea?— la pregunta no iba dirigida a nadie en especifico, fue más al aire pero nadie se atrevía a ser el valiente en responder.

—No hubo un solo causante, las dos somos responsables de golpear a la otra, nos provocamos mutuamente— respondió Laia.

—Bien, señorita Faiers y Hemmings retírense— con la pequeña ayuda de mis muletillas me puse de pie.

—Faiers, cuida ese tobillo y por favor evita meterte en más peleas— mencionó el coach Lange.

Salí tan rápido como mis pies me lo permitieron, nunca antes había estado en la oficina del director por meterme en algún problema y no deseaba que se repitiera.

No me interesaba esperar a Luke Hemmings, no iba a agradecerle por su ayuda el hecho de que lo haya defendido con el director es más que suficiente.

—¿Le tienes miedo a la oficina del director Faiers?— pregunto a un metro de distancia.

—No estoy acostumbrada a recibir regaños u advertencias— subo y bajo los hombros para después seguir con mi trayectoria.

Sus largas piernas lo colocaron a mi costado derecho, al parecer Luke pretendía seguirme.
Ninguno de los dos mencionó nada, aunque no me gustara el hecho de que estuviera junto a mí, tampoco tenía energía para pelear.
Me detuve en seco.

—¿Qué estas haciendo?— pregunto de la manera más suave posible.

—Caminando— responde sin expresión alguna en el rostro.

—Ya se que estás caminando, a lo que me refiero es...— pensé por un momento las palabras correctas, pero realmente no encontraba ninguna —¿Porqué me estás siguiendo?— solté.

Él solo río y dijo: —Se te está haciendo costumbre el pensar que todo lo que hago gira en torno a ti.

—No todo lo qué haces, pero esto sí— afirme deteniéndome.

—Faiers parece que aún no te queda claro lo mucho que odio la existencia de personas como tú y Lombardi— replicó con una actitud de fastidio.

GET TO U |L.H.Where stories live. Discover now