C a p í t u l o 11

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Jungkook volvió a la habitación de su hotel totalmente despejado al fin. Soltó un largo suspiro, dejándose caer sin cuidado en la cama de su cuarto.

Se había dado una ducha rápida, tirando la ropa que llevaba puesta, de otra persona. Una sensación de suciedad le recorrió todo el cuerpo y la tuvo que reemplazar por unos pantalones anchos y una camiseta cómoda.

Calentó la comida en el microondas del comedor, esperando que estuviera buena, o al menos, decente. Tampoco era que él fuera un cocinero excepcional ni nada parecido, simplemente lo esperaba con ansia porque hacía años que no probaba la comida casera.

Cerró los ojos lentamente, mientras se llevaba a la boca la primera cucharada de arroz. Soltó el aire que retenía sin darse cuenta y sonrió tristemente, con una mueca.

- Está muy buena...- Le decía a la habitación vacía, y deseó poder haber compartido sus pensamientos con alguien, pero como siempre, se encontraba solo.

Comió poco a poco para llenarse mejor, aunque no acabó toda la comida, tan solo la mitad. La otra la guardó de nuevo en la pequeña nevera del minibar, con el resto sobrante de la tienda de comestibles.

Su cabeza le comenzaba a doler un poco de la resaca, así que se aseguró de tomar una pastilla de los medicamentos que guardaba tras el espejo del baño.

Se sentó en uno de los sofás de cuero después de apagar todas las luces, contemplando cómo la ciudad soltaba un resplandor luminoso muy bonito, atenuando la habitación por sí solo.

Un mensaje le llegó al móvil con el nombre de Marcus. Quería avisarle de que esa misma noche tenían una reunión, tras la caza. Él se extrañó, rascándose la cabeza, aquello no le gustó nada.

- ¿Desde cuándo hacemos reuniones después de una caza?

Se levantó para coger una sudadera negra y una gorra con aros en el lateral. Era preferible caminar de noche encapuchado y tapando medio rostro si quería evitar más problemas con los camellos o los hombres de su padre.

Cogió el autobús nocturno y se dirigió hasta el distrito de la parte sur, donde se encontraba su lugar de destino.

Caminó por los callejones, donde el silencio reinaba a esas horas de la noche hasta llegar al garage. Abrió la puerta y entró causando ruido algo más de ruido del que ya había dentro, con la música a todo volumen y los chicos hablando alto.

Vio que todos estaban ya allí, él era el último en aparecer. Al mirarlos de lejos con sus pintas, le parecieron un par de raperos mal pagados. Se podía decir que se había criado junto a ellos, la mayoría eran hijos de los hombres que formaban el clan. Todos le saludaron con un choque de manos o un puñetazo en el hombro. Jungkook lo consideraba más respeto que amistad u otra cosa, de hecho, ni se había molestado en aprenderse la mayoría de sus nombres.

- Ahora que ya estamos, planeemos la próxima cacería. Sé que es muy pronto y la acabamos de hacer pero ahora os contaré por qué os he reunido. Antes que nada, debo anunciar que ésta ha sido todo un éxito.

Marcus.

Mark, como todos le llamaban, era el hermano menor de uno de los hombres de su padre. Desde muy pequeño ya le retaba, o quería llevar el liderazgo del grupo, con tan solo un año menos que él. Su orgullo por ser el mejor y su ambición siempre causaban problemas. Jungkook no le soportaba, pero le dejaba en paz, siempre y cuando lo que él hiciera no le causase daños colaterales. Era como su segundo, o como a él le gustaba llamar a Mark, su reemplazo.

- Ah, y la mención de honor a este amigo, el cual improvisó arrancándole la punta de la nariz con unas tenazas a uno de esos capullos, eso me gustó mucho. Menudo puntazo.- Dijo mientras se frotaba las manos y las colocó sobre los hombros del mencionado.- Y, para terminar, nuestro gran líder, el cual acabó la faena. Cierto que nos quitó la diversión en seguida, podías haber esperado un poco más y mantenerlos con vida, pero hiciste bien.

- Lo hemos pillado, qué retorcido y psicópata eres, tío. ¿Para qué nos has juntado hoy con tanta prisa? Ya habíamos hablado de la próxima cacería hace días y ya tenemos a la presa, ¿verdad, Jungkook?

Reconoció al chico que habló. Tenía dos años más que él. Se llamaba Hwall y era el mejor amigo del adolescente que hackeaba, que le hizo un favor averiguando que el móvil pertenecía a la chica de la tienda. Éste permanecía callado mirando de un lado a otro, sin moverse.

- Di lo que tengas que decir, tengo cosas que hacer.- Respondió Jungkook sin muchas ganas, cruzándose de brazos, apoyado en la pared.

- Sí, veréis, esta idea os gustará muchísimo más que la anterior.- Sonreía de manera perversa, casi ido.

- ¿Vas drogado o qué?- Le respondió de nuevo Hwall.

- No, mucho mejor que eso, estoy emocionado. Veréis, esta vez he escogido a una presa mucho mejor que la que teníamos elegida. Y es... por favor, redoble...

Nadie le hizo caso al principio pero les miró con furia y lo hicieron, temerosos. Entre su pelo rojo anaranjado y sus ojos oscuros, les imponía respeto. El Marcus emocionado daba mucho más miedo que el normal.

- ¡Es una chica!

Todos se quedaron en silencio, mirándose unos a otros perdidos, o preguntando si lo que acababan de oír era cierto. Jungkook le miró con el ceño fruncido, mientras esperaba que fuera una broma.

<< ¿Una chica?, no...>>.

Oigo tu corazón || Jungkook जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें