C a p í t u l o 13

6.8K 534 34
                                    

Había intentado que la semana pasara lo más lenta posible, durmiendo pocas horas y sin salir de la suit del hotel.

Miles de pensamientos le acompañaban cada noche, provocándole el insomnio que tanto buscaba, hasta que quedaba con los ojos enrojecidos y con una adicción a las pastillas. No creía que si las tomaba se sentiría mejor pero al menos servían para calmar su agonía.

El viernes por la noche una chica acabaría muerta. Muerta por su culpa. No sabía si él sería el que tendría que empuñar el arma que pusiera final a su vida, o si sería otro de ellos, pero no quería averiguarlo. La culpa le mataría sucediera lo que sucediera.

<<Soy un irresponsable inmaduro>>, se culpaba a sí mismo, pasándose una mano por su espeso pelo, retirándoselo hacia atrás con frustración. ¿Cambiaría algún día su forma de ser? Se odiaba y no podía hacer nada por remediarlo.

La noche del viernes fue especialmente oscura, ni la luna podía hacerle justicia a la sombra que invadía las calles.

Intentó finalmente convencerse a sí mismo de que tan solo la retendrían para divertirse y después la dejarían marchar, aunque sabía que eso no sería posible. Cuánto duraría viva, ¿una noche?, ¿unos días?.

Llegó el primero al garage, calculando que no hubiese nadie, y se dirigió a la pared de ladrillo falso, donde ocultaban toda la mercancía ilegal.

Sacó tan solo una navaja militar y un revólver y se los metió en los pantalones y el bolsillo de la sudadera. Normalmente cogería más arsenal, pero se decantó por poco ya que no pensaba utilizarlas esa noche.

Dejó su teléfono en la mesa junto a los ordenadores, pensando que el adolescente, amigo de Hwall, podría hackearle y averiguar su ubicación para sacarle ventaja.

No podía permitirse ningún fallo, debía estar constantemente alerta y ganar el juego.

Cuando llegaron los demás se armaron hasta los dientes, preparados para el comienzo de la caza. Iban con ropa cómoda, dispuesta para correr, pelear o cualquier tipo de situación, incluso algunos se habían retirado el pelo de la cara con una bandana o gorra.

Se sentaron alrededor de la mesa, quedando poco a poco en silencio. Se lanzaban miradas de desconfianza entre ellos, algunos reían y otros estaban completamente serios, sin expresión, preparándose mentalmente.

Así era la mayoría de viernes por la noche. Solo que aquél era ligeramente diferente.

Marcus se alzó, dirigiéndose hacia Jungkook. A simple vista parecía que no había cogido ningún arma, de hecho, iba demasiado confiado. Se acercó y le puso una mano sobre el hombro, mientras le pedía permiso para comenzar a hablar. Una vez lo consiguió se volvió hacia los demás, ensanchando su pecho y alzando su barbilla.

- Hoy, es el día. La caza comenzará a las doce de la noche y, como siempre, éste será el punto de partida. No se permite atacar con las armas a nuestros hermanos, recordad que solo son para nuestra propia protección, por si nos encontramos con alguien no deseado. Eso sí, podéis usar otras maneras para conseguir vuestro objetivo si uno de nosotros os lo impide.- Sonrió ante ésto último de manera perversa, mientras los demás reían de la misma manera.- Quien consiga a la presa primero deberá traerla viva aquí, sin ningún rasguño, ¿entendido?

Todos asintieron al unísono sin protestar ante cualquier tontería, como solía pasar de normal. Estaban tan deseosos por empezar la caza que empuñaban sus armas con fuerza.

- Bien, el que sea que lo consiga, recibirá el premio como suyo. ¿Alguna pregunta o algo que decir?

- Sí, creo que Jungkook no debería participar. Seguro que gana y no es justo que lo haga teniendo todo el dinero que tiene, mientras nosotros vivimos como ratas.

- Eres un idiota, Evan, vete de vuelta a América con tu hermano si no te gustan las reglas que seguimos en Corea.- Le amenazó Hwall, enseñándole sus dientes mientras escupía cada palabra de odio hacia él.

Jungkook no recordaba que Evan estaba allí. Era uno de los hombres que trabajaba para el clan, después de que su padre muriera. Pero tras un descuido en uno de sus trabajos, que le costó la vida a muchos de sus hombres, el señor Jong lo descendió a trabajar con ellos. Tenía veinticinco años y era mestizo, medio americano, medio coreano.

Lo cierto era que soportaba más a Evan que a su hermano Mark, aunque los dos siempre parecían reñirse por ver quién era el hermano más horrible.

Evan se avalanzó hacia Hwall, cogiéndole del cuello de la camisa, cuando algunos se interpusieron entre ellos, evitando una posible pelea.

- Si gano, os la daré. Yo hago esto por diversión, no por una puta play que puedo conseguir cuando quiera. Soy muy competitivo y te puedo asegurar que no perderé. Así que podéis dar el premio por ganado.

Pudo ver de reojo como Mark le sonreía, alimentando sus ganas de competir contra él. Sabía que él tampoco lo hacía por una simple play.

- Pondré la cuenta atrás, cuando esté a cero, ya podéis correr. Mucha suerte en esta caza, y recordar lo más importante...- Le esperó Marcus a que Jungkook acabara la frase, como siempre hacía, alentando a los chicos.

- ...somos a prueba de balas.

Tras sus palabras, el pitido que daba comienzo a la caza se hacía real y resonaba por encima del silencio antes de oír las fuertes pisadas corriendo de los chicos.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now