C a p í t u l o 14

6.5K 497 34
                                    

Ryujin estaba tirada encima de su cama, con las sábanas esparcidas a su alrededor. Se hizo un moño medio deshecho mientras se abanicaba el cuello con sus manos, con calor.

No tenía nada de sueño ya que se había acostumbrado a trabajar por la noche y dormir por el día, debido a su horario nocturno. Como había mentido anteriormente a Miseok y su jefe, fingiendo estar con una gripe, ahora habían encontrado un sustituto hasta que se encontrara bien. <<He tenido que mentir a la persona que más me importa por culpa de ese idiota>>, pensó cargada de remordimientos.

Justo en ese instante recibió unos mensajes a su móvil, que abrió de inmediato al ver de quién eran.

"Sé que algo pasa, Ryu."

"Si no me lo vas a contar,
voy a ir hasta ti
para averiguarlo."

Se levantó de un salto asustando a Pampu, que se hallaba durmiendo al borde de su cama. Corrió tropezándose con unos libros tirados en el suelo y unos zapatos. Llegó hasta el armario, donde se cambió tres veces hasta dar con una camiseta y unos pantalones que parecían ser casuales pero le quedaban algo mejor que el pijama.

Sonrió como una tonta al pensar qué hubiese pasado si, al llamar al timbre, le hubiese abierto la puerta en pijama. Seguramente le miraría de arriba a abajo, juzgándole por llevar una cosa de cada par diferente, en vez de uno de esos pijamas lenceros que llevaban las modelos en los anuncios de ropa interior.

Su sonrisa desapareció al verle con un rostro serio y preocupado. Entró sin pedir permiso y se quitó los zapatos, no lo necesitaba.

Ella le siguió hasta la mesa donde se sentaron sin decir una palabra hasta que él habló por los dos.

- Oye, sabes que nunca me he metido en tus asuntos, pero es evidente que no estás enferma y si tienes algunos problemas con alguien deberías decírmelo.

- Lo sé, lo siento.- Suspiró pesadamente mientras se mordía el labio inferior, evitando el contacto visual.- Es solo que últimamente he estado muy estresada, después de lo que ocurrió el día del robo.

- Entiendo.- Minseok miró al suelo, donde Pampu había llegado para saludarle. Éste le respondió rascando su cabeza.- Si estás estresada, deberíamos hacer algo.

<< ¿A qué se refiere?>>, el corazón de Ryujin comenzó a latir muy deprisa, notando que sus mejillas se volvían rojas.

- Bueno, es evidente que pareces aburrida aquí dentro, ¿te apetece que salgamos? No creo que quieras quedarte un viernes por la noche en tu casa.

Esta vez rompió el contacto que mantenía con el suelo y le miró a los ojos, preguntándose si de verdad estaba sucediendo lo que ella pensaba. No podía creer que le estuviera pidiendo salir, a su manera.

- ¡Claro!, es decir, claro.- Carraspeó, tratando de que no se le notara lo emocionada que se sentía.- Me cambio en dos minutos y salgo.

Corrió a su habitación y cerró la puerta de un golpetazo no intencionado.

Apretó su mandíbula pasando rápidamente su ropa hasta encontrar un top negro lencero de tirantes finos que había estado guardando para algún momento ponerse. Cogió también unos pantalones cortos vaqueros y unas Vans negras.

Pensó en ponerse unas medias de rejilla con ello, pero le pareció demasiado para salir juntos por primera vez, si es que se podía llamar así.

Cuando salió su cara enrojeció de nuevo, mientras juntaba sus manos caminando rápido hacia la puerta. Pudo notar como Minseok no le quitaba la vista de encima en ningún momento y eso la puso más nerviosa.

Caminaron en silencio por la calle hasta llegar a una zona bastante transitada por gente de su misma edad.

El ambiente de fiesta se respiraba por todos los rincones. Grupos bebiendo fuera de los locales, gente bailando en las discotecas, gritos e incluso alguna que otra pelea en los clubs.

Decidieron entrar en un pub en el que había menos personas y el ambiente era más calmado, con música lofi. Se sentaron cerca de una de las ventanas y el chico pidió dos bebidas.

Ryujin apoyó la cabeza sobre el sofá y se quedó mirando afuera, donde comenzaba a chispear. Las personas no dejaron de bailar o divertirse por ello y eso la hizo reír en silencio.

- Ryu, bebamos.- Dijo Minseok, sirviéndole su copa y levantando la suya para brindar.

Tras charlar sobre cosas sin importancia y unas cuantas copas de más, Ryujin comenzó a sentirse algo mareada mientras que su amigo se veía de lo más normal, con la expresión seria que mantenía la mayor parte del tiempo. Normalmente sabía aguantar el alcohol mejor que muchas chicas y chicos de su edad, pero los nervios la traicionaron.

- Creo que deberíamos dejarlo ya, te acompañaré a casa.

Le quitó la última copa que Ryujin se llevaba a los labios y la cogió del brazo gentilmente, para levantarla.

- No, espera.- Se levantó por sí misma, cogiéndose al sofá para tener un apoyo.- Tú, Park Minseok.- Le señaló.- Tengo algo que decirte.

- Voy a ir a pagar, quédate aquí.

- Escúchame bien, Park Minseok, porque no te lo diré otra vez nunca jamás. Tú... tú...

Se le resbaló la mano y se cayó al suelo. Por suerte Minseok la recogió y la sentó de nuevo en el sofá con cuidado. Lo extraño era que ella era consciente de sus acciones y lo que pasaba a su alrededor. Pero su cuerpo hacía y decía lo que quería en esos momentos y no podía controlarlo.

- Por favor, no te muevas. Ahora vuelvo.- Minseok se alejó, mezclándose entre la gente para pagar las copas en la barra.

Ryujin se quedó sola, apartando su pelo de la cara, tratando de recuperarse un poco. Cuando lo consiguió, fue hacia el baño para lavarse la cara y despejarse.

Al entrar tuvo que acostumbrar su vista a la tenue luz roja que había y los oídos al cambio de volumen de la música.

Una mujer le miró por encima del hombro al salir y se quedó sola. Se tiró agua por el rostro con las manos y escuchó como la puerta se abría de nuevo.

Levantó el rostro para mirarse al espejo. Su aspecto no pintaba muy bien, pero la ropa seguía en su sitio, solo que su pelo estaba despeinado y revuelto. Se lo intentó alisar con las manos, pero lo arruinó más y se despeinó de nuevo, con frustración.

Miró entonces hacia la puerta, ya que había oído a alguna mujer entrar pero no había visto a nadie cruzar la puerta.

Al girarse hacia atrás, casi por instinto, un escalofrío le recorrió toda la espina dorsal. Un hombre encapuchado se encontraba frente a ella, ocultando su rostro.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now