C a p í t u l o 40

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- ¿Minseok?

Le invitó a sentarse frente a ella, en uno de los sillones de la cafetería. Hacía un tiempo que no lo veía, como unas semanas, y echaba de menos su presencia y su voz.

- Ryu, hay algo que he venido a decirte y voy a ir directo al grano.

- Creo que ya nadie dice eso en el 2018.- Bromeó ella sin reír al ver la reacción seria del otro.

- La verdadera razón por la que no he dejado de preguntarte por tu padre es para que mantuvieras vivo su recuerdo.

- Eso es muy bonito, Minseok. ¿Estás borracho?- Se inclinó sobre su sillón para olisquearle la ropa y, aunque no encontró el olor que buscaba, se giró hacia la camarera con una sonrisa burlona.- ¡Un café, por favor! Mi amigo necesita desintoxicarse.

- No estoy para bromas. Lo que te decía es que, quería que mantuvieras en mente a tu padre porque siempre ha estado presente en tu vida de alguna forma.- Le trajeron el café, que lo acabó aceptando educadamente.- Ryu, ¿recuerdas en qué trabajaba?

- ¡Te he dicho mil veces que no!

- Pues yo sí.

Ocultó su cara bajo la taza de café mientras bebía un largo sorbo. Se levantó dejando a Ryujin pensativa y se acercó a la camarera para decirle algo, aún más misterioso. Le enseñó un objeto que guardaba dentro del abrigo. Cuando volvió a sentarse de nuevo, la chica exclamó a los pocos clientes que quedaban que cerrarían en cinco minutos.

Ryujin se levantó a toda prisa, acabándose el café de un trago mientras se ponía la chaqueta, pero Minseok se lo impidió, cogiéndole del brazo y sentándola otra vez.

Ella le miró enfadada pero él seguía con su misma expresión, sin inmutarse de su cabreo.

- Han cerrado por nosotros.

- ¿Qué sentido tiene eso? ¿Conoces a la camarera?

- Se podría decir que ahora sí.- Volvió a beber otro largo trago antes de continuar.- El caso es, Ryu, que yo trabajaba para tu padre mucho antes de conocerte, cuando aún era un niño. Mi familia estaba en la pobreza y me sacaron del colegio para trabajar. Tu padre me vio por la calle y me reclutó, compadeciéndose de mí. Después gané el dinero suficiente gracias a él para volver al colegio.

- ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- Porque tu padre no quería que lo supieras hasta que llegase el momento adecuado. Él era un gángster, Ryu, el más grande de todos y yo, su segundo. Uno de sus hombres le traicionó, lo asesinó a sangre fría y tomó su poder junto a su hijo. Pero ahora su hijo está muerto y toda su herencia es ahora tuya.

- No, esto no está pasando. Tienes que estar borracho y te estás inventando todo esto, ¿de qué vas?

Ryujin se levantó de golpe, tirando el sofá hacia atrás. Estaba furiosa con su amigo por inventarse aquella loca historia que envolvía a su difunto padre.

- Tienes que reclamar lo tuyo, yo te ayudaré, como querría tu padre, seré tu segundo.

- ¿Mi padre quería que yo fuera como él? ¿Una asesina?

Se dirigió hacia la salida apretando los puños, sin llegar a creerse la estúpida situación que estaba escuchando.

- Escúchame, tu padre mató hombres que lo merecían y nunca a quienes eran buenos con él. ¡Ryujin, la corona te pertenece, reclámala!

Minseok le cogió de la muñeca para girarla hacia él y recibió un puñetazo en la cara de parte de su amiga, que lo hizo sin remordimientos. Él se dobló un poco, llevándose una mano al labio inferior, que le sangraba. La miró sorprendido.

- ¡Me mentiste!, ¡todo este tiempo! Si lo que dices es cierto me has ocultado una gran parte de mi vida. Dime Minseok, ¿qué parte de nuestra amistad ha sido real? ¿Me has estado manteniendo a tu lado solo porque mi padre te dijo que si muriera yo tendría que relevarle? ¿Y qué ganas tú con todo esto?

- Nuestra amistad es real, tú eres parte de mi familia. Tu padre y yo queríamos protegerte de niña pero ahora ya eres una mujer. No quiero obligarte a hacerlo, pero es lo que él hubiera querido. ¿Sabes? Te quería tanto que puso nuestro símbolo en tu honor, Ryujin, el dragón rojo.

Ella se dio cuenta en seguida del clan del cual estaba hablando. ¿Un dragón rojo? ¿Un padre asesinado y un hijo "muerto"?

- Mierda.- Se pasó una mano por la cara. Incluso se preguntó si Jungkook también lo sabía, que el clan le pertenecía.- Minseok, el líder de ese clan está vivo.

- ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

- Es una larga historia, pero sé más de lo que parece.- Le limpió con el dedo pulgar la sangre de sus labios, sintiéndose culpable por haberle hecho daño.- Lo siento.

- Yo también, ahora estamos en paz. Entonces tendremos que matarlo.

- ¡No, espera! ¿Estás con alguien más en esto, me refiero, tienes aliados o... ?

- No, estoy solo. Dejé el clan en cuanto mataron a tu padre. Bueno, ahora soy tu segundo, así que soy tu aliado.

- Bien, pues no vamos a matarlo. Dejaremos que tome el poder y él lo hará mejor que su padre.

- No podemos hacer eso.

De repente sacó una pistola del abrigo, asustando a Ryujin, que levantó ambas manos para enseñarle que iba desarmada. Supuso que eso era lo que le había enseñado anteriormente a la camarera.

- He dicho que somos aliados,- dijo molesto, con el ceño fruncido, ofreciéndosela- ten, ahora es tuya. Fue de tu padre.

- Gracias, supongo.- La aceptó observándola hasta encontrar un pequeño dragón grabado en la culata.- ¿Qué pasará si me niego a reclamar mi puesto?

- Entonces ese chico que dices que está vivo lo hará y tomará todo el legado que tu padre te dejó. No es justo para ti, Ryu, te robará tu herencia.

- No pienso ser una gángster.

Minseok se quedó mirándole tendidamente. La manera en la que empuñaba el arma entre sus manos, el respeto que le ponía. Notó que ya había sujetado una antes y sabía usarla. Ella se dio cuenta y dejó la pistola rápidamente sobre la mesa, como si fuera una bomba que podría explotar en cualquier momento.

- Lo siento Ryu, pero creo que ya lo eres.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now