C a p í t u l o 27

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Pasaron dos semanas desde la noche en la que había descubierto que estaba tontamente enamorada.

Y aquel chico que la había besado no había vuelto a aparecer. Nadie sabía nada de él, le dijeron que eso era normal, que a veces desaparecía, pero siempre acababa regresando y era mejor no molestarle.

Ryujin no sabía cuánto tiempo tenía que pasar hasta que ellos se preocuparan de su desaparición repentina. En cambio, ella no podía parar de pensar en él.

Se distrajo jugando a videojuegos, a las cartas y al póquer con los chicos. Por las noches se sentaban a ver una película en la televisión.

Ryujin se sentía distraída con eso, que le servía para dejar de pensar y morderse las uñas.

Una de las noches en las que estaban viendo una película de acción, Mark le preguntó si podían hablar en el primer piso a solas. Ella aceptó, llevándose la ligera manta que la cubría con ella.

Si eran malas noticias sobre Jungkook, necesitaría abrazarse a algo. Se cubrió con ella y subió detrás de Mark.

Una vez allí, él cerró la puerta para que los demás no escucharan su conversación. Eso la preocupó aún más, esperando lo peor.

- ¿Ha pasado algo?- Susurró acercándose más a él.

- En realidad, sí. Me he enterado de una cosa hace poco y quería decírtelo a ti antes que a nadie.

<<Por favor, que esté bien>>, se dijo mirando al techo con algo de esperanza, abrazándose. El rostro sin expresión de Mark tampoco le ayudaba mucho a digerir la situación.

- Es por él, ¿verdad? Sabía que algo estaba ocurriendo, pero nadie me decía nada.

- Exacto, ¿por qué nos has mentido, Ryujin?- Su expresión cambió de repente, a un semblante serio.

- ¿Qué? ¿A qué te refieres, Mark? Yo no os he mentido.

- ¿Ah, no? Entonces Park Minseok es tu hermano y no un tío que te estás tirando, ¿verdad?

Ryujin se echó hacia atrás, impactada. ¿Cómo era posible que hubiera descubierto aquello?

- No, espera. Tienes razón, no es mi hermano de sangre pero es como si lo fuera. Y no me lo estoy tirando, dios...

- No esperarás que te crea después de habernos engañado... mira, las dos cosas que más odio en este mundo son: los mentirosos y los cobardes.

El chico se dio media vuelta para marcharse y Ryujin le cogió del brazo, desesperada por mantener el secreto. Lo último que quería era meter a su mejor amigo en todo el lío de las mafias.

- ¡No, Marcus, espera! Por favor, no lo cuentes a nadie más.

- Necesitarás algo más que una suplica para que se lo oculte a los demás, guapa.

- De acuerdo, te debo una. Haré lo que quieras pero no menciones su nombre otra vez.

- Está bien.- Se soltó de su brazo con arrogancia y mientras se marchaba le advirtió.- Le acabas de vender tu alma al diablo.

Ella suspiró llevándose una mano al corazón, tratando de recuperar el aliento.

Bajó las escaleras detrás de él, ante la atenta mirada de todos, pero nadie les dijo una palabra.

Cuando acabó la película, encendieron las luces. Todos se levantaron de sus asientos, bostezando o hablando perezosamente. Era ya tarde y se iban a dormir.

Entonces escucharon el ruido de la puerta abrirse sonoramente y a un chico atravesándola. Avanzó hacia ellos con paso seguro pisando sobre sus botas negras. Les saludó con una sonrisa vaga, dándoles una palmada en la espalda, a todos menos a ella, que lo miraba desconcertada. Actuaba como si nada hubiese pasado.

Jungkook ni siquiera la miraba.

- Tío ya era hora, se te comenzaba a echar de menos. ¿Todo bien?

- Sí, Taeyong, como siempre. Me quedo a dormir aquí hoy, mañana repasaremos el plan para... ya sabéis.

Y subió las escaleras sin decir nada más.

Ryujin no pudo creer lo que estaba pasando. Llegaba ahora, después de dos semanas que estuvo esperándole sin saber dónde estaba, sin tan siquiera un mensaje por su parte y ahora, ¿ni se dignaba a mirarle?

Además la habían engañado ocultándole una especie de plan a sus espaldas, cosa que todos parecían saber. Eso le demostró que nunca formó parte de ellos. La habían engañado.

Por suerte la tenue luz disimulaba las lágrimas de rabia que retenía en sus ojos.

Quería que se volviese hacia ella, que le dijera que la quería aunque fuera mentira, que había estado pensando en lo que tenían y que ahora todo estaría bien.

O solo que le dijera que la había besado y con eso le bastaba, que no la quería y que se olvidase de él.

Necesitaba escuchar algo.

- ¡Jeon Jungkook!- Le gritó sin importarle que los demás estuvieran delante, haciendo que se girasen hacia ella. El mencionado se paró en los escalones, sin girar la cabeza.- ¡Eres un capullo! Fui una estúpida al confiar en ti, ¿que ibas a protegerme? ¿De qué exactamente, de ti mismo? Ni siquiera estabas aquí para hacerlo. Pero ahora ya me da exactamente igual. Jamás debí fiarme de unos secuestradores.

Salió disparada hacia la puerta y corrió callejón abajo como si la vida le fuera en ello, en medio de la oscuridad.

Se sentía una tonta al pensar que algo habría cambiado al estar de su parte, en su clan, pero se sentía aún más por tener sentimientos hacia Jungkook.

Al girar varias esquinas y comprobar que nadie la seguía se escondió tras unas cajas de cartón tiradas y amontonadas en un rincón.

Lloró hasta quedar con los ojos rojos, deshaciéndose de su enfado y su dolor. Se juró a sí misma que no volvería a verlos nunca.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now