C a p í t u l o 16

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El grupo formado por siete chicos que quedó frente a ellos era de lo más diferente. El primero en el que fijó su vista Ryujin era uno que tenía el pelo blanco platino, con una chaqueta de cuero negra y más eyeliner negro del que se había puesto ella en toda su vida. Pudo ver que el nombre de todos estaba marcado en las armas que sujetaban entre sus manos, el de él era: Taeyong.

Otro a su derecha tenía una mirada fiera de ojos muy claros, el pelo con un tupé y vestía una sudadera gris oscura. A su lado había un chico más bajito, con el pelo liso y unos cascos enormes, parecía tener unos dieciséis o diecisiete años. Hwall y Jun.

A su izquierda estaban otros dos altos con bandana y chaqueta militar. Yuhei y Chan.

Detrás de ellos, otros dos se parecían, excepto que uno tenía el pelo rojo fuego y el otro era moreno y más alto, más mayor incluso que ella. Ambos tenían rasgos más occidentales. Los relacionó al instante como hermanos. Iban con camisetas anchas, sin mangas y vaqueros rotos. Mark y Evan.

- Cómo no, el puto Jungkook ha ganado.- Se acercó a nosotros el chico rubio y le dio un puñetazo en el hombro, felicitándole.

Ryujin se comenzaba a sentir cada vez más mareada, la calle le daba vueltas y se duplicaba. Se tambaleó y se llevó una mano a la cabeza, tratando de mantenerse firme. No había bebido tanto como para que le volvieran a entrar mareos, una vez que estaba despejada ni siquiera sentía estar con el efecto que dejaba el alcohol en el cuerpo. Era un mareo más fuerte, como si fuera a desmayarse en cualquier momento.

Jungkook le pasó uno de sus brazos por la cintura sin previo aviso, antes de que ella cayera. La sujetó sin haberse sorprendido y Ryujin no pudo evitar pensar mientras sus ojos se entrecerraban cada vez más pesados si él sabía que se iba a desmayar. Le miró confundida antes de cerrarlos del todo. Jungkook ni siquiera la miraba, seguía hablando con el otro como una conversación normal, pero le pasó el otro brazo por la espalda para cogerla del todo.

Despertó en una habitación oscura, entreabriendo los ojos con dificultad. Estaba recostada en algo plano y duro, como un banco, pero no se encontraba en la calle, de eso estaba segura. Se reclinó sentada y se pasó un mano por el pelo. Le dolía un poco la cabeza pero comenzó a recordar lo que había sucedido, ¿la habían drogado?, ¿cómo demonios había sido posible?.

Miró al frente, tratando de ajustar su vista a la poca luz que había. Lo primero que vio fueron unos barrotes que rodeaban la pequeña estancia donde se encontraba, como una pequeña cárcel. ¿Había acabado en comisaría después de aquella noche?

Sin embargo no veía a nadie con uniforme paseando por allí ni más celdas. Además la estancia estaba muy deteriorada. Se apoyó en los barrotes y trató de abrir la puerta a la fuerza pero fue inútil, estaba cerrada.

Cuando se dio cuenta de que había un chico parado frente a ella, en el otro lado, se echó tan bruscamente hacia atrás que se dio un golpe contra la pared.

Recordó que estaba secuestrada por Jungkook y unos gángsters.

El chico de pelo rubio y mirada profunda, llamado Taeyong, llamó a los demás a que se acercaran, aclamando que había despertado.

Se agruparon a observarle y abrieron la puerta, pasando todos dentro. Solo podía esperar lo peor y rezar a quién fuera para que nada le pasara.

- Por favor, no me hagáis daño.- Suplicó ella sin saber qué más decir.

- Tranquila, Ryujin, no vamos a hacerte nada si sigues nuestras indicaciones. Solo queremos divertirnos un rato, ¿verdad, chicos?- Dijo el que se llamaba Mark.

- Eso suena muy mal, tío. Eh, tú, ahora eres nuestra presa así que más te vale hacernos caso.- Ese que se llamaba Hwall le explicó, que aunque no le mirara, resultaba igual de intimidante.- No te haremos daño a menos que nos desobedezcas o intentes escapar.

- ¿Qué queréis de mí?- Dijo ella con los ojos llorosos.

- Eh, no te pongas a llorar. Ahora eres nuestra, acostúmbrate.

No vio a Jungkook entre los chicos pero tampoco preguntó por él. No es que se fiara de sus palabras. Parecía tan culpable como ellos de mantenerla encerrada en aquel sitio horrible.

Las primeras horas que pasaron hacían turnos delante de la celda, le daban comida y unas sábanas limpias para dormir. Pero ella no quería dormir ni cenar y se negó a ello. Se plantó sentada en el suelo y no se movió ni habló. Si pensaban que iba a ser tan fácil que ella se amoldara a estar así, lo tenían claro. Tampoco quería contradecirles con palabras, no quería que la pegaran o la hirieran, así que permaneció en silencio. Cuando los que hacía guardia se dieron cuenta le comenzaron a amenazar de que comiera y durmiera. Pero ella permaneció con la mirada clavada en la pared de ladrillos, llena de graffities varios con sus nombres, frases fuera de tono y distintos diseños de dragones.

Se comenzaron a poner violentos e incluso entraron dentro, pero ella siguió sin moverse. Uno de ellos le empujó un poco en el hombro pero ella le apartó la mano de una palmada y le miró con una mirada fulminante.

- No me toques.- Dijo con los dientes apretados.

Él se avalanzó hacia ella pero el otro lo retuvo a la fuerza, sacándole de allí. Al poco rato se oyeron gritos de discusión. Parecía que su actitud estaba funcionando, les hacía pelear entre ellos o, al menos, gritarse.

Ella bajó la mirada a sus zapatillas, cansada, comenzó a pensar mientras jugaba con los cordones.

Escuchó unos pasos entrar a la celda y cerrar la puerta, pero no levantó la mirada.

- ¿Qué te había dicho de hacer lo que te digan?

Esa voz le sonaba demasiado. Alzó la cabeza y vio a Jungkook de pie frente a ella, sin expresión en el rostro. Sus ojos oscuros se posaron en los de ella mientras hablaba.

- No me hagas volver. Paso de esto.- Se dio media vuelta dispuesto a irse.

- Espera.- Se puso ella corriendo de pie.- Por favor, ayúdame a salir de aquí.

Le pareció oír que se reía por lo bajo, tras su espalda.

- No entiendes nada.

- Por favor, no quiero estar aquí, quiero volver a mi casa. Si lo que quieren es dinero diles que no tengo demasiado pero les daré lo poco que tengo, yo...

- Sigues sin tener ni puta idea de cómo va esto.- Se giró entonces poniéndose cara a cara.- Yo soy su líder.

Ella se quedó en shock, con los ojos muy abiertos. Tenía razón, no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero enterarse de que el único en quién tenía algo de esperanzas para escapar de allí, era el que lo había planeado todo. El líder. Quería decir que tenía un alto rango en aquel grupo, que era el que la había secuestrado.

- No puede ser... ¿eres... no serás un...?.- Desvió la mirada hacia los graffities que había estado mirando antes, la mayoría eran de dragones rojos, el símbolo que ella ya conocía bien, de la gang más peligrosas de toda Corea.

- Sí, soy un Jeon. Jeon Jungkook. Y ahora, come y duerme. Si me entero de que vuelves a desobedecer o hacer otro intento patético de huelga silenciosa no seré tan indulgente.

Oigo tu corazón || Jungkook Onde histórias criam vida. Descubra agora