C a p í t u l o 41

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Ryujin cogió su bicicleta y volvió a su casa de la cafetería. No tenía demasiadas ganas de ponerse a discutir más sobre el asunto con Minseok por lo que decidió escapar pedaleando a toda prisa en vez de dejarle acompañarla.

Lo único que le apetecía era prepararse un té rojo y tirarse en el sofá hasta quedarse dormida viendo una película de terror, sus favoritas.

Quería contárselo todo a Jungkook, ver cómo reaccionaba y si en realidad él ya lo sabía y se lo había estado ocultando. Si así era, ¿debía confrontarle como había hecho con su amigo o pagarle de vuelta, fingiendo que ella tampoco lo sabía y quitándole el puesto después? Su cabeza comenzaba a dar vueltas, mareándose.

Por una parte odiaba que su padre hubiese sido un gángster cuando ella siempre le vio como la mejor persona del mundo, pero por otra, quería saber más sobre él y su mundo, medio desconocido para ella.

En ese instante se asustó por el sonido de su móvil, alguien le estaba llamando. Se levantó del sofá para cogerlo, ya que estaba en la mesa de la cocina. Cuando vio el nombre que le mostraba la pantalla, se alejó de él.

El remitente de la llamada no paraba de insistir pero ella no quería cogerlo. Suspiró, cerrando los ojos, y se lo llevó finalmente a la oreja, apretando los dientes.

- Ryu, tengo que hablar contigo ahora. ¿Dónde estás?

- Sí, claro, dime.

- No, en persona.- Le dijo la insistente voz del chico.

- Está bien, estoy en mi casa.- Se mordió las uñas, nerviosa.- Pero Jungkook, ahora no me...

- Voy.

- ...viene bien.- Se quedó sola al colgarle por el otro lado de la línea.- ¡Mierda!

Trató de calmarse acabándose toda la taza de té de un trago, como si fuera un chupito, lo cual no pareció funcionar ni un poco, ya que la teína la ponía aún más histérica.

Se volvió a dar un susto de nuevo al ver cómo una sombra se colaba por la escalera de incendios hasta su piso, forcejeando con la ventana.

Pensó en que lo mejor sería abrirle desde dentro, antes de que rompiera la cerradura para entrar. Él entró de un salto, con una agilidad increíble, aunque la verdad es que ya lo había hecho antes, tenía práctica.

Ryujin cerró la ventana y se dirigió hasta la cocina para fregar frenéticamente el vaso vacío de té, con tal de que no le dirigiera la palabra y no tuvieran que hablar del asunto.

Jungkook se quedó mirándola sin decir nada, apoyado en la encimera de brazos cruzados, imaginándose que algo pasaba. Sin embargo, lo único que hizo fue sonreír de manera divertida y desaparecer de la cocina.

Ryujin paró de limpiar y se quitó el jabón de las manos, para ver a dónde había ido el chico tan contento. Asomó poco a poco la cabeza por el marco de la puerta hasta el pasillo, sospechando. Jungkook se dirigía hacia su habitación.

- ¡Eh!, ¿dónde vas?

Le siguió hasta el cuarto, donde el otro estaba mirando las fotos que tenía pegadas en las paredes.

- Ah, así que ahora sí que me hablas.

Ella se volvió a quedar en silencio, poniendo los ojos en blanco y con intención de volver de nuevo a la cocina.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now