Oigo tu corazón || Jungkook

Finale pt. 2

Y así, ambos mantuvieron bien su promesa, pese a que hubieron momentos en los que se necesitaban desesperadamente, no se volvieron a ver. Incluso, con el tiempo, consiguieron olvidarse el uno del otro y rehacer sus vidas de nuevo, como si nada hubiese pasado. Como si nunca se hubiesen conocido.

Jungkook compró un billete de avión lo más rápido que pudo, se despidió de los chicos y se marchó a Alemania de nuevo para comenzar una próspera vida de negocios, alejado de los conflictos con la mafia coreana.

Ryujin tomó el examen de acceso a la universidad, el cual aprobó para estudiar diseño de interiores, algo que la apasionaba. Minseok la apoyó en todo lo que pudo, incluso ella le convenció para entrar en la misma carrera, lo cual acabó aceptando, ya que era algo que les apasionaba a los dos. Pasaron los cuatro años en la universidad, su pequeño piso y la cafetería de la esquina, estudiando y trabajando en ella a tiempo parcial.

El verano de su graduación, recibieron una noticia que sorprendió a ambos. O, mejor dicho, Ryujin recibió una carta en su piso, la cual era una invitación a una boda. El que ahora era líder del clan, y el que lo había sido desde que Jungkook se marchó, se casaba con una chica que reconoció por la foto junto a la invitación. Se quedó unos segundos procesando la información mientras le pasaba la carta a su amigo, que la quería ver impacientemente por encima de su hombro. Sus cejas se alzaron tanto como las de ella al leer que Hwall y la señorita Kim Seungi se casaban.

Ryujin se puso su mejor vestido de noche y Minseok la acompañó vestido de un elegante esmoquin azul marino.

Se casaban en el mismo hotel que conocían de sobra, sin rastro de los agujeros de bala y pintura en las paredes que ellos mismos dejaron un día en ellas. Recordar aquello le pareció doloroso, aunque conservaba los buenos momentos, que le vinieron a la mente al pensar en el año que se vio involucrada con una mafia que tenía por símbolo el significado de su nombre.

Al entrar en la sala del convite, donde todos estaban ya sentados o tomándose fotos, ella buscó con la mirada a los novios, que estaban de pie agradeciendo a unos invitados, seguramente mafiosos o millonarios, por cómo vestían.

Ella arrastró a Minseok por el brazo y le condujo hasta ellos para saludarlos. A la primera que reconoció, obviamente, fue a la novia, que estaba preciosa con un largo vestido blanco. Seungi la abrazó, sin poder creerse que estuviera allí, aunque Ryujin no supo por qué estaba tan sorprendida pero se alegró de verla de nuevo. Después se giró hacia el novio, el cual no la había reconocido al principio, pero ella a él sí.

Le sonrió al ver lo increíblemente cambiado que estaba, más alto y con el pelo más corto, y mejor vestido que nunca, claro estaba. Pero parecía más adulto.

- Hwall, cuánto tiempo.

Él se quedó de piedra al escuchar su voz y acto seguido la envolvió en sus brazos, para después soltarla y mirarla de arriba a abajo un par de veces antes de hablar.

- ¡Ryujin! Pensaba que no ibas a aparecer, dios mío, han pasado cuatro años... estás... diferente. Pero me alegro de verte.

Ella rió ante su reacción.

- Sí, aunque lo único que ha cambiado ha sido mi pelo. Yo también me alegro mucho de verte, tú sí que has cambiado mucho, pero tienes la misma miradita intensa de querer asesinar a alguien.

- De asesinar no, de seducir.- Le corrigió al instante.- Ah, por cierto, deberías ver a los demás, están allí. Seguro que están deseosos de verte.

- Vaya, veo que alguien te ha educado, has crecido bien, Hwallie.

Él entrecerró los ojos al saber que se refería a su formalidad al hablarle y supo en seguida que quería escuchar al Hwall que ella conocía.