C a p í t u l o 23

6.2K 569 33
                                    

La noche en la que quedaron le siguió hasta un gimnasio que parecía abandonado, lleno de polvo y viejo.

Dentro, sin embargo, había un rin y sacos de boxeo nuevos. Jungkook se subió con facilidad, traspasando las cuerdas. La ayudó a subir, cogiéndola del brazo y tirando con fuerza.

No estaba muy segura de qué era lo que estaban haciendo allí, a oscuras en mitad de un rin a las doce y media de la noche. La única luz que les iluminaba era la poca que entraba por el umbral de las ventanas a lo alto de las paredes del local.

Jungkook se quitó la sudadera y la apartó, quedando con una camiseta de manga corta. Después se sacó unas tiras del bolsillo y le cogió una mano sin previo aviso, colocándolas a su alrededor, sobre los nudillos y la muñeca. Después repitió lo mismo con la otra. Iba con cuidado pero iba apretándolas, para que no se lastimara las manos.

- ¿Para qué es esto?- Susurró ella, pensando que se habían colado dentro del gimnasio.

Jungkook se alejó unos pasos, sin decir nada. No le quitaba sus ojos oscuros de encima y eso la ponía nerviosa. Su corazón comenzó a latir con fuerza, cuando él habló.

- Vamos a pelear. Atácame como si fuera tu peor enemigo, como si me odiaras.

- No puedo hacer eso, nunca me he peleado con nadie.- Bajó la mirada, de alguna manera avergonzada.

- Eres demasiado inocente.- Jungkook se rió de su confesión.

Ella le miró enfadada y se quiso bajar del rin. No es que fuera inocente pero eso no era algo de lo que reírse. Supuso que para un gángster como él, sí lo era.

- Espera, voy a entrenarte.

Ryujin se paró en seco clavándose en el sitio. Si se iba por la puerta, demostraría que tenía razón. Si se quedaba, le daría la razón a él. Se giró para ver su sonrisa brillar bajo la débil luz que entraba de la calle.

- Está bien, has dicho que querías que te atacase. Pues lo haré.

Se acercó unos pasos a él. Al ver que éste se quedaba impasivo le empujó hacia las cuerdas pero no se movió ni un centímetro. Aquello la cabreó e hizo que le pegara un ligero puñetazo en el estómago.

Jungkook retrocedió un paso, bajando la cabeza. Ryujin se anotó un punto mentalmente, pensando que esta vez le había hecho daño.

Él levantó la cara, riéndose aún más de su poca fuerza. Ella no supo muy bien que más hacer pero se estaba enfadando tanto que no se quería contener.

Cogió impulso desde el hombro, tirando todo su brazo derecho hacia atrás y poniendo fuerza en su puño, a segundos de estrellarse contra la cara de él.

Con una rapidez en milésimas de segundo, lo paró envolviéndolo con su mano.

Ryujin se quedó sin aliento, mirando su puño, que había sido parado de la nada.

- Esto ya no está tan mal, pero envía la fuerza desde tu hombro, no desde tu puño.- Le dejó el brazo libre.- Otra vez.

Ryujin sin pensarlo dos veces repitió el mismo proceso, esta vez le engañaría, pegándole un patada en el muslo.

Pero Jungkook era mucho más rápido y lo vio venir, parándola con el otro brazo.

- Vas mejorando, pero te falta fuerza. Otra vez.

Y así lo intentó unas treinta veces, fallando todas, hasta que acabó tan cansada que tuvo que parar y sentarse en el suelo.

- N-no... puedo... más...

- Descansaremos por un momento.- Se sentó él a su lado, atándose uno de los cordones de sus zapatillas.

Ella se quedó impactada de repente, dándose cuenta por la manera en que el ancho cuello de su camiseta se movía, de que tenía una gran cicatriz en lo alto de la espalda, debajo del cuello.

- Jungkook, ¿Tienes una cicatriz ahí?- le señaló la zona en la que lo había visto.

- No, tanto entrenar te ha mareado.

- Lo he visto, ¿cómo te lo hiciste?

- ¿Que lo has visto? No tienes ni idea.- Se levantó molesto y evitó su mirada, estaba claro que la estaba mintiendo y Ryujin le siguió, sin darse por vencida.

- No voy a decir nada, si me lo quieres contar te escucharé.

- ¡¿Es que no me escuchas?!- Le gritó acercándose y la cogió de los hombros con fuerza, mientras ella se quejaba.- ¡No sabes nada!

La soltó una vez se dio cuenta de lo que hacía y ella se alejó, abrazándose con sus propios brazos del miedo. Estaba realmente asustada y pensaba en salir corriendo en cualquier momento en que se pusiera violento.

Se quedó mirándola con tristeza, como esperando que entendiera su enfado repentino por una cicatriz.

Estaba a punto de marcharse cuando él se acercó y le cogió de la mano, llevándola hasta su camiseta.

- ¿Qué- qué estás haciendo?

- Ayúdame.- Le dio la espalda y se trató de quitar la camiseta, pero se quedó a mitad. Ella se acercó sin entender, despacio, y colocó sus manos sobre las suyas, ayudándole a pasarla por la cabeza.

Su espalda quedó al descubierto y ella ahogó un grito. Estaba cubierta de finas cicatrices, pero la que más destacaba era una escarlata que ocupaba todo su omoplato, la de un dragón rojo, el símbolo de su clan.

- ¿Por qué te has hecho esto?- Tuvo unas ganas incontenibles de pasar su mano por ella. También por su espalda, de recorrerla por cada rincón, como si así pudiera encontrar las respuestas que él ocultaba.- ¿Puedo...?

- Sí.- Le respondió al instante, dándole permiso.

Ella pasó con cuidado sus dedos desde la cola hasta la cabeza del dragón, notando el relieve. No era como un tatuaje, hacerse una cicatriz de ese tamaño le habría dolido hasta la muerte, con tanta sangre, tanto sufrimiento... hasta sintió pena por él. Pero, ¿cómo podía ser tan estúpido de hacerse algo así? No, aquello no podía habérselo hecho él mismo, ni tampoco sus amigos. Entonces logró entender parte de su verdad.

- Siento lo que te han hecho.- Suspiró, dándole la vuelta despacio, para mirarle a los ojos mientras le hablaba.- No te conozco demasiado pero no creo que merezcas algo así.

Sus ojos brillaban con un sentimiento que no pudo descifrar, su corazón volvió a acelerarse sin control. Estaban tan cerca el uno del otro sin darse cuenta, y su cuerpo le distraía.

- Te equivocas, lo merezco más que nadie. Yo me lo gané. Soy un demonio como ellos.

- No te entiendo del todo, y me da la sensación de que nunca lo haré pero... yo... no creo que seas...

Jungkook se acercó aún más a ella enternecido por sus palabras, agachándose un poco, con su cara tan solo a unos centímetro de la suya. El corazón de Ryujin latía tanto que parecía que fuera a salir de su pecho y echar a correr. Supuso que era el único que sabía el error que iba a cometer y quería huir. Pero ella, por otra parte, quería sentir su cuerpo cerca del suyo.

- Ryujin.- Le dijo de repente, con una media sonrisa formándose en sus labios.

- ¿Sí?- Preguntó ella, distraída, mirándolo a la vez que los nervios le recorrían el cuerpo. Se preguntó si él sentiría lo mismo cada vez que ella decía su nombre.

- Oigo tu corazón.

Y los labios de Jungkook se juntaron con los suyos suavemente, encajando a la perfección, quedando así por un largo rato, con su brazo rodeándola por la cintura. Olvidando el espacio que quedaba entre las diferencias que los separaban.

Oigo tu corazón || Jungkook Where stories live. Discover now