Capitulo 39

2.7K 344 27
                                    

Adeline POV

Perdí la nocion del tiempo y me sentí ajena a la realidad, aun y cuando era yo la protagonista. Las personas que hace minutos eran espectadores de la película, ahora lo eran de esta escena que quedaría grabada para siempre en mi memoria, y a su vez, ellos también estaban siendo espectadores de como el tiempo pasaba y yo no daba aun una respuesta.
Mis palabras parecían querer aferrarse a mi garganta y quedarse escondidas por el resto de mi vida, y no estoy jodiendo. 

Estaba completamente en shock y entonces supe que mi silencio no se debía a un nudo en la garganta, sino a un nudo en el alma. ¿Cómo una persona con simples palabras podía hacerte sentir tanto?
Gesticule un par de veces para dar respuesta, pero simplemente las palabras no salían, por lo que me limite a asentir reiteradas veces y me lancé a los labios de Isaac para sellar el inicio de algo que seria nuestro.

Lo de nosotros ocurrió tan lento y a la vez tan deprisa que valía la pena tomar el riesgo y luchar para que funcionara.

Y lo haríamos.

Todos los presentes comenzaron a alardear a nuestro favor, afirmando el hecho de que debíamos vernos como unos pequeños niños haciendo una escena romántica digna de película, lo cual resultaba irónico tomando en cuenta que estábamos en una sala de cine.

No fue hasta que le di fin a nuestro beso y levanté la mirada, que noté la verdadera razón por la que las personas alardeaban.

La sala de cine estaba repleta de globos de helio rojos que ahora flotaban en el techo, haciendo del momento una escena inolvidable por la intimidad y belleza que transmitia. 

Cuando volví mi mirada al nivel de Isaac, me percate de que no solo Maddie e Isaac eran conocidos para mi. Atrás de Isaac estaban Ralph, Soph, Frank, Andressa, Paulette, Abel, Maddie, Horam, Rose, Gerald y Josh.

Me lancé a los brazos de Soph y comencé a reir y llorar con ella.

—Espero hacer pasado la prueba como asesora—Me guiñó el ojo cuando deshice nuestro abrazo.

—¡Por supuesto que si! —sonreí— Ya decia yo que Isaac no pudo haber redactado ese discurso el solo.

—Pues fue exactamente solo como lo hice—Replicó

—Miss Manchita—Habló Ralph— Fui yo el de la idea del collage en la pantalla gigante...¿Pase la prueba?   

—No se cual fue el papel de cada uno, pero créanme que cada granito de arena conto para convertir este momento en uno hermoso, en serio.

—Pues mi granito de arena lo veras luego—dijo Josh— Y lo disfrutaras tanto que no sabrás como agradecerme por haberle regalado esa caja de condones a Isaac.

— ¡Joven! —Gritó un hombre de mayor edad a tres puestos de distancia—Hay menores en la sala. Eso ha estado demás.

 — Lo siento caballero—Se disculpó Josh y luego volteo hacia nosotros— ¿Un par de pizzas en casa?

— ¡POR FAVOR! —Coincidimos todos

***
Isaac POV.

Un día como cualquier otro estas acostado en tu cama mientras ves alguna escena romántica en una película o te topas con  alguna foto en las redes sociales de dos personas expresando su amor o quizá recibes un mensaje de algún amigo contándote los triunfos de su vida amorosa; sea cual sea el caso, tu inmediatamente piensas que son ese tipo de cosas las que no te pasarán a ti y cambias la película, o sigues mirando más imágenes o le dices a tu amigo:  " —Estoy feliz por ti". 

Sin saber o tal vez sin querer entender que las cosas pocas veces suceden así como así. Si bien el amor es algo espontáneo que sucede y no sabes dónde, cómo, ni cuando, es algo que minuto a minuto va tomando más fuerza, y se va puliendo con cada gota de confianza, con cada risa, con cada vez que tu cuerpo se estremece ante la cercanía que el cuerpo de esa persona te brinda.

Quizá esa persona tiene que cambiar algunas actitudes y ser mejor persona.

Quizá esa persona ya está ahí y tú no te das cuenta.

Quizá tiene que ser el momento, no la persona... 

Amar a una persona va de la mano con la virtud de saber esperar, pues el amor es una novela e independientemente de cuál sea su final, tienes que esperar día a día su actualización.

Y lo sé, porque nunca imagine ser el tipo de persona al que le pasaran esas cosas del amor, al igual que nunca pensé que fuese nada más y nada menos con Adeline que las experimentara.

—¿En qué piensas?—Horam palmeó mi espalda y se sentó a mi lado.

—Nada en específico —Le di un trago a mi cerveza.

—Te luciste hoy con Adie— Volteó a mirarme.

Le di la cara y asentí —Las cosas son tan naturales con ella que no sé ni cómo explicarlo. Es extrañamente especial —sonreí— Y no me siento para nada como un marica diciéndote esto.

—Es extraño porque alguien que te ama, no intenta cambiarte, pero entonces eres tú quien quiere cambiar y ser mejor para esa persona.

Sonreí más ampliamente, lo entendía a la perfección. Me había pasado.

—No sé si me estás analizando o si te está pasando, pero si es la segunda opción...—Vacíe mi lata de cerveza de un trago y finalmente agregué: —Estas comenzando a caer en lo que ellas llaman un Maravilloso Desastre.

El sonido de la puerta se abrió y finalmente entraron las chicas quienes habían estado esperando que él delivery de la pizza llegara, pues era un nuevo empleado al que se le daba fatal eso de las direcciones.

—La pizza huele malditamente genial—Gimió Ralph.

—Estoy seguro que sabrá mejor —Josh caminó a la cocina en busca de platos desechables, ya que comeríamos sentados en la alfombra de la sala.

—Hablen menos apúrense más —Pidió Maddie.

—Estoy bastante seguro de haberte escuchado decir eso antes— Horam le lanzó una mirada pícara a la castaña la cual no pasó desapercibida para el resto.

—Yo recuerdo muchas cosas —Lo retó con la mirada — Ninguna lo suficientemente digna de repetir.

—Eso no fue lo que me dijiste a mí— dijo Adie

—Ni a mi— La secundó Soph.

—Mejor comemos — Salvó la noche Ralph.

El timbre sonó anunciando la llegada de alguien.

—¿Falta alguien de nuestro clan?— Pregunté mientras me sentaba al lado de Adeline y le tomaba la mano.

Me gustaba el calor que irradiaba su mano cuando entraba en contacto con la mía, y más tomando en cuenta que luego de la primera vez que la tomé, ninguna otra quemó igual.

—No. —Negó Ralph mientras iba en dirección a abrir la puerta.

Todos quedamos completamente confundidos cuando vimos la cara del entrenador Milton del otro lado de la puerta.

—Tengo noticias para el equipo —La mirada del entrenador se desvió hasta hacer contacto con la mía — Y especialmente para ti.

Las promesas de Isaac Collins.Where stories live. Discover now