Capitulo 41

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Isaac POV

Mi piel se erizó en respuesta al sentir el contacto directo de sus labios sobre mi cuello.

—Adeline...—Advertí.

—Isaac...

Requerí de toda mi fuerza de voluntad para poner un poco de distancia entre nosotros. Ella al notar lo que intentaba hacer, retrocedió tres pasos.

—No quiero que sea el alcohol que te domine. No quiero que te arrepientas. —Le dije, mirándola fijamente.

—No soy una niña. Sé lo que hago. —Me miro de la misma manera en que yo la mire a ella. — No es necesario poner excusas...Supongo que no me tienes suficientes ganas—Se volteó en dirección a la puerta.

—Maldición Adeline. Tú no has dicho eso.

Se giró sobre sus pies y no le di tiempo hablar cuando la halé hacía mí y uní nuestros labios en un brusco beso. Ella respondió de la misma manera y jadeó sobre mi boca. Haciéndome perder completamente el control. El poco control que me quedaba.

—Sí lo dije— Susurró. Retándome.

Mordisqueé su oreja y cuello obteniendo un gemido como respuesta.

Con mis manos ahuequé su cintura y la pegué completamente a mí. El contacto, su carne quemando contra la mía, su perfume adhiriéndose a mi piel, la soltura con la que sus labios capturaban los míos, todo parecía haber conspirado a mi favor, como un sueño que amenazaba con grabarse perpetuamente en mi puta cabeza.

Con cuidado nos fui guiando hacía la cama, donde unos cuantos pasos después, caímos de bruces.

— Mierda. — Espetó Adeline, mientras se incorporaba y tanteaba bajo el edredón.

— ¿Qué pasó? — Pregunté en una mezcla entre preocupación y excitación.

—Maldita sea Isaac — Reclamó, mientras me apuntaba con el cargador de mi teléfono — Me acabo de clavar el enchufe de tu puto cargador en la espalda.

—Lo siento en serio...— Me lamenté mientras me ponía de pie— Creo que me acabo de cargar el momento...

Lleve mis manos a mi cabello, y lo sacudí.

—Isaac... Tú y yo somos el momento— Ella se arrodilló en la orilla de la cama e hizo una señal para que me acercara.

Lo hice.

— No podemos permitir que nada ni nadie nos dañe. Ni nuestros momentos ni a nosotros... No podemos permitir ni siquiera que seamos nosotros mismos quienes nos dañemos. Lo nuestro vale la pena.

Sus palabras me calaron hondo y recordé una vieja conversación.

— Creo que hay algo que no has notado...— Tomé su cara entre mis manos y la bese. — Lo hiciste. Estuviste presente en el momento en que conocí a la chica indicada... Porque eres tú. Eres la chica indicada para mí, la que merece y tendrá todo de mí.

—Recuerdo algo más...

— ¿Sí?— Inquirí.

Sus manos tocaron el borde de su vestido y poco a poco la prenda que cubría su cuerpo, comenzó a deslizarse fuera de su cuerpo, dejando a la vista una panty de encaje azul marino, su delgado abdomen y sus pechos erguidos, con la punta fruncida por el notable cambio de temperatura.

— Maldición vas a matarme. — Susurré.

— Recuerdo que a esa chica ibas a follarla en tu cama. — Sentencio antes de callarme al unir nuestros labios en un beso rudo y brusco.

Las promesas de Isaac Collins.Where stories live. Discover now