Epílogo.

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Adeline POV.

El timbré de la entrada repicó anunciando que nuestras visitas habían llegado. Y como era normal desde tres meses atrás, yo aun no estaba lista.

—¡Isaac! ¿Puedes abrir? —Grité para que él, que estaba en el piso de abajo, pudiese escucharme.

—¡Estoy en ello amor! —Respondió.

Terminé de colocar mis aretes y me di un rápido vistazo en el espejo.

Sonreí ante el resultado.

Bueno, en realidad no.

El embarazo me había dejado alrededor de cuatro kilos demás los cuales se habían alojado en mis caderas. Si bien no era gran cosa, mis pantalones ajustados ahora lo eran el doble.

Resoplé con resignación y antes de bajar, me maquillé un poco.

Diez minutos después ya estaba bajando las escaleras.

Solo escuchaba el murmullo de todos susurrando cosas modo bebé y las adorables risitas que Mallie les regalaba a todos en respuesta.

Efectivamente, cuando me uní a ellos, nadie notó mi presencia, pues todos estaban rodeando a Isaac, quien tenía a la bebé en sus brazos.

Excelente estrategia hija. Acaparas la atención de todos con tu belleza e inocencia, y así, nadie nota los kilos demás y las ojeras de mamá.

La mirada de Stacy se encontró con la mía y ella me regalo una hermosa sonrisa.

—¡No me canso de verla! ¡Es hermosa!—dijo ella con un adorable brillo cubriendo sus iris oscuros— Hicieron un gran trabajo.

Asentí mientras le correspondía la sonrisa y sentía como poco a poco mis mejillas se iban calentando.

—Claro que lo hicimos—Respondió Isaac con total seguridad.

—"Hice" querrás decir—Corregí con total diversión.

—No me importa de quien fue el trabajo. Solo quiero tener tres meses de edad para en quince años poder salir con ella—Bromeó Ralph refiriéndose a Mallie.

—Ni en mis putos sueños dejaría salir a Mallie con un tipo como tu—Replicó espantado Isaac, ocasionando que todos comenzaramos a reir.

Tras unos efusivos abrazos y saludar a todos, salimos a la terraza, donde comenzaríamos a preparar el almuerzo familiar en honor a que solo faltaban dos semanas para la boda de Ralph y Sophia.

El tiempo pasaba demasiado rápido y siempre era motivo de conversación, pues ver la manera en la que cada uno evolucionaba tanto personal, como familiarmente, era motivo de orgullo y disfrute.

El ambiente familiar que burbujeaba entre todos me hizo sonreír con sincera felicidad.

Isaac con su mano libre, tomó mi mano y me lanzó un beso en el aire.

Se le veía demasiado hermoso con su cabello desordenado, sus ojos grises brillando por la luz del sol y Mallie durmiendo su hombro.

Mallie y él eran amor puro. Si Isaac era buen esposo, pues era el doble de bueno siendo padre y eso no pasaba desapercibido para nadie. Sin contar el hecho de que la población femenina que lo veía pasear a Mallie en su coche, babeaba y alucinaba con verlos pasar.

Cuando todos estuvimos ubicados alrededor de la barbacoa, observando como Horam, Abel, Josh y Ralph alistaban todo para comenzar a asar la carne. Paulette y Stacy se unieron a nosotros y noté que una de ellas tenía un pendrive en una de sus manos y otra una especie de libro. No sabía de qué se trataba, pues estaba envuelto en papel de regalo.

Las promesas de Isaac Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora