6. Mancuernas (Parte Dos)

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Este capítulo se le dedico a la bella ---Abril02 Gracias por tus hermosas portadas.

Chuuya decidió "portarse bien" en el primer ejercicio.

Quería que Dazai bajase la guardia, que Chuuya notaba claramente había levantado, ante su reacción tras el coqueteo del pelirrojo atándose el cabello.

Simplemente le dio la explicación oportuna, sin exagerar poses, sin ir más lento.

¡Qué se preparase para el segundo ejercicio!

Iba a ser el objetivo de una venganza servida en bandeja fría.

Vigiló que Dazai hiciese la serie de elevación lateral de hombros con las poses correctas para que el ejercicio fuese correcto y no se lesionase.

Sentía el orgullo del maestro, al cual el alumno le hace caso, cuando vio a Dazai flexionar ligeramente las rodillas para tener mayor estabilidad y, así mismo, el codo también flexionado para aislar el deltoides, haciendo que el trabajo fuera más eficaz y así evitar lesiones en el codo y en el hombro.

Chuuya seguía comportándose seco con él, chillándole y amonestándole, y, por todos los dioses, cómo disfrutaba cuando los labios carnosos de Dazai se curvaban con una mueca de asco al escuchar de Chuuya lo de "Osito Quasi".

Por muchas veces que le llamase desde ese día hasta el fin de mundo "osito Quasi" no superaría las veces que Dazai le había llamado a él "enano".

Chuuya estaba convencido que aún podía dar el estirón y ser más alto que Dazai al final.

Había leído en un libro, de la biblioteca médica de Mori, que los hombres pueden seguir creciendo hasta los 23.

Si ambos seguían vivos a esa edad, pues su trabajo disminuía las posibilidades de que sus cabellos llegasen a pintar canas, confiaba poder devolverle una a una todas sus gracietas conque solo fuese Chuuya medio centímetro más alto que Dazai.

Cierto era que Chuuya se sentía muy feliz en su función de entrenador personal de Dazai.

Le costaba recordar cuando había sido la última vez que él se había sentido tan seguro.

¿Así es cómo lo viviría Dazai cuando elaboraba un plan de los suyos donde sabía que él, Chuuya, iba a picar?

Y el imbécil solo pensaba que en suicidarse. Lo que daría él por tener la misma inteligencia. Por algo le llamaba "Suicida imbécil".

Cuando concluyó las tres series de doce repeticiones, Chuuya contempló a Dazai como una madre orgullosa de las proezas de su hijito mientras su alumno se secaba el sudor y Chuuya le recordaba la importancia de hidratarse.

Chuuya se dio cuenta que Dazai se encontraba también contento de estar logrando seguir el entrenamiento de él.

Dentro de Chuuya empezó a sentir un poco de remordimiento y duda por lo que iba a hacerle, pero ¡qué narices! Se lo merecía.

Que empezara el espectáculo.

Chuuya se puso justo bajo el foco del techo para que la luz le iluminase bien cada gota de su piel sudada, cada curva de sus brazos trabajados, las venas que se marcaban en su piel sin grasa, sus codos hidratados, el brillo aterciopelado del ligero bello de sus antebrazos.

Pasó su mano derecha, casi como descuido, sobre su camiseta estirando la tela para que marcase el dibujo perfecto de su tableta de chocolate y al hacer esto aspiró hondamente para que también sus pezones se insinuasen bajo la ropa.

Cerró con lentitud los párpados y volvió a sacudir la cabeza ligeramente a los lados, moviendo los hombros para soltarlos.

En el silencio escuchó como la respiración de Dazai se hacía más profunda.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now