7. Actividad sexual contraproducente

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Dos actualizaciones en dos días seguidos. Mi récord.

No podía dejar a Dazai K.O.

Chuuya tumbó a Dazai en el suelo poniéndole las piernas en alto apoyadas en el asiento de la máquina de las poleas. Solo hacía que repetir mientras para sí, "vaya putada, ostia puta, putadón".

¡Cómo le hubiera pasado algo grave por su culpa, Mori se lo iba a comer!

Chuuya ni había pensado que Dazai tuviese algún problema que le imposibilitara entrenar porque el líder de la Port Mafia, como médico que era, les hacía pasar a todos controles de salud con muchísima frecuencia y por eso sabía Chuuya que el gilipollas suicida estaba sano sanote.

¿Se había pues desmayado por su numerito de seducción? ¿Le había ido toda la sangre del cerebro a cierta parte y por eso había perdido el sentido?

Con cierto apuro, pero mucha curiosidad, miró en dicha parte del cuerpo de Dazai.

No, no parecía que asomase ninguna protuberancia allí.

Se dio una bofetada así mismo. ¿Qué hacía mirándole tan fijamente el paquete a Dazai?

Tenía que despertarle.

Tomó la botella de su bebida isotónica y se mojó con ella la mano. Le tocó la frente y las mejillas a Dazai. No reaccionó.

-¡Dazai, joder, despierta!

Nada.

-¡Dazai! ¡Dazai! ¡Dazaaaaiiii!

Le empezó a pasar la mano con más fuerza y al final, al no obtener reacción, le dio una par de bofetadas bien dadas.

Los ojos de Dazai se abrieron de par en par. Chuuya suspiró aliviado.

-¿Qué, qué ha pasado? -preguntó segundos más tarde, lógicamente, desorientado. Miró alrededor y reconoció el gimnasio. -¿Me desmayé?

El alivio de verlo de vuelta hizo que Chuuya no pudiese reprimir alardear de su victoria.

-Creo que mi estilo haciendo remo con pesas te ha afectado.

Los ojos oscuros de Dazai se clavaron en los de Chuuya como reflexionando. Vio reconocimiento, había recordado sin duda lo que había sucedido. Chuuya amplió su sonrisita.

Chuuya sabía que nunca jamás le confesaría que le había seducido con sus movimientos lentos y sensuales, por cómo Dazai aseguraba a los cuatro vientos, "a él no le iban los hombres", pero sí esperaba verle incómodo por haber perdido el control.

Y sí, por todos los dioses, que apenas podía disimularlo. Estaba muy a disgusto con Chuuya en esa situación de poder.

Chuuya se hubiera reído a carcajadas de él, pero estaba demasiado feliz para mostrar su alegría con unas simples risas. Aquello se merecía invitar a toda la Port Mafia a una ronda.

Dazai gruñó.

¡Ah, los roles se habían invertido! Por una vez Dazai probaba lo que era sentirse humillado por la ventaja del otro.

Aquello era demasiado bueno.

Se intentó levantar pero Chuuya se lo impidió.

-Te puedes volver a caer, debes descansar hasta que se te pase el mareo.

-Yo no -el movimiento de seguir arriba fue interrumpido y suspirando se echó hacia atrás. -Maldita sea.

-¿Ves? Quédate así.

Le encantaba verle indefenso y pendiente de él.

Dazai miraba el techo. Parecía un gato encerrado incómodo y a la defensiva.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora