9. Comerse el corazón

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Dedicado con todo mi cariño a Connieheichou, quién nos unió

Chuuya se volvió a recolocar el flequillo hacia la derecha. No, mejor a la izquierda.

Arrugó el morro.

No, definitivamente no. Mejor al centro así sus ojos estaban en su totalidad visibles.

Pestañeó varias veces a gran velocidad para comprobar, que con el aceite que se había aplicado sobre las pestañas, estas lucían bien onduladas tras rizárselas.

Bien.

La pequeña capa de corrector con que había tapado las pequeñas imperfecciones de la piel del rostro, rojeces y granitos casi era invisible.

Se pasó de nuevo el protector labial para que luciesen hidratados, esponjosos. Tenían un pequeño brillo.

Se revisó los dientes, no tenía nada entre ellos. Blancos, brillantes, a pesar del alcohol, del tabaco y de la cafeína.

Se revisó el aliento. Olía bien.

¡Un momento!

¿Pero qué estaba haciendo?

¡No tenía ninguna cita!

Es más.

No tenía ninguna cita con Dazai. ¡Maldita sea! Solo iban a comprar ropa deportiva.

A pesar de ello, a sabiendas que el moreno iba a ser el mismo molesto grano del culo de siempre, a Chuuya se le escapaba la alegría en la canción que tarareaba mientras elegía qué ropa ponerse.

Había optado por unos pantalones a cuadros grises que le marcaban muy bien el trasero. ¡No iba a perder la oportunidad de realzar la parte de su cuerpo que más impresionaba a Dazai!

Mientras medio girado observaba dicha parte en el espejo de cuerpo entero de su dormitorio, Chuuya habló burlón para sí:

-¿Con qué no te van los hombres, Osito Quasi?

Se le escapó una carcajada.

Se puso una camisa blanca con un pequeño bordado de una rosa en el ojal derecho, y un cardigan amplio a juego con el pantalón.

Dio una nota de color a su vestimenta con un foulard rojo de seda.

Mientras se ponía unos guantes también grises, reflexionó si ponerse un sombrero.

Dazai había manifestado mil y unas veces cómo odiaba todo lo que él se ponía sobre su cabeza. ¿Quizá fuera porque le parecía que su cabello rojo ligeramente ondulado era precioso y era un desperdicio taparlo?

Se ahuecó un poco la melena pues había decidido dejárselo largo y suelto el cabello le llegaba más alla de los hombros.

Definitivamente no llevaría nada ocultándolo.

Eligió el perfume francés que solía usar en sus citas porque, a pesar de que él se volviera a repetir que Dazai no le había pedido salir en plan romántico, era la primera vez que ambos quedaban sin que fuera un encargo laboral.

Bueno, la vez de la puta también contaba pero prefería que su cerebro lo olvidase.

¡Listo!

Estaba espectacular, sexy, apetecible, bello.

Se repitió a si mismo su mantra para darse autoconfianza:

"sabiendo que tú sabes que lo sé"

Justo en ese momento llamaron con dos golpes a su puerta.

¿Dazai?

Faltaban casi veinte minutos para la hora en la que habían quedado en el vestíbulo del edificio de la central donde vivían los dos.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now