17. El Bar Lupin (Parte Uno)

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Dedicado a ---Abril02por querer tanto a Oda. Al que felicito en su cumple con un poquito de retraso.

A Chuuya las emociones le sobrepasaban: la sensación de euforia de bajar al fin como tantas veces imaginó junto con Dazai las escaleras que conducían al bar, de formar parte, aunque tan solo fuese por esa noche, de esa hermandad tan íntima que los otros tres habían formado. El saberse, en definitiva, alguien importante en la vida de Dazai.

La sonrisa de pura dicha que vibraba en su rostro fue tensada levemente cuando, como esperaba, los otros dos le descubrieron todavía con el brazo de Dazai sobre sus hombros.

Los ojos de Oda se abrieron de golpe pero, con su gran maestría conteniéndose, escondió toda su sorpresa en un saludo cordial hacia él.

Ango, sin embargo, no podía cerrar la boca con una mueca tal de "no puedo creer que Dazai lo haya traído" que empezó a incomodar mucho a Chuuya.

Dazai hizo reaccionar a Ango dándole una fuerte palmada a la espalda.

-¡Vaya sorpresa! ¿A qué esto no te lo esperabas?

Ango intentó recomponerse descruzando y cruzando las piernas en su taburete intentando moderar las muestras de su total desconcierto.

Chuuya sintió una tensión muy fuerte hacia él y supo qué era. A él nunca le había gustado Ango, desde el primer momento, algo no le encajaba de él. No entendía como Dazai siempre le aseguraba que era super divertido y que tenía unos puntos escondidos que lo hacían brillante.

Para Chuuya, Ango solo era una persona gris.

Todo lo contrario a Oda.

Daba igual que hubiese ido al bar invitado por Dazai. Al verle allí, en mangas de camisa, una camisa, por cierto, con los tres botones de arriba abiertos que dejaba ver la piel cálida del pecho, esos hombros grandes, esos muslos prietos, ese cabello rebelde, esos ojos llenos de curiosidad contenida hacia qué se le pasaba a Chuuya por la cabeza al haber aceptado acompañar a Dazai. Y esos labios carnosos, esa nariz, esa barbilla con la sombra de una barba sin repasar.

Con el corazón latiéndole muy fuerte fue a sentarse en el taburete a su lado, cuando Dazai se ahupó con agilidad en él.

Con los ojos fríos y una voz autoritaria le anunció:

-Este es mi sitio.

Si un rayo se hubiese abierto paso en el edificio que ocupaba el bar hasta llegar al sótano y le hubiese dado en pleno, no hubiese sentido más dolor que el que le provocó aquella exclusión cruel y egoísta que Dazai acababa de hacer con él.

Le había traído sí, pero él no era parte del grupo.

El único sitio que había libre era en la otra esquina de la barra, y eso significaba tener a otros dos clientes separándoles.

Chuuya Nakahara era un excluido.

Su reacción no la entendió ni él mismo.

Tendría que haberle golpeado en la cabeza a Dazai con cualquiera de dos los cascos que aún llevaba en la mano, tendría que haberle agarrado y estampado contra las botellas del expositor tras la barra, tendría que haberle roto con el tacón de una de sus botas los dientes de su sonrisa victoriosa al verle hecho una mierda. Todo esto mientras le decía de qué se tenía que morir.

Pero no.

Arrastrando su espíritu dañado se sentó en aquel taburete de repudiados, dejó los cascos a un lado sobre la barra y agarró la carta del bar, y ocultó su rostro, intentando ocultar su total humillación.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now