21. Exposición práctica

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Dedicado con todo mi cariño a mis queridas Femsoukoku.

Aviso: Contenido adulto. Descripciones sexuales explícitas.

La madrugada anterior, tras tomar el cuchillo del bolsillo interior de la chaqueta de cuero de Chuuya, Dazai abrió la puerta del armario y una sonrisita de dulce maldad se pintó en su rostro mientras agarraba la primera camiseta deportiva.

-¿No estarás pensando en destrozarle toda su colección de ropa de entrenar?

-¡Ah, Odasaku! -suspiró con sentimiento Dazai mientras dejaba la prenda de nuevo en su lugar- ¡Tú eres el único que puedes adivinar mis intenciones!

Se dio la vuelta para ver, con cierta incomodidad, como Oda procedía a quitarle la camisa a un ebrio y dormido Chuuya.

-No es muy complicado de imaginar cuando te plantas con un cuchillo delante de su guardarropa -comentó, como de pasada, Oda, mientras procedía a quitarle los pantalones.

Cuando Dazai vio que quería seguir con lo último que quedaba: su ropa interior, intervino con presteza.

-No es necesario que le desvistas del todo, ya le has quitado lo otro que llevaba y que estaba sudado. Por quedarse con esa prenda no se va a enfermar.

Oda le miró fijamente y Dazai supo que veía sus estúpidos celos en él. Para intentar distraer la atención sobre él, arropó a Chuuya, quien balbuceó algo en sueños.

Se veía tan tierno.

Sacudió su cabeza, no debía dejarse llevar por la ternura que desprendía un Chuuya indefenso. Debía vengarse.

Si el plan de destrozar su querido vestuario había debido de ser abortado, seguiría con el plan B.

Tomó de nuevo el cuchillo, que había dejado sobre la cama y se lo guardó. Con una sonrisita traviesa programó el despertador para las 6:30.

Al día siguiente se las apañaría para que Chuuya hiciera un ejercicio que le permitiese reducirle con unas esposas y le cortaría la equipación que llevase con su propio cuchillo. Sin por unas manchas de sangre se había echado a llorar, seguro que con esto le suplicaría hasta desgañitarse para que parase.

Pero todo cambió cuando Chuuya eligió esa ropa tan horrorosa y con la cual se le veía especialmente incómodo y, sobretodo, cuando al hacer la primera dominada, la sudadera se subió dejándole ver su tripa firme y torneada.

El hambre le hizo sucumbir. Hambre que ya había empezado al verle solo con los boxers en el dormitorio cuando fue a buscarle, hambre potenciada cuando Chuuya claramente pensaba que había fallado con su treta de abrirle los ojos, hambre que solo ese pelirrojo podía calmar con un beso en sus suaves labios.

Si esa muerte esquiva dejase de burlarse y le concediese el olvido eterno, si le dejase elegir el momento sería mientras besaba a Chuuya y así podría morir en total paz. Esa paz, tan rara de conseguir, llegaba a él con tanta facilidad cuando sus alientos entraban en contacto.

Ahora sabía que parte de la explicación a ese sentimiento era la atracción física que sentía por él pero quizá había algo más, algo que él intuía pero aunque si bien no dudaba que Chuuya podía albergarlo y ser algo bello, pero para él mismo, era casi un insulto pues ese vida que él odiaba no podía regalarle todo eso tan tontamente maravilloso que plaga las letras de las canciones de enamorados.

Sobre todo no podía perder el control.

Se forzó a romper el beso y seguir con su venganza: le sometería hasta la humillación extrema.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now