28. Cita en el Botánico (Parte 2)

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Pasaron mil años pero volví.

Un saludo enorme a todos los que seguís Personal Trainer, muchas gracias por estar ahí.

Aviso: ligeras, muy ligeras, referencias eróticas.

A los dos les gustaba tomar fotografías, así pues un lugar pleno de encanto como era el jardín botánico, hizo que se comportasen como los otros visitantes queriendo captar la fugaz belleza de las flores y las composiciones que las diferentes plantas y árboles creaban al contemplarlas en conjunto o de forma individual.

Sin embargo Dazai no hizo ninguna foto aquella tarde en que no apareciese Chuuya.

Al pelirrojo le encantaba posar, así que no mostró ninguna molestia cuando Dazai le hacía situarse delante de un rosal, ponerse de lado, girar la cabeza, tomar con sus dedos enguantados una rosa con delicadeza para evitarla dañarla y en todas las fotografías, en todas salía tan atractivo y sexy, que el corazón de Dazai se desbocaba cada vez que le daba al clic en la pantalla.

Solo tuvo que ceder Dazai cuando Chuuya insistió en ser el fotógrafo y fue él entonces quien padeció las instrucciones de un Chuuya convertido en todo un profesional del encuadre y la luz.

Dazai se comía la cámara en cada toma por lo increíblemente fotogénico que era y Chuuya sentía un calor muy agradable en el pecho porque en sus ojos oscuros, él podía ver un brillo que antes no existía: felicidad.

También se hicieron un montón de selfies, en los que era Dazai quien aguantaba el móvil al tener el brazo más largo. Salían sonriendo en todas las fotos, y cuando llegaron a un rincón donde estaban solos, se hicieron varias besándose.

Andando por una vereda apartada, agarrados de la mano, Chuuya sentía tal calidez dentro de él, que hubiese pagado el precio que fuese para que aquella cercanía entre ellos dos durara para siempre.

Se cruzaron con un cartel que indicaba que a la derecha el camino les conducía a la cafetería y ambos asintieron con la cabeza.

Se soltaron cuando vieron a otros posibles clientes cerca y Chuuya sintió un regusto amargo porque él mismo, que nunca había negado su bisexualidad, ocultase su relación con Dazai ante los ojos de extraños por si provocaba molestia en quienes les pudiesen ver.

Era un local moderno con espacios abiertos y grandes ventanales que, a esas horas de la tarde avanzada, estaba bastante lleno. Aun así, Dazai logró con toda su labia que la camarera les diese una buena mesa.

A Chuuya no le molestó en esa ocasión el flirteo pues sabía que buscaba un objetivo pero como la camarera le diese su número, se cargaría el móvil de Dazai antes.

No, mejor no, pues perdería las fotos que se habían hecho.

Mejor le arrearía un morreo a Dazai delante de su cara con excesivo colorete.

Pero todos los otros clientes y empleados lo verían.

Mataría pues a Dazai.

Pero estaba enamorado de él.

Frustrado antes de tiempo por si la camarera coqueteaba con Dazai, tomó la carta con humor de perros y sin dejar que la chica les anunciase sus recomendaciones, pidió dos cafés con leche, y dos pedazos de tarta: una de fresa y otra de chocolate.

La camarera, ante el tono de pocos amigos de Chuuya, fingió una sonrisa de amabilidad y se alejó con la comanda.

Al verla alejarse, Chuuya dejó la carta sobre la mesa, suspirando aliviado, hasta que la cara de diversión de Dazai, le hizo despertar su instinto de protección.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now