20. El juego acabó

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¡¡¡Feliz año nuevo!!!

Este capítulo va dedicado a todos los que seguís esta historia y habeís tenido que esperar desde noviembre a que actualizase.

Muchas gracias por vuestra paciencia, apoyo y cariño.

Un abrazo enorme a quien me ha dado buenos consejos en la ejecución de la introducción: mi querida -Arizu

El despertador sonó a las seis y media a la mañana del día siguiente en el dormitorio que Chuuya ocupaba en la sede de la Port Mafia.

Si ese timbre continuo y estridente provocaba siempre su salida del mundo de los sueños con un chasquido de disgusto y resignación, además en esa ocasión, el estar despierto le hizo consciente de golpe del dolor intermitente como un punzón en la cabeza que le taladraba el cerebro, acompañado de una sequedad enorme en la garganta y muchas ganas de vomitar, todo resultado de una terrible resaca.

No por sufrir esas incómodas consecuencias dejaría de beber, así que la única reacción posible para aliviar un poco esa tortura fue activar su habilidad y hacer que el despertador se estampase contra la pared más cercana.

El estrépito del mecanicismo rompiéndose en diferentes pedacitos le aumentó más el dolor de cabeza pero luego un silencio muy reconfortante le provocó una sonrisa de alivio. Se abrazó a la almohada e intentó retomar el sueño.

Le pareció que apenas acababa de cerrar los ojos cuando un par de golpes a la puerta le hicieron taparse los oídos con la almohada.

Tres golpes más.

Cinco más.

Y luego uno, y otro, y otro y otro y otro y otro, mientras alguien canturreaba:

-¡Chuuuuuya!

Ese soniquete en la voz, ¡no podía ser de nadie más!

Aguantando como podía el mareo, se levantó de un salto y abrió la puerta de un tirón.

-¡¡¡Para ya de aporrear la dichosa puta puerta!!!

Y allí fuera estaba Dazai equipado con ropa deportiva con una sonrisa superfeliz y confiada.

-¡Buenos días, Chuuya! -le saludó con su tono idiota alegre despreocupado para nada afectado por los malos modos del otro. Esto era lo que más conseguía sacarle de quicio cuando atravesaba un mal momento como ese. Dazai abrió los brazos con entusiasmo- Aquí, me tienes, dispuesto a empezar la sesión de entrenamiento en el gimnasio desde ya exclusivo para nosotros dos.

La mente de Chuuya empezó a procesar con lentitud la información: gimnasio, entrenamiento, exclusivo, Dazai. Recordó de sopetón la conversación con Mori por teléfono de la tarde anterior y...

-¡Oh, mierda! -se le escapó al acordarse de algo más que hizo que el corazón se le parase. -¡Mierda, mierda, mierda! -repetía tomado de los nervios yendo presto a su escritorio para encender el ordenador portátil ignorando las ganas de ir al baño que le habían entrado de pronto.

¡Aún no le había mandado el plan de entrenamiento de Dazai a Mori!

Notó como justo Dazai entraba en la habitación y reconoció el objeto que acababa de sacar el bolsillo por el reflejo de la luz de la pantalla del ordenador en él.

-¡Hazme una foto y te mato! -le amenazó sin mirarle mientras tecleaba su clave de usuario.

- Pero Chuuya estás tan atractivo solo con los shorts...-protestó con el retintín de un niño mimado que le recordó y mucho a Mori cuando le suplicaba a Elise que se pusiese un vestido nuevo.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Where stories live. Discover now