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HERA

La noche empezaba maravillosa, con toda la ironía del mundo. Creo que jamás había tardado tanto a una fiesta en mi vida y si, ya sé que a una fiesta no se llega tarde, da igual a qué hora llegues, pero dios, eran las doce pasadas de la noche y todavía no habíamos llegado ¿Qué había pasado? Bien, rebobinemos un poco.

5 Años antes

—Hera, dame ahora mismo la chocolatina, tienes gastroenteritis. — Gritaba mi madre.

—Que no, que si muero será comiendo chocolate, déjame. — Corría por toda la mansión escapando de mi madre hasta que...

/Hera: Autora, ¿no crees que has rebobinado un poco bastante?

N/Au: Eh, si, creo que sí./

2 Horas Antes

/Hera: Esto es otra cosa./

Perseguía a Kayce por toda la casa para intentar coger su culo feo y sentarlo en la maldita silla.

Llevaba todo el día intentando hacerle el peinado, pero esta se movía porque odiaba que le quemará las puntas con la plancha, pero si no lo hacía no podía hacerle nada. Llegó un momento en el que se cansó y salió corriendo por la puerta de la casa. La alcancé antes de que algún vecino nos viera. Ya sabéis que nosotras nunca podemos ir a las fiestas.

Total, que después de unas horas de sufrimiento haciéndole el pelo solo nos quedaba una hora más y yo no me había puesto ni el vestido ni me había hecho el pelo, al final decidí dejarme el pelo tal cual, con mi cabello rubio ondulado suelto.

Me puse el vestido y tuve que esperar una maldita hora para que Kayce terminará de maquillarse y ponerse el vestido. Lo único que podía hacer en esa hora fue jugar al Clash Royale, que asco de juego, no entendía porque a las personas le gustaba tanto.

Cuando por fin estaba lista salimos de casa, pero tuvimos que darnos la vuelta porque a la lista se le había olvidado coger el móvil, lo mejor fue que tuvimos que llamar a Steve para que nos recogiera, pues después caímos en la cuenta de que el maldito Josh vivía en la otra punta, total, esperamos 10 minutos en frente de nuestro edificio y luego 10 minutos para llegar a la fiesta.

Ahora me encontraba consumiendo una botella entera de tinto, no me afectaba esta bebida así que podía consumirla toda, tampoco es que quisiera emborracharme y que alguien se aprovechará de mí, no gracias, aquí había más masculinidad que aire.

—AAAAHHH!!! HERAAA TIENEEES QUE PROBAAAAAR ESTOOOO.— Un muy borracho Steve me acercó algo repugnante a la nariz y quise vomitar en segundos.

—Que asco, aparta eso. — Empujé su mano porque iba a vomitar si o si como seguía cerca mía.

—QUEEE CORTAAA ROYOOS EREEES.

—Deja de chillar idiota, te escucho perfectamente, estamos en un jardín. —Este lo analizó todo por un segundo, iba más borracho que la otra noche.

—Ostias, es verdad. — Ya empezaba con su acento.

—Steve, Penny te busca. — Dijo una chica que jamás había visto en mi vida.

—La Penny quiere mi presencia, te dejo petarda. — Y como si fuera magia Steve salió volando, no, literalmente voló, pues había tropezado con una silla y había aterrizado unos metros más adelante.

Yo huí de ahí para que nadie me relacione con él, podía ser buena amiga y todo eso, pero no cuidaba de borrachos en una fiesta. Lo único que quería hacer era pasármelo bien así que aproveche y me fui con Ian y su novio a bailar un rato. Más tarde un chico de pelo rubio rizado con ojos azules se me había acercado y yo había aceptado bailar con él. Era dulce, no era como todo esos chicos que intentaban pasarse de la raya bailando, se llamaba Matt.

Dragon © Where stories live. Discover now